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BANCOS INDÍGENAS BRASILEÑOS EN CASA DE AMÉRICA

Los bancos indígenas brasileños combinan funcionalidad y belleza. Al tiempo que se reconocen como objetos de arte y diseño, conservan su dimensión religiosa y simbólica: tallados en madera, a menudo con formas de animales, decorados con grafismos o coloreados con diversos pigmentos, reflejan el universo cultural y la cosmología de las etnias que los crean.


La exposición Bancos Indígenas de Brasil – Grafismos en Casa de América (Madrid) presenta una impresionante colección de 66 bancos tallados en madera, procedentes de 47 etnias de la Amazonía y la Tierra Indígena del Xingú, ubicada en Mato Grosso, Brasil. Estas piezas únicas, parte de la Colección BEĨ, son exhibidas por primera vez en España bajo la curaduría de Marisa Moreira Salles, Tomas Alvim y Danilo García.

Elaborados con técnicas transmitidas de generación en generación, se trata de auténticas obras de arte. Su producción es completamente manual, utilizando hachas, machetes y, en ocasiones, herramientas eléctricas y electrónicas por parte de las generaciones más jóvenes. Cada región utiliza maderas específicas según su ubicación geográfica, lo que da lugar a una amplia variedad de formas, acabados, diseños y técnicas.

«Desde niños, observando y practicando, nos vamos volviendo artistas», explica Mayawari, uno de los artistas indígenas cuyos bancos fueron seleccionados por la Colección BEĨ para esta muestra, abierta hasta el 2 de diciembre.

Bancos indígenas brasileños en Casa de América, Madrid. Cortesía: Colección BEĨ. Foto: Casa de América
Tortuga tapirapé. Autor desconocido, imitación de palo de Brasil, 23 x 25 x 47 cm

En la exposición se muestran ejemplos de bancos zoomórficos que adoptan la forma de animales como jaguares, monos y caimanes, así como bancos geométricos, siendo los de la Amazonía los más coloridos.

Además de servir como asientos, estos bancos tienen un valor simbólico y ritual en la cultura indígena. Algunos son exclusivos para hombres, mujeres, jefes o chamanes, utilizados en rituales y ceremonias. «Los bancos son para nosotros, para nuestro día a día, para sentarnos y ofrecer asiento a nuestros invitados», explica Mayawari.

También existen bancos portátiles que se pueden llevar colgados al hombro con una cuerda, ideales para descansar durante largos desplazamientos. Los bancos de dos cabezas son utilizados por líderes locales para dirigirse a su comunidad.

Los bancos están adornados con grafismos que son la marca distintiva de cada etnia. Estos diseños, trazados con pigmentos naturales, representan mitos, la cosmogonía de las culturas y animales de manera estilizada. Los mismos grafismos se encuentran en la pintura corporal utilizada en rituales y en otros objetos de uso cotidiano o sagrado.

En definitiva, se trata de verdaderas representaciones del universo cultural y la cosmología de las etnias que los crean.

Bancos indígenas brasileños en Casa de América, Madrid. Cortesía: Colección BEĨ. Foto: Casa de América
Buitre bicéfalo Waujá. Apayuri Waurá, madera, 49 x 49 x 112 cm
Buitre bicéfalo Waujá. Apayuri Waurá, madera, 49 x 49 x 112 cm

“Los asientos indígenas amplían el concepto de función a otra dimensión: la simbólica”, dice la diseñadora Claudia Moreira Salles en el texto Design e Símbolo. “Los bancos tenían una función sagrada y un papel importante en los rituales como vehículos de transformación y transporte a otros estados de la mente y el alma. La mayoría son zoomorfos, y cada animal conlleva su propio simbolismo. Los pájaros, por ejemplo, te llevan lejos, al mundo sobrenatural; el jaguar hace referencia a la fuerza. Se cree que para los indígenas, las piernas flexionadas, con las rodillas apuntando hacia arriba, favorecían el contacto entre la tierra y el cielo, quizá una explicación para la baja altura de los asientos (o quizá, en este universo mágico, no haya que buscar explicaciones)”.

De esa manera, considerados en conjunto, los bancos reflejan la dialéctica entre el arte y el artefacto, el objeto sagrado y la mercancía, la tradición y la innovación. Aunque atravesados por demandas contemporáneas, mantienen características que señalan el gran esmero estético de los pueblos originarios.

Bancos indígenas brasileños en Casa de América, Madrid. Cortesía: Colección BEĨ. Foto: Casa de América
Jaguar Kuikuro. Autor desconocido, madera, 50 x 56 x 134 cm
Jaguar Kuikuro. Autor desconocido, madera, 50 x 56 x 134 cm
Bancos indígenas brasileños en Casa de América, Madrid. Cortesía: Colección BEĨ. Foto: Casa de América
Bancos indígenas brasileños en Casa de América, Madrid. Cortesía: Colección BEĨ. Foto: Casa de América

Al respecto, Cristiana Barreto, del Museu de Arqueologia e Etnologia da Universidade de São Paulo, señala que “los ingresos generados por la venta de artesanía rara vez son la principal fuente de ingresos de una comunidad indígena, pero se han mantenido entre muchos pueblos porque también proporcionan una actividad agregada y colectiva que salvaguarda el conocimiento tradicional”.

En el texto Bancos indígenas: entre arte e artefato, explica: “La venta a través de tiendas de la FUNAI, cooperativas indígenas o comerciantes especializados en artesanía indígena aporta elementos tanto de revitalización como de mercado. Se pueden introducir modificaciones basadas en estándares estéticos occidentales, es decir, de quienes compran, estableciendo una dinámica no siempre positiva para el mantenimiento de las tradiciones. Puede que el mercado no sea la vía ideal para establecer un diálogo estético entre los indígenas y la sociedad nacional. Pero es a través del mercado como muchos objetos indígenas, como taburetes, hamacas, cestas y adornos corporales, han entrado en el universo del diseño occidental.

Algunos antropólogos que estudian las artes indígenas brasileñas creen incluso que el hecho de que los pueblos indígenas no conciban el arte como un ámbito autónomo y meramente contemplativo -es decir, que no separen el arte del artefacto, o lo bello de lo útil- significa que sus creaciones están más cerca de nuestros proyectos de diseño que de las obras de arte. También creen que sólo cuando el diseño suplante a las «artes puras» o a las «bellas artes», la sociedad occidental tendrá una imagen similar a la de las sociedades indígenas.

Por último, en el disfrute estético de los taburetes indígenas, ya se reconozcan como obras de arte, artefactos u objetos de diseño, quizá la lección más importante que debemos aprender es que nada debe hacerse sin arte, tradición y belleza”.

Banco Asurini de Xingu. Autor desconocido, madera, 34 x 28 x 46 cm.
Banco Karajá. Autor desconocido, madera, 17 x 17 x 59 cm

La exposición se complementa con las fotografías de Rafael Costa, que hace las expediciones con la Colección BEĨ, y en ellas aparecen representadas cuatro etnias distintas.

La mayoría de los pueblos presentes en la exposición, como los Mehinaku, los Kisêdjê, los Yudjá y los Kayabi, provienen de un complejo cultural formado a orillas del río Xingu, en la frontera sur del Amazonas. «Estoy muy feliz de que nuestro arte indígena tenga al fin un espacio en Europa y, más concretamente, en Casa de América», dice Mayawari.

La Colección BEĨ incluye más de 600 piezas procedentes de pueblos de diferentes regiones: el Alto y Bajo Xingu, el sur de la Amazonia/Centro-Oeste, el norte de Pará y las Guayanas y el noroeste de la Amazonia.

En virtud de su amplitud e importancia, la Colección es actualmente una referencia en arte indígena brasileño. Sus bancos han sido expuestos en instituciones de Brasil y de otros países, lo que ha abierto nuevas perspectivas de reflexión sobre las complejas interrelaciones entre las artes tradicionales y la cultura contemporánea.

kadeikaru (animal mítico) Galibi Marworno. Autor desconocido, madera, 23 x 17 x 150 cm

BANCOS INDÍGENAS DE BRASIL – GRAFISMOS

Sala Frida Kahlo de Casa de América, C/ Marqués del Duero, 2, Madrid

Del 21 de octubre al 2 de diciembre de 2023

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