SANDRA DE LEÓN TORRES: EL RITO, EL FUEGO Y LA SERPIENTE
Al abordar la práctica artística de Sandra De León Torres (Guatemala, 1985) encontramos que, detrás de las formas elementales de sus esculturas hay no solo una sensibilidad por los materiales nobles que las constituyen, sino también un interés por introducir el principio de figura y fondo en su ejecución, y por extensión en nuestro modo de mirar las cosas.
Al basarse en la psicología de la forma, la artista busca desafiar nuestra percepción inmediata -en la misma sala de exposición- y, de manera más amplia, la atención puesta al momento de comprender todo lo que nos rodea.
La serie de esculturas que presenta en guadalajara90210 activa en este sentido la percepción subliminal, esto es, la del negativo, o la del fondo que no llega a hacerse figura y, por lo tanto, no llega a la conciencia, pero influye de todos modos en el inconsciente, tal y como lo desarrolló la escuela de la Gestalt. Esa puede ser una lectura inicial.
Sin embargo, Sandra llega aquí por otro camino, vinculado más bien a un pensamiento de tipo filosófico/espiritual: cómo el espacio negativo, lo sobrante, lo que no vemos, deja de ser actor secundario para generar conciencia espacial. Es decir, su propuesta considera la sombra y la oscuridad como espacios de observación.
Esto se manifiesta en sus objetos escultóricos tanto por cómo están concebidas sus estructuras como por la manera en que han sido escogidos y trabajados los materiales constructivos: piedra volcánica y madera ennegrecida por combustión.
Podríamos especular que la genealogía de estas construcciones y cómo se materializan en lo mínimo geométrico se debe en parte al posgrado en Diseño de la artista, o a su maestría en Tipografía Avanzada, que las llevarían a adquirir el carácter de alfabeto en el espacio.
Un tercer referente -y que es el referente directo- proviene de la arquitectura. Las obras de El rito, el fuego y la serpiente tienen como punto de partida el espacio negativo de tres edificios emblemáticos de la Ciudad de México: la alberca Olímpica Francisco Márquez, el Palacio de los Deportes y el Museo Anahuacalli.
Esta referencialidad, sin embargo, no es aparente a primera vista. Quien no conozca estos edificios tendría que cotejar sus siluetas con las esculturas para determinar cuál es cual, aunque los títulos de unas cuantas obras nos ofrecen algunas pistas (Retrato de un espacio negativo en Anahuacalli, Retrato de un espacio negativo en el Palacio de los Deportes).
Para el ensamblaje y tratamiento de los materiales, De León Torres recurre a técnicas parcas y eficientes propias de la milenaria cultura japonesa. Por un lado, el Okuriari, un método para ensamblar madera que no ocupa tornillos ni clavos, sólo la presión del propio material en sus uniones; y, por el otro, el Yakisugi, un procedimiento de carbonización a «madera tostada» que data del siglo XVI, apropiado en Occidente para la terminación de fachadas, entre otros usos.
El empleo de estas técnicas aporta integridad a las esculturas, que al agruparse en las salas de guadalajara90210 crean una atmósfera contemplativa, una suerte de ritual silencioso que reverencia a los elementos de la naturaleza (madera y piedra) y a la memoria que estos encierran (la piedra volcánica, en específico, porta el espíritu de su origen: la lava del volcán que se enfrió al entrar en contacto con la atmósfera).
El rito en el título de la exposición alude justamente a la obra de arte como resultado de un proceso ritual, donde la artista se implica pausadamente con el material hasta dar con su forma. El fuego, como hemos visto, es el medio para trabajar y transformar la madera (un fuego que además estuvo presente en la formación de la piedra volcánica).
Finalmente, La serpiente, asociada en la tradición mesoamericana con los poderes reproductores de la tierra y la fertilidad, se presenta como la obra central de la muestra a manera de un contorno que, para la artista, simboliza la distancia entre el sujeto y el espacio negativo.
El rito, el fuego y la serpiente nos introduce así en filosofías y creencias ancestrales que en el presente han venido a despertar consciencia sobre otra manera de ver y estar en el mundo. También breva del pensamiento posmoderno, de la deconstrucción propuesta por Derridá como herramienta para deshacer con el fin de crear algo nuevo.
Reflexionar acerca de la realidad que creamos, mirar lo que no solemos mirar, llevar nuestra atención hacia afuera del sujeto es, en definitiva, a lo que nos invita Sandra De León Torres con este conjunto de obras, surgidas de la transmutación de materiales vivos a partir de técnicas milenarias.
El rito, el fuego y la serpiente, de Sandra De León Torres, se presenta hasta el 5 de agosto de 2023 en guadalajara90210, calle de la Constitución 42, Escandón Secc I, Ciudad de México.
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