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HUMOR, UNA FORMA DE RESILIENCIA

“Los elefantes siempre se dibujan más pequeños que en la vida real, pero las pulgas siempre más grandes”[1]

Jonathan Swift


El sentido del humor no es superficial ni un lujo, por el contrario, ha sido fundamental para nuestra sobrevivencia. El sentido del humor nos proporciona una perspectiva desde la cual mirar el mundo, un horizonte. Estas perspectivas nos permiten encarar obstáculos, retos o situaciones, e incluso reaccionar ante el dolor y el sufrimiento que vivimos. Con este marco conceptual se propuso Humor y Resiliencia, una exposición que se concibió durante la pandemia de la COVID-19, donde enfrentamos problemas personales e intrapersonales, en múltiples escalas: sociales, políticas, económicas. Esta situación generó una serie de reflexiones en torno a los problemas que cada uno, de forma diferente, experimentó y vivió.

Humor y Resiliencia es una propuesta curatorial de mi autoría e Hiba Jweiles que parte de una investigación experiencial dirigida a tres artistas, Bryan Castro, Nora Pérez y María Fernanda Carlos, quienes la tomaron como punto de partida para sus propias reflexiones y la elaboración proyectos artísticos que fueron presentados de forma sucesiva en la galería Íntimo de La Nueva Fábrica en Antigua, Guatemala, del 21 de abril al 30 de mayo del 2022.

Escogimos como lugar para llevar a cabo la exposición la galería Íntimo porque su nombre se vincula al sentido del humor, en tanto este suele brotar en la intimidad de un determinado núcleo de personas e implica actos de confianza y gestos de complicidad al seno de una comunidad.

Al ser una propuesta experiencial, encontramos que durante la pandemia el sentido del humor puede ser una perspectiva desde la cual mirar y encarar el mundo. Así, la producción artística desde una perspectiva “con humor” implica poder manejar los múltiples ángulos de una situación o cosa para que nuestra interpretación resulte en la resolución de obstáculos de una manera más beneficiosa, donde afirmemos la vida y dejemos de lado la posibilidad de rendirnos ante los problemas. Una perspectiva con humor es fruto de pensar de forma alternativa a la habitual o esperada, entendiendo que podemos tener pensamientos que trabajen en contra de nosotres. Proponemos así una actitud de pensamiento abierto y fluido, para que ese conocimiento transforme nuestras acciones.

ViRal, de Bryan Castro. Vista de la instalación en La Nueva Fábrica, Guatemala, 2022. Cortesía del artista y LNF

El humor como mecanismo de defensa

El humor se utilizó en época de pandemia de diferentes formas: en funerales, hospitales, casas, barrios, en las redes sociales, TikTok, chats, y memes. Vemos que el sentido del humor está integrado en nuestra vida; tanto así, que inconscientemente lo expresamos inclusive en situaciones de extrema crudeza, vulnerabilidad, tristeza o luto. Un ejemplo de esto es cómo en funerales se recuerda la persona querida con anécdotas donde se utiliza el sentido del humor para aliviar el sufrimiento a través del recuerdo grato. Por esta razón, la propuesta curatorial afirma que el sentido del humor es necesario en tiempos de crisis, como en la actual pandemia. De esta manera el sentido del humor se vuelve una forma de resiliencia.

Durante la pandemia me reencontré con un libro que había adquirido en un viaje a Israel, que se llama It Kept Us Alive: Humor in the Holocaust, de Chaya Ostrower.  Este libro ilustra cómo el humor ha servido en la historia de la humanidad para sobrevivir. Aunque el contexto en el que se desarrolla nuestra propuesta expositiva es muy diferente, este libro es otro ejemplo de cómo víctimas del Holocausto, en extremas circunstancias, habían utilizado el sentido del humor como una forma de resistencia espiritual.

La autora llega a una visión psicológica de los chistes, a través de la cual nos hace ver que el humor es un concepto teórico y cognitivo, y que existe solo en nuestra mente, no afuera en la realidad[2]; su expresión física sería la risa, aunque no toda risa es causada por el sentido del humor.[3] Ostrower afirma que el humor puede existir detrás de eventos traumáticos, y cita a Freud cuando dice que el hombre utiliza principalmente el humor en situaciones donde surgen emociones negativas, como la tristeza o el miedo.[4] Freud dice que los chistes funcionan como una liberación de energía o tensión y permiten superar las inhibiciones: “En cuanto a las bromas, sin embargo, puedo afirmar (…) que es una actividad que tiene como objetivo obtener placer de los procesos mentales, ya sean intelectuales o de otro tipo.”[5]

Ilusiones Discursivas, de Nora Pérez. Vista de la instalación en La Nueva Fábrica, Guatemala, 2022. Cortesía de la artista

El humor y su relación con la salud

A la hora de investigar los orígenes del humor, encontré que tiene una conexión mucho más profunda de la creemos con la salud. Los orígenes de la palabra humor se relacionan con la salud y el bienestar en el uso del latín y en el origen etimológico de la palabra (“líquido” o “fluido”). Y en sus primeros usos en la Antigua Grecia “se refería a las cuatro sustancias principales que los antiguos griegos creían que fluían a través de nuestros cuerpos: bilis amarilla, bilis negra, sangre y flema. En la antigua teoría humoral, cada una de estas sustancias estaba asociada con un rasgo de personalidad, y la mezcla única de cada persona dictaba su disposición. De tal modo, la persona ‘ideal’ contenía una mezcla sana y equilibrada de sangre, flema, bilis amarilla y bilis negra. Se establecieron así cuatro humores: los coléricos, que se caracterizaban por un exceso de bilis amarilla, lo que se traducía en una personalidad agresiva y fogosa. Los melancólicos producían demasiada bilis negra, lo que inducía a la tristeza o una disposición melancólica (la palabra griega melas significa “negro”). Una persona flemática tendía a la satisfacción fácil y una persona con demasiada sangre se volvía cálida y optimista”[6].

La asociación de la palabra humor con lo chistoso se debe, según Isaac Asimov, a que “las obras [de la era isabelina] eran generalmente comedias, y los personajes, cada uno insistiendo en su rasgo particular de personalidad, provocaban risas […] Por esa razón, la palabra humorístico ha llegado a significar ‘gracioso’”.[7]

ViRal, de Bryan Castro. Vista de la instalación en La Nueva Fábrica, Guatemala, 2022. Cortesía del artista

Humor y resiliencia

ViRal, de Bryan Castro, es una sátira y crítica sobre las condiciones en las que resisten y producen los artistas guatemaltecos. Bryan quiere contagiarse de Coronavirus para investigar cómo se trabaja mientras se está en estas condiciones. Para ello, crea siete carteles con Dióxido de Cloro (CDS), Listerine y sus fluidos mientras está contagiado, sobre papel. Un ejercicio de expresionismo abstracto, o un ‘dripping vírico’, que genera una representación visual del coronavirus diferente a la ‘bola con picos’ que todos conocemos.

Cada cartel lleva asignado un tema que el artista desarrolló:  la política, la exclusión, el estigma, el morbo, la tecnofobia, la precariedad y la desinformación. En los códigos QR y en un metaverso creado a través de memes que fueron virales durante la pandemia, recuperados de Facebook y mostrados en carteles, el artista habla de esa “risa que termina en llanto”, para pensar en el significado más profundo del humor.

Ilusiones Discursivas, de Nora Pérez. Vista de la instalación en La Nueva Fábrica, Guatemala, 2022. Cortesía de la artista
Ilusiones Discursivas, de Nora Pérez. Vista de la instalación en La Nueva Fábrica, Guatemala, 2022. Cortesía de la artista

Ilusiones Discursivas, de Nora Pérez, analiza el panorama político y sus efectos en la pandemia. Conceptualmente, la artista expone el poder político, el discurso, su performatividad y su contenido simbólico en Guatemala. Ejercer el poder siempre viene de la mano de lo que Pérez llama Ilusiones discursivas, donde se reflejan las ideas de Marshall McLuhan cuando afirma que la forma de un medio se incrusta en el mensaje, en la que el medio influye en cómo se percibe el mensaje.

En el proyecto se exploran las grietas de lo “absurdo” y el “ridículo” y su puesta en escena, es decir, las “ilusiones discursivas”. La artista elabora en dibujos algunos de los titulares que marcaron la pandemia en Guatemala. A través de su audio podemos escuchar dos realidades: la del oyente que tose y a la vez escucha al presidente exponer, con silencios intermitentes que marcan un tiempo crítico.

Por último, la artista propone un video de cheques de grandes proporciones físicas recibidos por el presidente guatemalteco, Alejandro Giammattei, y que contienen donaciones de elevados montos, donde nos preguntamos dónde se han ido estos recursos para combatir las secuelas de la pandemia. “Enfermos durmiendo en el suelo en el Parque de la Industria, donde se improvisó un hospital en el que se entraba el agua por las goteras del techo; la espera de una cadena nacional que nunca comenzaba a tiempo; banderas blancas, recolectas, secuelas, cuerpos, fosas comunes, miedo, toques de queda, conciertos en línea, reuniones innecesarias, duelo, velorios sin cuerpo, vacunas, anti-vacunas, el fin del mundo, vacunas rusas, migración, Kamala Harris, la quema del Congreso, pres_s polític_s, el patrimonio que a nadie le importa, la policía… en fin, Guatemala y dos años de ilusiones discursivas”[8].

Reír para poder sanar, de María Fernanda Carlos. Vista de la instalación en La Nueva Fábrica, Guatemala, 2022. Cortesía de la artista

Reír para poder sanar, de María Fernanda Carlos, es un proyecto que explora, desde la maternidad crítica, la experiencia intima de la artista tras haber vivido un postparto durante el inicio de la pandemia, y cómo estas dos experiencias pueden ser disparadores del llamado Trastorno de Estrés Postraumático (conocido por sus siglas TEPT). A través de su experiencia como madre, artista y maestra de yoga, reflexiona el canalizar estos traumas a través de rituales donde se utilizan objetos domésticos y prácticas como la terapia de la risa.

En la sala de exposición, la artista presenta una cama hecha de papel higiénico con dos almohadas (pertenecientes a ella y su esposo) bordadas, en las cuales se lee “Aquí reímos”, “Aquí lloramos”, refiriéndose a ese espacio dentro de la casa donde pasan varias madres su postparto y su proceso de lactancia, un lugar de alegría, dolor y miedo por experimentar este proceso en el encierro y en completo aislamiento.

Junto a la cama, vemos una mesa con objetos de limpieza que evoca la obsesión que hubo por la higiene y la sanitización en los primeros largos meses de pandemia. La artista incluye algunos videos en código QR donde se muestran a las personas peleándose por papel higiénico, y dejando vacíos los estantes en los supermercados, una historia que se repitió en muchos países[9] y que habla sobre la conducta humana y la llamada ‘histeria colectiva’. En audios, escogidos desde el sarcasmo, se escucha al presidente Alejandro Giammattei comentar sobre estos incidentes en la pandemia. En otro audio la artista comparte el acto íntimo de bañarse, en alusión a la importancia de los rituales en la vida de cada uno mientras escucha los primeros sonidos que realiza su bebé, y sus ganas de un inicio de comunicación.

Telas teñidas de aguacate (una fruta que desprende un color rosáceo, un elemento carnal y muy característico de la maternidad, según la artista), colgando del techo, evocan al cuerpo durante la maternidad, la piel que se estira y cuelga. El proyecto es un acercamiento al trauma, al miedo, la incertidumbre, el gozo, la pérdida, la ternura, y al amor extremo. La artista recurre al absurdo, al juego, al recuerdo para así poder sanar, liberar, reírse de sí misma.

Reír para poder sanar, de María Fernanda Carlos. Vista de la instalación en La Nueva Fábrica, Guatemala, 2022. Cortesía de la artista
Reír para poder sanar, de María Fernanda Carlos. Vista de la instalación en La Nueva Fábrica, Guatemala, 2022. Cortesía de la artista

[1] Breton, André, and Mark Polizzotti. Anthology of Black Humor. City Lights Books, 1997. P.17

[2] Ostrower, Chaya. It Kept Us Alive: Humor in the Holocaust. Israel, Yad Vashem, 2014. pp.25

[3] Ostrower, Chaya. It Kept Us Alive: Humor in the Holocaust. Israel, Yad Vashem, 2014. pp.30

[4] Ostrower, Chaya. It Kept Us Alive: Humor in the Holocaust. Israel, Yad Vashem, 2014. pp.37

[5] Freud, Sigmund. Los chistes y su relación con el inconsciente. Edición electrónica. pp. 125

[6] Traducción propia. Mayer, Johanna. “The Origin of the Word ‘Humor’.” Science Friday, 5 Mar. 2020, https://www.sciencefriday.com/articles/the-origin-of-the-word-humor/. Ultima vez visto: 28 de Febrero 2022

[7] Traducción propia. Mayer, Johanna. “The Origin of the Word ‘Humor’.” Science Friday, 5 Mar. 2020, https://www.sciencefriday.com/articles/the-origin-of-the-word-humor/. Ultima vez visto: 28 de Febrero 2022

[8] Paráfrasis de la artista Nora Pérez.

[9] Nota: “Aquí en Canberra, hace tres semanas, se acabó por momentos el papel higiénico en los supermercados”. En: “Historias de la Pandemia”, El País,  https://elpais.com/sociedad/historias-de-la-pandemia/2020-06-16/te-quiero-mucho-papa-muchisimo-la-carta-de-una-lectora-a-su-padre-antes-de-que-falleciese.html

Isabela Mendoza-Lamuño

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