EVANDRO TEIXEIRA, CHILE, 1973

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Evandro Teixeira (1935), uno de los principales fotoperiodistas brasileños, trabajó en prensa durante casi 60 años, 47 de estos en el Jornal do Brasil. Con su lente registró los tras bastidores del poder en el país, en particular las manifestaciones contra el régimen militar, además de temas asociados al deporte, la moda y la cultura.

A lo largo de su carrera, también participó en importantes coberturas internacionales, como la del golpe militar en Chile en 1973. En el país andino produjo impactantes imágenes del Palacio La Moneda bombardeado por militares, de presos políticos en el Estadio Nacional de Santiago, y del funeral del poeta Pablo Neruda.

La exposición Evandro Teixeira, Chile, 1973, que se presenta desde el 21 de marzo en la sede paulista del Instituto Moreira Salles (IMS), destaca precisamente las fotografías tomadas durante este capítulo traumático de la historia de Chile. Además de los registros realizados en Chile, la muestra presenta imágenes producidas por Teixeira durante la dictadura cívico-militar brasileña, en un diálogo entre los contextos históricos de los dos países.

En total se exhiben alrededor de 160 fotografías en blanco y negro, además de libros, facsímiles y otros objetos, como cámaras y acreditaciones de prensa. En monitores repartidos por todo el espacio expositivo, también se muestran extractos de películas que documentan la época, como Septiembre chileno, de Bruno Moet, y Brasil, relato de una tortura, de Haskell Wexler y Saul Landau.

Evandro, cuyo acervo está bajo la custodia del IMS, viajó a Chile en septiembre de 1973, un día después del golpe militar del 11 de septiembre que condujo a la muerte del presidente electo Salvador Allende. El fotógrafo era corresponsal del Jornal do Brasil, y viajó acompañado del reportero Paulo Cesar de Araújo. Detenido con decenas de otros corresponsales internacionales en la frontera entre Argentina y Chile, cerrada deliberadamente por la junta militar chilena, llegó a Santiago el 21 de septiembre.

Bajo la vigilancia de los militares, la prensa internacional circulaba por una ciudad sitiada y ocupada por fuerzas militares, con un estricto toque de queda. Además de eludir la censura local, Evandro necesitaba revelar rápidamente las imágenes en un pequeño laboratorio improvisado, que instaló en el baño de su hotel, y luego transmitirlas mediante un dispositivo de teleobjetivo.

Entre las imágenes producidas durante este período, el registro más importante realizado por el fotógrafo, y que él mismo considera uno de los hitos de su carrera, fue la muerte y entierro del poeta Pablo Neruda. Un día después de llegar a Santiago, Evandro supo por la esposa de un diplomático que Neruda estaba internado en una clínica de la ciudad. El fotógrafo acudió al lugar, pero no pudo registrar al escritor, quien falleció esa misma noche.

A la mañana siguiente, regresó a la clínica, ya enterado de la muerte, y consiguió acceso al interior del edificio por una entrada lateral, llegando al lugar donde se encontraba Neruda, en una camilla en el pasillo, siendo velado por su viuda, Matilde Urrutia.

En una entrevista para el sitio web del IMS, el fotógrafo recuerda el episodio: “Estoy allí, merodeando por el hospital, y de repente se abre una puerta lateral, miro, saco la Leica, siempre la dejo preparada para dos metros, lo que dé, dio. Entro, Neruda está en la camilla, su mujer doña Matilde está sentada con su hermano”.

Evandro tomó la foto y luego pidió permiso a su viuda, recordándole que ya había fotografiado a Neruda anteriormente, en un encuentro con el escritor Jorge Amado en Brasil. Matilde no sólo le permitió hacer las fotos, sino que le pidió que la acompañara a la residencia del matrimonio, La Chascona, donde se velaría el cuerpo de Neruda.

«Dentro de la clínica hice la camilla, hice varias fotos, aterrorizado. Miré a mi alrededor, pensé en aquel mundo de fotógrafos de Santiago y me dije: no, no es posible, estoy yo solo aquí, ¿solo yo?». Evandro registró con detalle, ese día y el siguiente, todas las etapas del velatorio y el funeral del poeta, que contó con una gran participación popular y se convirtió en el primer gran acto contra el gobierno de Pinochet.

Evandro fue, así, el único fotoperiodista que registró a Neruda en la clínica poco después de su muerte, y que hoy, según estudios recientemente publicados, parece haber sido causada por envenenamiento.

El curador de la exposición, Sergio Burgi, comenta la importancia de esta serie de imágenes, plato fuerte de la exposición: «Se trata de una documentación excepcional y en gran parte inédita, fruto de la obstinación y la audacia de un fotoperiodista brasileño que consiguió penetrar de incógnito en el hospital donde yacía el cuerpo del poeta que admiraba y conoció en Brasil».

La exposición también recoge imágenes que Evandro hizo en el Estadio Nacional de Chile, lugar donde el gobierno encarceló y torturó a miles de presos políticos. Los propios militares llevaron a los corresponsales a fotografiar el lugar, en una iniciativa oficial que pretendía encubrir las violaciones de los derechos humanos que allí se producían.

Sin embargo, Evandro y otros colegas lograron burlar el cerco y registrar tanto la llegada imprevista de nuevos presos políticos al estadio por parte de los militares, como penetrar a los subterráneos del recinto, donde fueron fotografiados jóvenes estudiantes siendo conducidos a zonas internas. Junto a los registros del Estadio Nacional, también hay imágenes que muestran la violencia militar en Santiago, como la foto del bombardeado Palacio La Moneda.

En otra sección, la exposición presenta fotos tomadas por Evandro durante la dictadura brasileña y que hoy forman parte del imaginario sobre la época. Entre ellas, está la foto del asalto a la Fortaleza de Copacabana, tomada exactamente el 1 de abril de 1964; las imágenes de las manifestaciones contra el gobierno en 1968, como la Passeata dos Cem Mil, vetada por la censura de la época por mostrar la pancarta «Abaixo a ditadura, povo no poder» (Abajo la dictadura, el pueblo en el poder); o incluso la foto en la que Evandro registra la caída de un motociclista de la FAB, en 1965.

Junto a los registros, hay una cronología de la trayectoria del fotógrafo, así como testimonios en video en los que recuerda momentos clave de su carrera.

Para Sergio Burgi, el conjunto de imágenes refuerza la importancia de la práctica cotidiana del fotoperiodismo como herramienta de fiscalización del poder y de preservación de la memoria. «El trabajo de Evandro Teixeira es la expresión plena de este compromiso del fotoperiodismo con el testimonio directo de la realidad y con la libertad de expresión y creación, esenciales tanto en nuestro pasado reciente como todavía hoy. Cinco décadas después, sus imágenes de las dictaduras militares de Chile y Brasil reafirman claramente la importancia de la democracia y del respeto absoluto al Estado de Derecho y a la ciudadanía. Son imágenes que desenmascaran claramente el autoritarismo y siguen denunciando, aún hoy, de forma clara y cristalina, los riesgos de las aventuras golpistas».

La muestra contribuye también a la reflexión sobre el extenso trabajo de Evandro Teixeira, un profesional comprometido sobre todo con su oficio, como revelan sus palabras: «Mi aventura personal se identifica con la aventura que vive el mundo. No tengo méritos para ello, soy un hombre que maneja una cámara. Cuando se maneja bien, es un fósforo encendido en la oscuridad. Ilumina hechos no siempre muy comprensibles. Ofrece destellos, revela el dolor del callejón sin salida del mundo. Y despierta en los hombres el deseo de acabar con ese impasse”.

EVANDRO TEIXEIRA, CHILE, 1973

Um dos principais nomes do fotojornalismo brasileiro, Evandro Teixeira (1935) atuou na imprensa por quase seis décadas, sendo 47 anos no Jornal do Brasil. Com suas lentes, registrou os bastidores do poder no país, em especial as manifestações contrárias ao regime militar, além de temas associados ao esporte, à moda e à cultura.

Em sua carreira, participou ainda de uma importante cobertura internacional: a do golpe militar no Chile em 1973. No país andino, produziu imagens impactantes do Palácio La Moneda bombardeado pelos militares, dos prisioneiros políticos no Estádio Nacional em Santiago e do enterro do poeta Pablo Neruda. As fotografias tiradas durante esse capítulo traumático da história chilena são o destaque da exposição Evandro Teixeira, Chile, 1973.

A mostra reúne cerca de 160 fotografias em preto e branco, livros, fac-símiles e outros objetos, como máquinas fotográficas e crachás de imprensa. Além dos registros feitos no Chile, a exposição traz imagens produzidas por Evandro durante a ditadura civil-militar brasileira, em um diálogo entre os contextos históricos dos dois países.

Em monitores dispostos pelo espaço expositivo, também são apresentados trechos de filmes que documentam o período, como Setembro chileno, de Bruno Moet, e Brasil, relato de uma tortura, de Haskell Wexler e Saul Landau​​.

Evandro, cujo acervo está sob a guarda do IMS, viajou para o Chile em setembro de 1973, no dia seguinte ao golpe militar de 11/9 que levou à morte do presidente eleito Salvador Allende. O fotógrafo foi como correspondente do Jornal do Brasil, acompanhado pelo repórter Paulo Cesar de Araújo.

Retido com dezenas de outros correspondentes internacionais na fronteira da Argentina com o Chile, fechada deliberadamente pela junta militar chilena, chegou a Santiago em 21/9. Sob a vigilância dos militares, a imprensa internacional circulava por uma cidade sitiada e ocupada pelas forças militares, com rígido toque de recolher.

Além de contornar a censura local, Evandro precisava revelar as imagens rapidamente em um pequeno laboratório improvisado, que instalou no banheiro do seu hotel, e transmiti-las em seguida usando um aparelho de telefoto.

Entre as imagens produzidas nesse período, o registro mais importante feito pelo fotógrafo, que ele mesmo considera um dos marcos de sua carreira, foi a da morte e enterro do poeta Pablo Neruda. Um dia depois de chegar a Santiago, Evandro soube pela esposa de um diplomata que Neruda estava hospitalizado em uma clínica da cidade.

O fotógrafo foi até o local, mas não conseguiu registrar o escritor, que morreu na noite daquele mesmo dia. Na manhã seguinte, retornou à clínica, já ciente da morte, e conseguiu acesso ao interior do edifício por uma entrada lateral, chegando ao local onde Neruda estava, em uma maca no corredor, sendo velado por sua viúva, Matilde Urrutia.

Em entrevista para o site do IMS, o fotógrafo relembra o episódio: “Estou lá, rondando o hospital, e de repente abre uma porta lateral, olho, tiro a Leica, sempre deixo preparada para dois metros, o que der, deu. Entro, Neruda está na maca, dona Matilde, sua mulher, sentada com o irmão dela.”

Evandro fez a foto e, em seguida, pediu permissão para a viúva, lembrando que havia fotografado Neruda anteriormente, em um encontro com o escritor Jorge Amado no Brasil. Matilde não só permitiu que ele fizesse os registros como pediu para acompanhá-la até a residência do casal, La Chascona, onde o corpo seria velado.

«Dentro da clínica fiz a maca, fiz várias fotos, apavorado. Eu olhava em volta, pensava naquele mundo de fotógrafos em Santiago e dizia pra mim mesmo: não, não é possível, só eu aqui, só eu?», relembra. Evandro registrou naquele dia e no seguinte detalhadamente todas as etapas do velório e enterro do poeta, que contou com grande participação popular e se tornou o primeiro grande ato contra o governo de Pinochet.

Evandro foi, assim, o único fotojornalista a registrar Neruda ainda na clínica, logo após seu falecimento, que hoje, de acordo com estudos recém-publicados, parece ter sido causado por envenenamento.

O curador Sergio Burgi comenta a importância dessa série de imagens, principal destaque da exposição: “Esta é uma documentação excepcional e em grande parte ainda inédita, oriunda da obstinação e audácia de um fotojornalista brasileiro que conseguiu penetrar incógnito no hospital onde se encontrava o corpo do poeta que admirava e conhecera no Brasil”.

A exposição também traz imagens que Evandro realizou no Estádio Nacional do Chile, local onde o governo encarcerou e torturou inúmeros presos políticos. Os correspondentes foram levados pelos próprios militares para fotografar o local, em uma iniciativa oficial que visava a encobrir as violações de direitos humanos que aconteciam ali.

Ainda assim, Evandro e outros colegas conseguiram driblar o cerco e registrar tanto a chegada não planejada pelos militares de novos presos políticos ao estádio como também penetrar no subsolo do local, onde jovens estudantes foram fotografados sendo conduzidos para áreas internas. Junto aos registros do Estádio Nacional, há também imagens que mostram a violência militar em Santiago, como a foto do Palácio La Moneda bombardeado.

Em outro núcleo, a mostra apresenta fotos feitas por Evandro durante a ditadura brasileira e que hoje fazem parte do imaginário sobre o período. Entre elas, estão a da Tomada do Forte de Copacabana, feita exatamente no dia 1 de abril de 1964, as imagens das manifestações contrárias ao governo, em 1968, como a da Passeata dos Cem Mil, vetada pelos censores da época por registrar a faixa “Abaixo a ditadura, povo no poder”, ou ainda a foto na qual Evandro registra a queda de um motociclista da FAB, em 1965.

Junto aos registros, há uma cronologia da carreira do fotógrafo, além de depoimentos em vídeo em que relembra momentos marcantes de sua trajetória.

Para Sergio Burgi, o conjunto de imagens reforça a importância da prática diária do fotojornalismo como ferramenta de fiscalização do poder e preservação da memória: “A obra de Evandro Teixeira é expressão plena deste compromisso do fotojornalismo com o testemunho direto da realidade e com a liberdade de expressão e criação, essenciais tanto em nosso passado recente como ainda hoje. Passadas cinco décadas, suas imagens sobre as ditaduras militares no Chile e no Brasil reafirmam claramente a importância da democracia e do respeito absoluto ao estado de direito e à cidadania. São imagens que claramente desnudam o autoritarismo e permanecem denunciando, ainda nos dias de hoje, de forma clara e cristalina, os riscos das aventuras golpistas.”

Em cartaz até julho, a mostra também contribui para a reflexão sobre a extensa obra de Evandro Teixeira, profissional comprometido sobretudo com seu ofício, como revelam suas palavras: “Minha aventura pessoal identifica-se com a aventura vivida pelo mundo. Não tenho méritos para isso, sou um homem manejando uma câmera. Quando bem operada, é um fósforo aceso na escuridão. Ilumina fatos nem sempre muito compreensíveis. Oferece lampejos, revela dores do impasse do mundo. E desperta nos homens o desejo de destruir esse impasse.»

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EVANDRO TEIXEIRA, CHILE, 1973

IMS Paulista, Avenida Paulista, 2424, São Paulo, Brasil Del 21 de marzo al 30 de julio de 2023