SOL CALERO: CASA ENCONTRADA
Por Francesco Scalas
Una estructura que recuerda a la de una casa sin marcos ni ventanas, precedida de un gran mosaico en el suelo, invita a los visitantes a adentrarse en ella. Más allá del umbral, las imponentes intervenciones pictóricas que cubren cada centímetro de las paredes de la galería transforman la segunda mitad de la primera sala en una logia olvidada. Las columnas se conectan a los remates y, dibujando arcos, se convierten en un elemento de acceso visual al mundo exterior, como marcos naturales1.
Los paisajes que se vislumbran a través de los arcos no solo cobran vida y son modelados a partir del propio elemento arquitectónico, sino que las formas geométricas -emblema de la actividad antrópica- se mezclan y superponen con las formas orgánicas y cambiantes de la creación a través de velos y transparencias.
La nueva serie de pinturas de Sol Calero (Caracas, Venezuela, 1982) marca un punto de quiebre respecto a sus trabajos anteriores. Mientras que sus temas previos estaban más definidos y hacían referencias inequívocas a sus orígenes, esta nueva producción está más disimulada y se enfoca en la intersección entre la acción humana y la de la naturaleza. Estas vistas enmarcadas por las bóvedas nos muestran mundos en donde la dicotomía entre naturaleza y cultura parece inexistente: la acción humana no se manifiesta ni en oposición ni en protección de la naturaleza, sino dentro de ella.
¿Están tan realmente opuestas naturaleza y cultura? La artista elige lugares olvidados –esas zonas híbridas significativamente alteradas por la intervención humana, luego abandonadas y reabsorbidas por el medio ambiente– como una metáfora y punto de partida para reparar la tajante línea divisoria de esta dicotomía, y de esta forma reevaluar la connotación de ruina y reflexionar sobre el significado de hogar común.
A continuación, Sol Calero excava en el fondo de la galería, casi como si se tratara de un yacimiento arqueológico. Pero el título, Casa encontrada, parece más bien sugerir un encuentro que un descubrimiento. Y encuentro expresa mejor el sentido de confrontación igualitaria entre dos entidades, dos fuerzas, que convergen y conviven voluntariamente. La intención de ‘descubrir’, en cambio, alude a una acción mucho menos recíproca: de las dos entidades que entran en contacto, solo una es activa y ejerce una fuerza hacia la otra, que en cambio se objetiva para ser comprendida.
La artista, que lleva muchos años viviendo en Europa, pero pasó su infancia y adolescencia en Sudamérica, es consciente de que la narrativa dominante siempre ha descrito la relación entre el “viejo” y “nuevo” mundo como el descubrimiento de este último, y de que el propio acto de nombrar –“viejo” y “nuevo”– altera la realidad y crea una perspectiva condicionada por las diferencias entre términos que antes no existían. “Quien posee el lenguaje posee el reflejo del mundo expresado e implícito en este lenguaje”2.
En Casa encontrada, Sol Calero nos invita a un encuentro con los restos y fragmentos de historias y lugares que han dejado de existir. Y no con la intención de cristalizarlos y exhibirlos en vitrinas de museo, sino para revelar que las civilizaciones humanas siempre han sido un laboratorio abierto para la experimentación social, no una marcha lineal hacia la modernidad y las instituciones del presente. Al subvertir los prejuicios típicamente occidentales contra la Otredad, la artista utiliza el potencial contrahegemónico del arte para hacer de la galería un espacio vivo y dinámico destinado a la experimentación comunitaria de las estructuras sociales, que pueden así ser investigadas y transformadas.
“Es una estética de la turbulencia cuya correspondiente ética no está dada de antemano”3. Es un proceso infinito y, por lo tanto, incompleto. Es una invitación a rechazar la burocratización de la mente, un estímulo para avanzar y retroceder, a renunciar a priori a la idea de unidireccionalidad. Es un zigzag en el que la multiplicidad y la reversibilidad de las opciones antropológicas emergen gradualmente de las huellas del pasado, sin agotarse nunca.
“La estética, por lo tanto, es más que una filosofía o teoría del arte y de lo bello. Es una forma de habitar un espacio, una posición particular, una forma de verse y transformarse uno mismo”4. Y esta casa encontrada al fondo de la galería no es solo un descubrimiento físico, sino sobre todo metafórico: volver a imaginar los entornos en los que interactúan los seres como viviendas compartidas que hay que cuidar.
Casa encontrada no ofrece certezas absolutas, pero sí una serie de sólidos comienzos: define la capacidad de imaginar actos estéticos alternativos y de oposición en respuesta a las prácticas culturales actuales. Quienes tengan la suerte de recorrer sus espacios revalorizarán la importancia de la actitud primordial de autodeterminación del propio entorno y la recuperación del instinto de construir un hogar propio y, por lo tanto, una vida propia.
Traducido por Sofía Garrido
1. Luigi Ghirri, Photography Lessons.
2. Frantz Fanon, Black Skin, White Masks.
3. Èdouard Glissant, Poetics of Relation.
4. bell hooks, Feminist Theory: From Margin to Center.
SOL CALERO: CASA ENCONTRADA
Francesca Minini, Via Massimiano, 25 Milan, Italia
Del 21 de marzo al 6 de mayo del 2023
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