JOSÉ. TERRITORIO Y MEMORIA

JOSÉ es una propuesta audiovisual del artista ecuatoriano Boloh Miranda (1986) que busca poner en valor las diversas luchas de los pueblos amazónicos por la justicia y protección del medio ambiente.

Esta exposición, que se presenta hasta el 16 de abril en el Centro de Arte Contemporáneo de Quito, se ha organizado en memoria de José Tendetza, defensor de la naturaleza y activista anti-minería de la minera Cóndor Mirador, quien luchó contra las empresas extractivas en territorios Amazónicos del Ecuador.

José fue asesinado en 2014 y hasta el día de hoy no se ha dado con los responsables que cegaron la vida del líder indígena. Por ello, esta muestra está destinada a aquellos que desean reflexionar sobre la importancia de proteger los derechos humanos y ambientales.

La exposición presenta una serie de videos y material de archivo original en los que podemos ver los gestos, huellas digitales, objetos encontrados en la zona de muerte, e incluso el expediente legal de José.

La proyección de videos simultáneamente, y los sonidos, crean una experiencia envolvente que invita a rememorar e imaginar de manera íntima y reflexiva cómo pudo haber sido sus últimas horas de vida.

Compartimos el texto de Alejandra Santillán que acompaña esta muestra, la cual busca construir una memoria y entender la urgencia de tomar medidas para proteger a los defensores de la naturaleza, los derechos humanos y garantizar la justicia en casos de abusos y asesinatos.

---

“Cuando afuera hace frío y la noche es larga, la memoria nos recuerda que no estamos solxs”

Debray 2007: 8.

---

A pesar de que en la Constitución de 2008 se garantizan la plurinacionalidad, los derechos de pueblos y nacionalidades, así como el cambio de modelo de desarrollo antiextractivista, a lo largo de estos años el Estado ecuatoriano ha promocionado la entrada de empresas transnacionales mineras a territorios indígenas, permitiendo la violación de varios derechos, desplazamientos forzados, la contaminación de suelo y agua y una intensificación de la violencia en toda la zona.

En la Cordillera del Cóndor ubicada entre las provincias de Zamora Chinchipe y Morona Santiago, se encuentran los territorios ancestrales de la nacionalidad Shuar y las tierras de colonos campesinos. En esta zona se ejecutan, desde hace más de veinte años, los proyectos mineros Mirador y Panantza San Carlos, que le pertenecen actualmente al consorcio chino CRCC Tongguan Investment Co., y son ejecutados por las empresas ecuatorianas EcuaCorriente y ExploCobres.

Frente a esto, las organizaciones y comunidades de la nacionalidad Shuar levantaron, desde la invasión de los proyectos mineros, un proceso sostenido de resistencia y defensa de sus territorios ancestrales, que coloca la vida humana y no humana en el centro y visibiliza los intereses capitalistas y acumuladores de las empresas, así como los entramados de corrupción, negligencia y complicidad del Estado.

José Isidro Tendetza Antún alzó su voz contra los intereses extractivos del Proyecto Mirador desde la dirigencia organizativa de la nacionalidad Shuar como vicepresidente de la Asociación Shuar Kakaram y síndico de la comunidad Yanúa Kim localizada en Tundayme, cantón El Pangui de la provincia de Zamora Chinchipe.

En diciembre de 2016, José desapareció. Unos días más tarde su cuerpo fue hallado en el río Zamora, flotando sin vida, amarrado con una cuerda que le daba la vuelta el pecho, la cintura y la mano: José fue asesinado, estrangulado y torturado. El caso se cerró en las cortes ecuatorianas sin determinar responsables. Hasta el día de hoy no hay justicia ni reparación.

Las sistemáticas irregularidades de las instituciones estatales que estuvieron a cargo del caso, sumadas a la permanencia en el territorio de los proyectos mineros, ejemplifican la implantación de una manera de gobernar que se sustenta en la organización de la muerte y en la deshumanización selectiva.

Y es que los despojos históricos del orden colonial y racista que convierten a la naturaleza en mercancía, edificio o recurso ilimitado, son el engranaje de un mundo erigido sobre una jerarquía que determina, por un lado, aquellas vidas que son dignas de ser vividas y las muertes que merecen duelo; y por otro, las vidas y cuerpos desechables, lxs NN, lxs asesinadxs sin verdad ni justicia, lxs enterradxs en silencio cómplice, lxs que deben ser olvidadxs.  

En el medio de la selva y en las calles del pueblo levantado, José es silencio y asamblea, es río como cuerda y cuerda como asfixia, es corazón de árbol y huella, es la muerte en las manos del poder y es también la bocanada justa de aire que necesitamos para el arraigo.

Que José y su lucha nos desborden.