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SER PALLAY. KUNAN PALLAY AYNI: CREACIÓN ARTÍSTICA RECÍPROCA

Por Nilda Callañaupa A.*

La instalación textil Ser Pallay está compuesta por los Kunan pallaykuna, un grupo de textiles de formato pequeño y de autoría individual, y el Telar columna comunal, un gran textil de autoría colectiva. A pesar de sus evidentes diferencias, no sorprende ver reflejadas en ambas piezas textiles las capacidades, las habilidades, la visión artística y el dominio técnico del pallay (‘diseños’) que las tejedoras han creado especialmente para representar su medioambiente, su cosmovisión y su mundo interior en el proyecto.

En los Andes, tejedoras y tejedores planifican su proyecto de tejido con un propósito específico, ya sea para uso personal o para un miembro de su familia (esposo/a, hijos/as). Son textiles hechos con profundo amor y cuidado, con los toques que los distinguirá de otras familias. Por lo general, esto se logra cuidando la identidad de la tradición textil de su región en relación con los colores, la calidad de hilos, la elección entre la compleja gama de técnicas textiles e iconografías. En algunas comunidades o zonas, diferentes pallay son usados según la naturaleza del tejido, ya sean chumpis (fajas), unkuñas (piezas cuadradas de pequeño formato para llevar fiambres o mantener objetos personales), ponchos o llikllas (mantas en piezas de uso diario o para ocasiones especiales, como matrimonios o funerales).

Mediante los tejidos se han establecido relaciones importantes de intercambio desde tiempos ancestrales. La producción de textiles para el trueque con animales o productos agrícolas en una misma región o entre diferentes regiones continua hasta el día de hoy. En las últimas décadas, sin embargo, la producción textil le ha otorgado mayor relevancia a la comercialización de textiles; actividad económica que ha dado oportunidad a las tejedoras y los tejedores de crear ingresos importantes para sus familias. En este tipo de tejidos, más orientados al turismo, ya no se cuida la tradición textil regional, pues la demanda comercial determina la relación de colores, diseño y utilidad de las piezas, que terminan siendo transformadas en caminos de mesa, bolsos, cojines, mandiles o alfombras.

Vista de la exposición «Ser Pallay» en el ICPNA, Lima, 2023. Foto: Juan Pablo Murrugarra

Desde su fundación, en 1996, nuestra misión en el Centro de Textiles Tradicionales del Cusco (CTTC) ha sido incentivar, entre las diez asociaciones de tejedores con las que trabajamos, tanto la práctica de las técnicas tradicionales y ancestrales como la producción de tejidos para los pobladores locales: para el uso en fiestas, desfiles y matrimonios. Asimismo, damos especial énfasis a los proyectos de recuperación de técnicas milenarias que mantienen viva la identidad y la tradición textil andina. También hemos desarrollado el aspecto comercial que les da sustento a las tejedoras, buscando su empoderamiento a través de la revitalización de su cultura.

Desde hace varios años, el CTTC ha inculcado el tejido grupal comunitario con el objetivo de juntar a las maestras tejedoras con más experiencia y dominio de diversas técnicas con jóvenes en proceso de aprendizaje, madres con bebés lactantes o tejedoras menos inspiradas. Se han obtenido resultados excelentes en el logro de sus piezas textiles, fortaleciendo el aprendizaje a través de la dinámica de trabajo grupal. Que las tejedoras compartan sus hilos, sus herramientas de trabajo, sus tiempos y hasta sus historias personales, ha propiciado un intercambio de experiencias muy importante. Este tipo de tejido grupal ha logrado, también, generar un espacio de encuentro y apertura para tejedoras con problemas familiares, elevando sus valores y hasta su autoestima gracias al aliento que han recibido de sus compañeras. Hoy el CTTC alberga valiosas piezas textiles grupales, piezas en técnicas tradicionales y/o ancestrales, réplicas de textiles precolombinos y piezas artísticas con significados ricos y únicos que han resultado de este tipo de proyectos.

El trabajo colectivo brinda grandes ventajas para el logro de tejidos de gran formato, variedad y complejidad en diseños, calidad y acabados finos. Hubiera sido imposible obtener semejantes piezas a partir de tejidos personales, pues este tipo de trabajos de arte requieren de mucho tiempo y simplemente quedarían en sueños inalcanzables para una sola tejedora. Es importante resaltar que los proyectos grupales que el CTTC ha realizado, en su mayoría, han sido con tejedoras de la misma comunidad o asociación, mientras que el proyecto Ser Pallay ha reunido a artistas contemporáneas y tejedoras de diferentes comunidades para crear piezas con Kunan pallaykuna (‘diseños textiles del ahora’), utilizando sus técnicas tradicionales, pero con pensamientos actuales de las tejedoras.

Otra manera, incluso más talentosa, es la de convocar a creadoras de diferentes lugares para diseñar piezas personales en torno a un tejido colectivo. Este es el caso del tejido de coautoría titulado Telar columna comunal, que muestra un giro importante en las intenciones creativas de las artistas de Ser Pallay durante el proceso del proyecto. Es muy diferente crear un textil inspirado desde el mundo personal de la tejedora —con las técnicas que domina y bajo su propia forma de urdir y tejer— que crear una pieza textil grupal donde intervienen diferentes habilidades, ideas, formas de representar la intención colectiva, combinaciones de colores, dominios de creación del diseño, entre otros factores. La funcionalidad del telar grupal tiene que estar manejada con cuidado para que los miembros del grupo no tengan problemas cuando sea su turno de tejer. Más aún, se debe tener siempre presente el objetivo común del tejido, aunque durante el proceso puedan cambiar detalles al crear el diseño. Dicho esto, el Telar columna comunal consigue algo importante: hacer notorio el toque y el estilo personal de sus creadoras, a pesar de que la técnica sea la misma.

Vista de la exposición «Ser Pallay» en el ICPNA, Lima, 2023. Foto: Juan Pablo Murrugarra
Vista de la exposición «Ser Pallay» en el ICPNA, Lima, 2023. Foto: Juan Pablo Murrugarra

Durante uno de los encuentros presenciales que tuvo lugar en las ruinas de Q’enqo chico, el grupo tomó la decisión de emplear ley pallay —una técnica de urdimbre suplementaria para crear los diseños del telar grupal—, aunque algunas tejedoras no la dominaban pues no forma parte de las técnicas tradicionales de su comunidad. El motivo de la elección de esta técnica se basó en que permite crear infinidad de formas y avanza más rápido que otras técnicas, mediante el uso del pallana kaspi o hueso, como herramientas de tejido para escoger y recoger los hilos. Además, el ancho del diseño no tiene límites en cantidad de hilos de urdimbre, lo que le brinda mayor libertad a la tejedora para plasmar sus diseños.

Los textiles históricos parecen indicar que la técnica ley pallay fue traída por los españoles, pues aparece en los Andes durante la época colonial, en las mantas con hilos de oro y plata, así como en los primeros ponchos. Desde entonces, algunas regiones o comunidades de los Andes podrían haber adoptado esta técnica para crear muchos de los diseños que hoy forman parte de su repertorio textil.

Una de las grandes ventajas del Telar columna comunal ha sido el intercambio de saberes en torno a técnicas y procesos textiles. Las tejedoras de Chinchero y Patabamba, por ejemplo, aprendieron a crear diseños a partir de la técnica ley, con la que vencieron sus inseguridades iniciales. Al mismo tiempo, aquellas tejedoras del grupo con más experiencia compartieron su gran maestría con las integrantes más jóvenes. Para ellas, este tipo de trabajo grupal es una lección muy significativa e inspiradora para su futuro. Ha sido un gran reto para todo el equipo que el proyecto salga bien y lindo. Por ello, durante la creación del telar grupal, algunas tejedoras jóvenes han tenido que desatar varias veces para corregir ciertas fallas en la creación de sus diseños, según su concepción.

El valor de la dinámica colaborativa se ha centrado en compartir sus ideas, sus dificultades, cómo representan sus pensamientos en sus diseños, cómo podrían hacerlo mejor, escuchar a los miembros que con gran facilidad plasman sus pensamientos en la creación de su iconografía, inspirarse, tener ganas de tejer otras piezas juntas y formar una relación profunda de familia de tejedoras.

Vista de la exposición «Ser Pallay» en el ICPNA, Lima, 2023. Foto: Juan Pablo Murrugarra

En cada pieza textil de carácter personal se representa el mundo presente de la tejedora, tanto en los colores, las iconografías, los acabados y las decoraciones, que forman con el tiempo parte de su trayectoria. En el tejido grupal Telar columna comunal, este tipo de decisiones, que le otorgan personalidad al tejido, se tomaron por unanimidad entre las tejedoras del equipo.

Decidieron colectivamente representar su vida cotidiana a través de la trilogía de la cosmovisión andina: el Uku Pacha,como mundo de los antepasados y mundo interior; el Kay Pacha, como el mundo actual; la Pachamama, esta vida, y el Hanan Pacha, como el mundo cósmico de arriba, el de los espíritus. Desde la época inca hasta la actualidad, estos tres mundos han sido representados por animales sagrados, como la serpiente (amaru), que habita el Uku Pacha; el puma, que vive en el Kay Pacha, y el cóndor, que habita en el Hanan Pacha.

Los diseños creados por las tejedoras para plasmar estos mundos son, en algunos casos, definidos y, en otros, un tanto abstractos. Han representado, en diferentes grados de figuración, a los apus (‘cerros’), las wallatas (aves muy importantes en los Andes), sus chacras, su flora, los lugares de sus antepasados (como centros arqueológicos de sus comunidades), sus bebidas e incluso tejieron sus barbijos como símbolo de la pandemia por el covid-19. El tejer y plasmar en su pieza grupal estos tres mundos ha sido desafiante, pero aun así lo lograron. Este textil, sin duda, formará parte de la historia de vida de cada tejedora y tejedor del grupo.

El proyecto textil colaborativo, propuesto y articulado por las artistas María José Murillo (ex supervisora del departamento de educación de CTTC) y Verovcha, denominado Ser Pallay, reunió a siete tejedoras y un tejedor de diferentes asociaciones textiles que colaboran con el CTTC, bajo la orientación de la señora Yolanda Jaimes, coordinadora del departamento de desarrollo de comunidades: Alipio Melo, tejedor de la Asociación Munay Ticlla de Pitumarca; Norma Ojeda, de la Asociación de tejedoras Away Paccarichiq de Patabamba; Hermelinda Espinoza, de la Asociación de tejedoras Watay de Santa Cruz de Sallac; Luz Clarita Cusihuaman y Miriam Quispe, las integrantes más jóvenes del grupo, quienes provienen de la Asociación de Tejedoras Away Riqcharicheq de Chinchero; Cintia y Cristina Ylla, de la Asociación Inka Pallay de Chahuaytire; Celia Sabina Pfoccohuanca, de la Asociación de Tejedores Munay Pallay Awaqkuna de Accha Alta.

El propósito del proyecto Ser Pallay ha sido lograr la colaboración y el intercambio de conocimientos en el grupo de tejedoras y tejedores tradicionales de las diferentes asociaciones que trabajan con el CTTC, en diálogo con las artistas textiles contemporáneas María José y Verovcha. Este proyecto ha inspirado a las tejedoras a explorar su práctica textil a través de nuevas posibilidades de colaboración creativa. El compartir e intercambiar saberes y prácticas entre ambas partes ha logrado formar un grupo dinámico y muy inspirador, que ha entretejido experiencias ancestrales con sus diversas maneras de ver el presente y ha generado una propuesta estimulante de arte recíproco. 

Vista de la exposición «Ser Pallay» en el ICPNA, Lima, 2023. Foto: Juan Pablo Murrugarra

*Nilda Callañaupa (Chinchero, 1960) es una reconocida tejedora y defensora de las artes textiles andinas en Perú. Es la fundadora y directora del Centro de Textiles Tradicionales del Cusco (CTTC), una organización sin fines de lucro que trabaja para preservar y promover las técnicas y la cultura textil andina a través de programas de educación y capacitación que mejoran la calidad de vida de tejedores y tejedoras. Ha publicado varios libros sobre el tema, como Textile Traditions of Chinchero: A Living Heritage (2012), Weaving in the Peruvian Highlands: Dreaming Patterns, Weaving Memories (2013) y Faces of Tradition: Weaving Elders of the Andes (2015)

Este texto es un extracto que formará parte del libro de Ser Pallay, a ser publicado por el Instituto Cultural Peruano-Norteamericano (ICPNA) en abril de 2023, y que acompaña a la muestra homónima curada por Florencia Portocarrero, que se podrá ver hasta el 26 de marzo de 2023 en el Espacio Juan Pardo Heeren del ICPNA ubicado en Jirón Cuzco 446, Cercado de Lima.

Una primera versión de esta exposición se presentó en Vigil Gonzales galería (Valle Sagrado de los Incas, Perú) del 11 de diciembre de 2021 al 22 de enero de 2022, bajo la curaduría de Portocarrero.

Artistas: Alipio Melo, Celia Sabina Pfoccohuanca, Cintia Ylla, Cristina Ylla, Hermelinda Espinoza, Luz Clara Cusihuaman, María José Murillo, Miriam Quispe, Norma Ojeda y Verovcha

Museografía: Iosu Aramburu

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