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SOLAMENTE YO PUEDO CONFECCIONAR MI MAÑANA. HILVANANDO HISTORIAS DE HONDURAS

Solamente yo puedo confeccionar mi mañana. Hilvanando historias de Honduras es una retrospectiva dedicada a las artistas hondureñas Celsa Flores, Regina Aguilar y Xenia Mejía, co-curada por Susana Sánchez Carballo y Leonardo González, en TEOR/éTica y Lado V, San José de Costa Rica.

La muestra plantea nuevas miradas y lecturas de la trayectoria de más de 30 años de estas tres artistas, cuyos aportes a la cultura en Honduras, país que presenta un alto nivel de violencia contra la mujer y feminicidios, se extiende al contexto Centroamericano.

La exposición parte de una investigación iniciada en el 2020 que busca recuperar importantes experiencias feministas en Centroamérica, y que estuvo a cargo de las artistas, curadoras e investigadoras Gala Berger (Argentina) y Susana Sánchez Carballo (Costa Rica), ambas codirectoras de Casa Ma (Costa Rica), y que se fue presentando en la serie de podcasts Relatos Extemporáneos, con el apoyo de LL Proyectos (Honduras), cofundado por el artista, curador e investigador Leonardo González y la curadora Karon Corrales.

Este equipo emprendió un proceso de digitalización, tanto de archivos personales como de obras de estas tres artistas cuyos formatos, por el paso del tiempo, estaban a punto de perderse o quedar obsoletos. Se realizó la sistematización de sus trabajos, notas de prensa, fotografías y videos, entre otros materiales biográficos. Para agosto del 2022 se concretó un viaje a Honduras, en el cual los curadores Susana Sánchez Carballo y Leonardo González dialogaron con las artistas y visitaron sus talleres ubicados en San Juancito, Comayagüela y Tegucigalpa, Honduras.

Fachada de TEOR/éTica, San José de Costa Rica, intervenida por les artistas Susana Sánchez Carballo y Leonardo González con un poema de Clementina Suárez. Foto cortesía de TEOR/éTica

El título de la muestra, Solamente yo puedo confeccionar mi mañana, es tomado de un fragmento de un poema de Clementina Suárez (1902-1991), quien fue la primera mujer en publicar un poemario en Honduras y la primera mujer que abrió una galería de arte en ese país, contraria al espíritu de la época y de las imposiciones sociales, promotora de la cultura y el arte de Honduras, Centroamérica y México. Clementina Suárez fue asesinada brutalmente en su casa, en un crimen que nunca se esclareció.

Honduras ha sido vulnerado por décadas de violencia, golpes de estado, desastres naturales, injusticia, silenciamiento y políticas que lo han empobrecido económicamente. Socialmente, se ha convertido en un lugar donde se han restringido derechos humanos. Sin embargo, estas creadoras no han permitido que asfixien y silencien sus voces y procesos artísticos y que el statu quo frene sus luchas y su forma de rebatir este contexto.

Siguen creando desde un contexto tan desalentador, donde el sistema patriarcal ha tratado de diluir su legado y la historia oficial del arte hondureño ha solo reconocido los aportes de artistas masculinos, ocultando, invisibilizando y negando el papel y desarrollo de las prácticas artísticas femeninas. En esta exposición se podrá observar por primera vez en Costa Rica a estas tres grandes creadoras unidas, con obras que se materializan en diferentes técnicas, además de material de archivo.

Regina Aguilar, fotograma del videoarte Centroamérica Now. Cortesía de la artista

Solamente yo puedo confeccionar mi mañana. Hilvanando historias de Honduras

Por Susana Sánchez Carballo y Leonardo González

Esta muestra va más allá de colgar y poner textos de pared. Es una apuesta ambiciosa, una investigación profunda que trata de analizar la obra de estas artistas, creando tejidos desde un archivo viviente que incluye video, fotografías, entrevistas, recortes de periódicos, videos y podcasts. De esta manera, se comienza a realizar un trabajo de pesquisa que desarrolla un archivo vivo, rastrea comunidades afectivas y entabla una línea de diálogo con el arte contemporáneo centroamericano de los últimos 30 años.

Piedra, telas, hilos, carbón, color, papel, cartón, utensilios de cocina, cuerdas… Para estas creadoras no existe límite; dejan atrás todos los complejos y manías que la academia quiere imponer. Destruyen ese viejo discurso que se hacía creer en los años 90 en Honduras: que arte contemporáneo era pintar cuadros grandes.

Celsa Flores, Urdimbre en Pandemia, 2021-2022, fotografía, videos, telas, hilos, madera. Foto: Leonardo Gonzalez
Celsa Flores, Urdimbre en Pandemia, 2021-2022, fotografía, videos, telas, hilos, madera. Foto: Leonardo González
Celsa Flores, Tú peinas y despeinas mi cabello, 2012, collage, fotografía, recortes. Foto: Leonardo González
Celsa Flores, Familia Generada, Querer, 2016, acrílico sobre lienzo, bordado, madera. Foto: Leonardo González

Estas mujeres rompieron y siguen rompiendo esquemas, satirizando, cuestionando el contexto que las vio nacer. En Cuatro autorretratos (1998), Celsa Flores (1952) se retrata sin caer en una fascinación narcisista, de autora referencial o manierismo. Tú peinas y despeinas mi cabello (2012) es un collage en el que utiliza fotografía digitalizada de un retrato de la poeta y crítica Clementina Suárez, interviniéndola con recortes de periódico y textos donde podemos leer parte de sus poemas y trazos violentos rojos, que nos cuentan cómo terminó su vida, víctima de la violencia, en un crimen que nunca se esclareció.

Urdimbre en Pandemia (2021-2022) es una pieza audiovisual que incluye fotografía en gran formato, bordado y video. Nos llama a reflexionar sobre la crisis de la pandemia utilizando al cuerpo como metáfora. Para Flores, “según la cosmovisión maya, la diosa Ix Chel era la patrona del hilo; tejer significa el nacimiento de la vida, abrir y cerrar el telar, los latidos del corazón y el esfuerzo de la tejedora, el parto que origina la vida. De ahí que desde tiempos remotos a las tejedoras se les conozca como madres de la creación”. Esta misma dinámica encontramos en su performance Desde la Urdimbre (2022), en la que borda el cuerpo de una mujer lentamente, jugando con sus formas, conversando en susurros, con una música suave e iluminación fantasmagórica.

Regina Aguilar, Tríada Escultórica y un Sabio, 1992, video, mural hecho de a partir de recortes de periódico ampliados. Foto: María José Ulloa
Regina Aguilar, documentos de archivo de Tríada Escultórica y un Sabio, 1992, fotografías, videos, recortes. Foto: Leonardo González
Regina Aguilar, Nos Vale Verja, 2002, video super HG, 3:00 min. Cortesía de la artista

Regina Aguilar (1954) presenta un trabajo contundente, como lo dice el propio nombre de la obra, La Poderosa (2000). Se trata de una imagen inquietante de una mujer desnuda que nos recuerda a la diosa Shiva.

Más allá, en un circuito de videos, Aguilar muestra su interés por la denuncia política de las realidades hondureñas. Nos vale verja (2002) es un video y registro de una acción que tuvo lugar en las afueras de lo que alguna vez fue la Galería Nacional de Arte. En el video podemos observar la brutal represión que se le infringió a las personas que fueron a protestar y a querer desmantelar una verja que fue instalada en el año 2002 por el entonces presidente del Congreso Nacional, Porfirio Lobo Sosa, para evitar que las protestas populares llegaran a los bajos de las instalaciones de este poder del estado.

Centroamérica Now (2006) sigue la línea de confrontar y denunciar los problemas políticos y sociales de Honduras y Centroamérica, mientras que La flor de la Inocencia (2006) retrata la constante explotación infantil en mercados, calles y esquinas de Tegucigalpa.

Aguilar es la artista hondureña a quien más obras se le han destruido. Su escultura pública Tríada Escultórica y un Sabio (1992), homenaje a José Cecilio del Valle, fue instalada en ciudad de San Pedro Sula, y destruida y arrancada a la fuerza pocos días después por considerársele impúdica, ya que mostraba al prócer nacional desnudo. Dentro de la muestra hay archivos de este proceso: un mural hecho a partir de recortes de periódicos donde se habla desde diferentes posturas de este crimen cultural.

Xenia Mejía, Manglares, 2016, cartón, tintas, acrílico, papel, lienzo. Foto: María José Ulloa
Xenia Mejía, Escarlata Mutilada, 2016, cartón, tintas, acrílico, papel, lienzo. Foto: María José Ulloa
Xenia Mejía, Perfil de ciudad, 2006, cartón, tintas, acrílico, papel, marcador, radiografías Foto: María José Ulloa

Xenia Mejía (1958) es una artista que no tiene filtros en su obra. Se arma de bermellones, alizarinas malvas, violetas negro profundo, para cargar de violencia sus dibujos y pinturas; rompe, araña, pega, dibuja, golpea el soporte de la pintura. Escarlata Mutilada (2016) está compuesta por modulares hechos de paneles que se repiten sin parar, recordando a las láminas de anatomía o al registro forense. El trabajo de Mejía es una radiografía a la ciudad, a los cuerpos desmembrados que encontramos en los bajos de los puentes y hondonadas de las ciudades y pueblos de Honduras.

En Perfil de Ciudad (2006) utiliza las tintas de grabado con un trazo como el que escribe las palabras del último adiós a un ser querido. En Mitch (1998), vemos los restos de una ciudad destruida, el perfecto retrato de cómo quedó el país después del embate de este huracán en 1998. Pinturas que son páginas de un libro de arena, y que nos hacen ver lo frágil y poco estable que es la infraestructura, la economía y la sociedad hondureñas. Por último, en su trabajo Manglares (2016), Mejía vislumbra una denuncia a la destrucción del medioambiente hondureño.


Solamente yo puedo confeccionar mi mañana. Hilvanando historias de Honduras, retrospectiva de Celsa Flores, Regina Aguilar y Xenia Mejía, se presenta hasta el 18 de febrero del 2023 en TEOR/éTica y Lado V, Calle 7, Av. 11 (del Kiosco Morazán 300 m al Norte), Carmen, San José de Costa Rica.

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