Skip to content

ANA TOMIMORI: FINCA DE DESCANSO

Por Carlos Felipe Guzmán

“Estoy convencido de que esta obsesión por el césped es un fenómeno casi enteramente masculino. Es una poción tóxica de seducción, agresión y dominación masculina. Ya sea que esté buscando atraer una pareja, demostrar riqueza, impresionar a los amigos o controlar toda la extensión de la naturaleza que lo rodea (…)”.

Fritz Haeg


La artista brasileña Ana Tomimori ha vivido los últimos cinco años en la parte alta de una montaña de la cordillera oriental de los Andes. Allí ha sido caficultora y madre por primera vez. También ha sido extranjera. Este mundo de montaña andino y distante del mar le ha parecido por instantes como una silla mecedora dura, puntiaguda y discordante. Sus observaciones aprecian las profundas contradicciones de una sociedad que vivió, hasta hace pocos años, el conflicto armado más perdurable del hemisferio occidental. Un conflicto rural que desde los ojos de una mujer y pobladora local permite observar los límites de la normalidad, la ética y la ley.

Cachipay es el municipio más joven de Colombia. Se fundó en 1982 pero su historia se remonta a inicios del siglo XX. Por su geografía montañosa, el escarpe de occidente, de donde emanan fuentes hídricas de ríos abundantes y cercanía con la capital, vincula históricamente una economía agrícola y un turismo local. Al contar con el tren que conectó la ciudad con su “puerto” moderno, Girardot fue lugar de veraneo de la clase alta capitalina durante los años treinta y cuarenta. Al ser cafetera, tuvo una economía importante durante casi un siglo en que el país dependía casi en un ochenta por ciento de las exportaciones de café.

Así que el fin del pacto de cuotas, que aseguró hasta 1990 el acuerdo internacional de precios del grano, y el colapso de los ferrocarriles nacionales durante la década del setenta, transformó su realidad. El café dio paso a los cultivos de follajes y flores y las fincas cafeteras en crisis económica se transformaron en parcelaciones. De allí surgieron, desde entonces, múltiples fincas de descanso.

Vista de la exposición “Finca de descanso”, de Ana Tomimori, en Tranquilandia, Bogotá, 2022.
Vista de la exposición “Finca de descanso”, de Ana Tomimori, en Tranquilandia, Bogotá, 2022. Foto: David Torres Bedoya
Vista de la exposición “Finca de descanso”, de Ana Tomimori, en Tranquilandia, Bogotá, 2022. Foto: David Torres Bedoya

El arquitecto Fritz Haeg describe cómo el gramado frontal de la casa inglesa, el césped, surge del supuesto de que la tierra fértil es infinita durante los inicios del imperio. Este pasto verde, que compone gran parte del diseño urbano de las grandes capitales modernas, reemplaza el paisaje original y esconde de la vista de sus dueños el origen de las materias primas que los sustentan. El alimento viaja desde la distancia y se produce fuera de la vista de sus consumidores. El productor también luce distante, en un entorno opuesto al orden tudoriano.

Gran parte de la población londinense, incluida su clase media, contaba con tierras y esclavos en sus colonias del Caribe. Nunca eran visitadas y los dueños esclavistas tampoco tuvieron, en gran parte, contacto con los súbditos africanos, encadenados a la fuerza en vastas plantaciones de caña y café.

No de forma directa esta historia se puede asemejar a la realidad de una finca de descanso actual. Sin embargo, la estructura de funcionamiento y raíz es semejante a la arquitectura inglesa y al origen del césped frontal. Cientos de horas, combustible y fuerza de trabajo son utilizados para mantener terrenos con la grama cortada a ras de suelo, plantas florales y árboles podados, casas limpias y ordenadas, piscinas tratadas y listas para uso ocasional. Las casas, construcciones que han requerido gran mano de obra e ingenio, lucen la mayoría del tiempo desocupadas. Los habitantes de estas fincas no son sus propietarios, quienes las utilizan durante fines de semana o vacaciones. Quienes residen en estos lugares son los cuidadores, o “cuidanderos”, pobladores locales de origen campesino.

Vista de la exposición “Finca de descanso”, de Ana Tomimori, en Tranquilandia, Bogotá, 2022. Foto: David Torres Bedoya
Vista de la exposición “Finca de descanso”, de Ana Tomimori, en Tranquilandia, Bogotá, 2022.
Vista de la exposición “Finca de descanso”, de Ana Tomimori, en Tranquilandia, Bogotá, 2022.
Vista de la exposición “Finca de descanso”, de Ana Tomimori, en Tranquilandia, Bogotá, 2022.
Vista de la exposición “Finca de descanso”, de Ana Tomimori, en Tranquilandia, Bogotá, 2022.

Pero, entonces ¿qué ocurre si quien reside en la finca de descanso, es una mujer extranjera que ha nacido en un contexto urbano?

Tomimori transforma la guadaña en un theremin, un instrumento musical electrostático. Marca leyes católicas en el pelo de los cinco perros que cuida. Sin desearlo, ha heredado múltiples perros cuidadores, costumbre rural en un contexto históricamente violento. Las leyes escritas contradicen la realidad, siempre agreste y pronta para el conflicto vecinal. La ley del monte.

En la finca de descanso los perros no son mascotas al cuidado del amo, son jauría pronta para el ataque a cualquier intruso que atraviese la cerca. El alambre de púas, duro, oxidado, convive y nunca contradice la comodidad de las sillas mecedoras, las hamacas, el viento suave y cálido de las tierras de verano. Y las piscinas, algunas de piedra, se las ha comido la maleza a lo largo de las décadas. Otras surgen y resurgen, limpias y cristalinas. A los pocos días emerge el verdor en sus aguas. Como en La Vorágine de José Eustasio Rivera, la selva devora al caminante. Las algas e insectos colonizan las aguas. La hierba y los arbustos, el bosque de niebla, engullen la finca de descanso.


Referencias bibliográficas

HAEG, Fritz. Jardins comestíveis. PISEAGRAMA, Belo Horizonte, número 06, página 30 – 37, 2013.

CAMACHO, Núbia. Cachipay: Jóven con mucha historia. En: Diario El Tiempo. Bogotá. 11 de Enero de 1994.

RIVERA, J. E. La Vorágine. Bogotá : Editorial Minerva, [1900?].

LÉVI-STRAUSS, Claude. Saudades de São Paulo. [São Paulo, Brazil]: Companhia das Letras: Instituto Moreira Salles, 1996.

OLUSOGA, David. “The history of British slave ownership has been buried: now its scale can be revealed”. Consulta, 7 de septiembre de 2022.


ANA TOMIMORI: FINCA DE DESCANSO

Tranquilandia, Calle 55 # 6-33, Bogotá, Colombia

Del 15 de septiembre al 12 de octubre de 2022

También te puede interesar