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REVOCAR. CLAVES ESTÉTICAS DE LA OBRA DE YAVHENI DE LEÓN

Yavheni de León (1990) es artista y diseñador gráfico guatemalteco, residente en la ciudad de Guatemala. Por medio de este texto, esbozo algunas de las diversas líneas de reflexión que el trabajo artístico de Yavheni ha avivado en mí. Busco anotar coordenadas que aporten a lecturas futuras y más extensas sobre su obra.

Empecé a trabajar con Yavheni por invitación del Centro Cultural de España (CCE) en Costa Rica a inicios del 2021. Avanzada la pandemia, el CCE convocó una residencia con un enfoque renovador: un espacio regional para el trabajo conjunto entre artistas y curadores centroamericanos. Es así como Yavheni y yo, como curadora, comenzamos a colaborar. Poco imaginábamos que esas primeras pláticas se desarrollarían en propuestas como Revocar, exposición gestionada junto con Erika Martin (directora de satis.FACTORY), otra de las curadoras participantes de aquella residencia. Relato el encuentro inicial porque esta exposición me hace pensar en el denso tejido de relaciones regionales, cuyos afectos son sostén de muchas de las prácticas artísticas contemporáneas, experimentales y conceptuales.

La formación de una mirada regional nos apunta a un primer aspecto de la exposición Revocar: el diálogo entre culturas, desarrollos histórico-políticos y estéticas urbanas. Por medio del ir y venir entre ciudades centroamericanas, emergen prácticas artísticas que encuentran resonancias y vínculos. Se desenvuelven como formas de antropología urbana. Artistas recorren con curiosidad las capitales, mapas animados y trazados por las agendas culturales. Atentos a las conversaciones en los espacios de encuentro –la expresión de malestar, ilusión, chistes y críticas-, brindan formas y estéticas que permiten extrañamiento ante los fenómenos actuales.   

De esos tránsitos surgen propuestas como la de esta exposición de grabados, esculturas y tejido, que en parte se erige e imprime frente a la polémica construcción de la Asamblea Legislativa en el centro de San José, en coro con las nuevas torres de apartamentos, industrias, incluso universidades, que empiezan a poblar la gran área metropolitana: el advenimiento de las ciudades verticales. Desde años atrás, a través de su obra, Yavheni ha venido comentando aspectos de la modernidad frustrada en ciudades como Guatemala, interés inscrito dentro uno mayor que es el de la aspiración. ¿Qué aparentan ser las ciudades? ¿Qué desean ser? ¿Qué maromas se juegan para sostener su aspiración? ¿Dónde se desvirtúa o resignifica la aspiración? ¿Dónde se hacen evidentes el disenso, la frustración, la corrupción o traducciones fallidas de las aspiraciones urbanas?

Yavheni de León, Abrazo, 2022, tejido con randa

La aspiración se extiende como filtro para articular diversas temáticas en la práctica del artista. En su obra, el tema urbano es una línea de fuga anudada con otras preocupaciones como la crítica institucional del arte (como en Transacción: Lado A y B), las reflexiones sobre la corporalidad como imágenes de fitness y masculinidad (Maquetaciones mentales) y la memoria familiar e identidad étnica-cultural (Gestos de documentación en tiempo). Dentro de esta multiplicidad, Yavheni utiliza unas pocas claves estéticas con las cuales crea continuidad en la variedad temática.

Una primera clave se puede interpretar como el disfrute; el disfrute que Yavheni siente sobre su proceso de creación es innegable y este se luce como humor y atracción formal en las obras finales. Su trabajo activa un cierto guilty pleasure. Así, desarrolla una forma de crítica ya no distante, sino una capaz de evidenciar nuestra complicidad al dejarnos seducir en la gracia. Susan Sontag se aventuraba a reflexionar sobre el camp y en sus notas mencionaba el gusto: “el gusto en las personas, el gusto visual, el gusto en las emociones – y [cómo] hay gusto en los actos y la moralidad”.

A veces me atrevería a llamarle satírico glam a lo que emana de la obra minimalista de Yavheni. O ¿de qué otras formas podríamos llamar a las luces de neón rojas que chillan en elegante manuscrito “Esto es un dibujo cool”? ¿Al poema visual y nostálgico, impreso en blanco y negro, escrito con mensajes de la plataforma Tinder (Museum dates, en colaboración con Jonathan Yoc)? El artista nos atrae a lugares incómodos con el gusto aparentemente formalista y, por lo tanto, de supuesta inocencia.

Yavheni de León, Esto es un dibujo cool, neón
Yavheni de León y Jonathan Yoc, Museum dates, 2021.

Del disfrute derivan gramáticas que se han mostrado perdurables en su obra: entre ellas, la copia y el disfraz (como encubrimiento y diplomacia, pero también apropiación, tensión y sátira), ambos permeados por un interés inicial en el grabado. La copia la vemos, por ejemplo, en la obra Maquetaciones mentales; en la acción de calcar revistas de fitness y componer collages que añaden sarcasmo a su estética de seriedad. El disfraz lo vemos en el revestimiento de formas, por ejemplo, la hoja de maxán (una hoja grande y de un verde vivo, utilizada para envolver los tamales en Guatemala), que cubre los bloques de cemento apilados como torres en Módulo, o bien, en los tejidos lenca que forraron las columnas blancas de la galería del Centro Cultural de España en Tegucigalpa, Honduras. Pienso la copia y el disfraz como gramáticas al brindar una estructura con la cual el artista enuncia sus preocupaciones de manera visual.

Yavheni se ha acercado intuitiva y experimentalmente a la técnica del gradado y la ha apropiado para discernir procesos de poder y subversión. La duplica como impresión reiterada que informa la sospecha del artista sobre el tiempo: ¿Qué sucede en la repetición de una acción a través del tiempo? Para desentramar esta incógnita, antes, no olvidemos que, en los 90, Judith Butler sacudía las teorías sobre el poder y, con esto, el pensamiento sobre la expresión de los géneros, al analizarlos como acciones y gestos que se repiten en el tiempo. En la repetición, Butler encontraba un sustento de la norma. Pero, para nuestra sorpresa, en la repetición también encontraba formas de apropiación subversiva. Su análisis del drag y la cultura de los balls y el voguing fueron icónicos de un nuevo pensamiento sobre la resistencia. En las artes, esta reflexión la antecedía, por ejemplo, Hal Foster con el análisis de la copia en la obra del reconocido artista Andy Warhol.

La sospecha sobre el potencial crítico de la copia y el disfraz brindadas por el grabado se alinea con el legado de estos artistas e intelectuales, sintetizándolo en dos cuestionamientos: ¿Cómo la repetición consolida la norma o la tradición? ¿Cómo en la repetición se hallan también cambios o resignificaciones? Para aterrizar esta abstracción, podemos llevar nuestra atención a proyectos como Forma y tiempo. Allí, Yavheni corta hojas de maxán en geometrías y las graba una y otra vez hasta romperse y deformarse.

Yavheni de León, Forma y tiempo, 2018.

En el grabado tradicional, la copia es resultado de múltiples impresiones a partir de una matriz. La matriz suele ser de materiales resistentes, como la piedra caliza en el caso de la litografía, o metal para la punta seca, siendo la madera en la xilografía quizás de los materiales más vulnerables. Sin embargo, la materialidad y su relación con el tiempo es un aspecto del grabado con el cual el artista juega. Yavheni opta por la técnica del monotipio (grabado único) y utiliza el material orgánico de la hoja de maxán, la cual se deforma más rápidamente por la impresión y entintado. 

La hoja de maxán apunta a una tradición de raíz indígena que se trasmite en materiales sensibles. El corte geométrico de la hoja convierte la matriz en un símbolo dialéctico que media lo ancestral con la cultura moderna pulcra de aspiración a la permanencia. Ahora, otra posible interpretación respecto al uso de la geometría yace en el origen múltiple del geometrismo que, en el caso de Latinoamérica, navega de manera ambigua entre un legado pictórico indígena e indigenista y un formalismo moderno.

En todo caso, la propuesta de Yavheni reflexiona sobre dos maneras de generar H/historia: una representada por el documento -en las palabras de la teórica del performance Diana Taylor-, que es aquella Historia dominante que pervive con materialidades intactas y que borran las huellas de la diferencia; y otra, representada por el repertorio, como una forma de memoria viva que persiste a través de las comunidades –entre sus afectos y las materialidades vivos, incluyendo los de los propios cuerpos, cómplices del tiempo.

Volviendo al símbolo-matriz híbrido de la hoja geométrica, este inevitablemente se rompe tras varias impresiones, y su descomposición queda documentada como números de una serie limitada de grabados únicos y minimalistas. Este procedimiento simultáneo de documentación-transformación-ruptura se sitúa en lo personal y aporta entendimiento sobre las diferentes historias que confluyen en el artista. El artista tiene raíces Maya-K’iche’; sin embargo, sujetas a un contexto guatemalteco racista, marcado por la guerra y el exterminio, las raíces del artista han sobrevivido tan solo por medio de recetas gastronómicas en la familia y algunas anécdotas y palabras.

La abuela del artista con una fotografía familiar de fondo

Sobre sus raíces indígenas, en obras más recientes, como la desarrollada en el contexto de la residencia del CCE en Costa Rica (2021), el artista indaga en los recuerdos familiares y desarrolla un proceso lúdico de memoria y colaboración con su abuela a partir de fotos, palabras y textiles que ella ha guardado. De este modo, lo personal –desde el gusto, la profesión como artista, la corporalidad y la familia- es origen de interrogantes más amplias marcadas, por un lado, por una cultura contemporánea que se desarrolla bajo el imperativo de ciudades, cuerpos y subjetividades “firmes” “resistentes” “en forma”, y por otro, por el devenir mestizo de una Latinoamérica “descubierta”.

Me gustaría finalizar esta esquematización de algunas coordenadas estéticas en el trabajo de Yavheni retornando el comienzo, a Revocar, la actual exhibición que nos convoca en satis.FACTORY, San José. Por medio de esta exposición, el material y símbolo recurrente en el trabajo de Yavheni, la hoja de maxán, con sus propias connotaciones en procesos neo-coloniales en Guatemala, se viene a traducir en Costa Rica como la hoja de banano, añadiendo nuevas capas semánticas. Esta traducción material y de símbolos entre contextos centroamericanos ha sido especialmente atractivo durante el planteamiento de Revocar. En parte, la traducción encuentra forma en el método dialéctico de Yavheni que, de manera sorpresiva, reviste significados con capas y mezclas estéticas.

Yavheni de León, Asamblea, 2022, 26 x 40 cm c/u.
Yavheni de León, Asamblea, 2022, 26 x 40 cm c/u.

En la culinaria, la hoja de banano más folclóricamente nos lleva a los tamales, y en su generalidad nos lleva a la historia de las bananeras. El tamal, aunque de un innegable origen en culturas ancestrales, y entrelazado en formas de producción tradicionales y ligadas a las familias, también se reinscribe en una Costa Rica olvidadiza mediante su comercialización en auge. Añadiendo a esto, yace la violenta historia de las bananeras. Aunque se ha desarrollado una poderosa producción artística contemporánea y regional a partir del banano, esta se ha centrado sobre todo en el estereotipo de las bananas republics, su efecto exotizante y con implicaciones sexuadas y generalizadas. Yavheni, acudiendo a símbolos modernos y urbanos, sugiere pensar el efecto y las heridas de las bananeras dentro del contexto de la capital y las nuevas edificaciones de poder.

Estas varias historias confluyen en posibilidades interpretativas en la obra que nos presenta Yavheni en Revocar; una que, para propósitos de este texto, me interesa situar en la vastedad y diversidad del trabajo del artista. La versatilidad de su lenguaje artístico que pasa por la escultura, instalación, grabado, fotografía y performance, entre otros medios, atestigua una personalidad inquieta con ideas y ánimos experimentales. La síntesis y el minimalismo que atraviesan la estética final de sus procesos revelan un trayecto como diseñador con tendencia al orden y al proceso de indagar en el gusto y el placer visual. Todo esto se articula por medio de una mirada crítica que profundiza en el entorno y el contexto socio-histórico a partir de lo personal.


Texto escrito por Sofía Villena Araya como acompañamiento de la exposición Revocar, presentada en satis.FACTORY, San José, Costa Rica, del 1° al 4 de septiembre de 2022

Sofía Villena Araya

Curadora, investigadora académica y artista costarricense. Tiene una Maestría en Teoría del Arte Contemporáneo por Goldsmiths, University of London, Londres, Reino Unido, con foco temático en estudios de la memoria transcultural y biopolítica. Ha realizado residencias y talleres curatoriales en Berlín, San José de Costa Rica, Roma y Londres. Sus textos se han publicado en Esfera Pública (Bogotá, Colombia) y Daily Serving (San Francisco, EEUU), entre otros medios.

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