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FRANCESC TOSQUELLES: EL PSIQUIATRA QUE HUMANIZÓ A LA INSTITUCIÓN MENTAL

Francesc Tosquelles (Reus, 1912 – Granges-sur-Lot, 1994) fue un psiquiatra catalán que llevó a cabo experiencias de vanguardia de orden terapéutico, político y cultural. Desde el hospital psiquiátrico de Saint-Alban, revolucionó la institución psiquiátrica con una práctica experimental que vinculaba el ejercicio clínico con la política y la cultura, dignificando así la vida de miles de pacientes, al tiempo que denunciaba las patologías de la normalidad bajo la Europa de los fascismos. Hoy es un referente de la importancia del tratamiento de la salud mental en momentos de crisis extrema.

Saint-Alban se convirtió en un refugio para un grupo de artistas de vanguardia -como Tristan Tzara y Paul Éluard– que convivió con los internos, campesinos, monjas, médicos y enfermeras, una institución mental donde se fomentaba el vínculo social de los enfermos y se consideraba al teatro, el cine, el arte y la escritura como herramientas terapéuticas fundamentales.

La exposición Francesc Tosquelles. Como una máquina de coser en un campo de trigo, comisariada por el crítico de arte, docente e investigador Carles Guerra y la crítica literaria y profesora de la Universidad de Barcelona Joana Masó, constituye una contribución esencial para rescatar la figura y la obra de este psiquiatra catalán tan desconocido hasta hoy en España.

La idea vertebral de la exposición que presenta el Centre de Cultura Contemporània de Barcelona – CCCB se fundamenta en la transformación que el psiquiatra realizó en las instituciones hospitalarias heredadas del siglo XIX. Francesc Tosquelles, que las tildaba de enfermas, consideraba que solo podían curarse desde tres ámbitos: la política, la experimentación clínica y la cultura.

Francesc Tosquelles, autor desconocido. Procedencia: álbum fotográfico de la familia Tosquelles, sin fecha. Colección de la familia Ou-Rabah Tosquelles. Reproducción fotográfica: © Roberto Ruiz

Tosquelles fue un pionero en introducir en estas instituciones tareas de autogestión, comisiones y clubs de enfermos; formación para los cuidadores; experimentos con el teatro, el cine y la escritura; creación de periódicos murales y diarios internos; introducción de imprentas y talleres de ergoterapia; y un largo etcétera.

Desde esta base, ambos comisarios proponen una exposición en la que hacen dialogar una serie de materiales de carácter documental con un destacadísimo conjunto de piezas de arte, documentos y films, unos 700 ítems en total.

La documentación expuesta, en gran parte inédita, está conformada por una amplia variedad de materiales: fotografías, postales, carteles, revistas, libros, cartas, informes, etc., así como films y publicaciones realizadas en contextos hospitalarios, que narran la geografía por la que transitó Francesc Tosquelles a partir de los años treinta.

Las obras de arte incluidas en la muestra están vinculadas a autores de la vanguardia surrealista, como el libro de Paul Éluard ilustrado por Gérard Vulliamy, el libro de Tristan Tzara ilustrado por Joan Miró, o la obra de Antonin Artaud, Henri Michaux, Brassaï y Léon Schwarz-Abrys. También se presentan objetos producidos por los enfermos del hospital de Saint-Alban procedentes de la Colección de Art Brut de Lausana y de otras colecciones particulares.

El recorrido histórico que presenta la exposición en torno a estas producciones culturales queda puntuado por obras contemporáneas y por proyectos de nueva creación, como la película de Mireia Sallarès o las piezas de Alejandra Riera, Roger Bernat, Angela Melitopoulos, Maurizio Lazzarato y Perejaume.

El título de la muestra remite a la frase de Lautréamont que inspiró a los surrealistas para defender el azar de la belleza: «Bello como el encuentro fortuito de una máquina de coser con un paraguas sobre una mesa de disección». Con la expresión «como una máquina de coser en un campo de trigo», Tosquelles evoca esta imagen y la conecta con la memoria de las tentativas de la Mancomunitat y la República para organizar las curas terapéuticas en estrecha relación con los municipios, con el campo y el trabajo manual.

Tristan Tzara, Parler seul (1950), ilustrado con litografías de Joan Miró. Foto: Aleix Plademunt. Cortesía: CCCB

Los lugares de Tosquelles

Al investigar un itinerario como el de Tosquelles, aparecen materiales heterogéneos: textos escritos por el propio autor, ensayos sobre psiquiatría, obras de arte producidas dentro y fuera de las instituciones psiquiátricas, testimonios orales, así como imágenes documentales de carácter fotográfico y fílmico. En los años cincuenta, Tosquelles hace un uso pionero tanto del cine como de la cámara de ocho milímetros dentro del hospital psiquiátrico a fin de conservar la memoria de sus transformaciones. En ocasiones su esposa, Elena Tosquelles, y otros cuidadores también empuñaron la cámara. A menudo estos materiales se proyectan en sesiones con los internos.

La muestra se abre con la instalación interactiva Sin título de Roger Bernat, creada a partir del archivo cinematográfico acumulado en el Hospital de Saint-Alban, unos filmes que los visitantes pueden sonorizar.

Francesc Tosquelles con una escultura de Auguste Forestier en Saint-Alban. © Archivo familia Tosquelles. Reproducción fotogràfica: © Roberto Ruiz

Psiquiatría y Política

Francesc Tosquelles se sirvió del psicoanálisis y el marxismo para transformar los manicomios heredados de la psiquiatría del siglo XIX. Desde su visión, para curar a los pacientes era necesario tratar al hospital entero como si fuera un cuerpo enfermo y cambiar su inconsciente autoritario y concentracionario, atrapado en inercias burocráticas y en el inmovilismo. Así, trabajó con los viejos establecimientos para poder convertirlos en verdaderas instituciones en movimiento; de hecho, creía que la función del estado era impedir que existieran las instituciones. El antiautoritarismo también impregna la relación de Tosquelles con la política a lo largo de su militancia anarcosindicalista y en partidos comunistas minoritarios que ya a finales de los años 1920 eran profundamente críticos con el estalinismo y que fueron combatidos por el comunismo oficial.

En 1932, Tosquelles defiende su tesis que despatologizaba la paranoia y la convertía en el mecanismo de construcción de toda personalidad, contribuyendo a borrar así la oposición entre lo normal y lo patológico. Se interesaba también por entonces en las terapias ocupacionales o terapias a través del trabajo, destinadas a evitar el inmovilismo, la permanencia de los enfermos en la cama y la ausencia de vínculo social.

Este capítulo de la muestra presenta una serie de documentos, revistas culturales y de psiquiatría en las que Tosquelles colaboró, y fotografías que ilustran este primer período de su actividad profesional.

José Roa, Camp de Judes / Group d’hommes à la toilette, 1939, pintura. Mairie de Sètfonts

Una psiquiatría situada

Esta sección de la exposición se centra en los distintos lugares en los que trabajó Tosquelles: el manicomio privado Pere Mata de la alta burguesía en Reus; los hospitales de campaña en casas expropiadas durante la guerra en Aragón y Extremadura; un servicio psiquiátrico improvisado desde la precariedad del campo de exiliados republicanos de Septfonds; y el hospital rural de Saint-Alban, en una de les zonas más empobrecidas de Francia.

En todos ellos, la práctica transformadora de Tosquelles implicaba atender no solo a los enfermos internos, sino a la propia comunidad médica en su conjunto: psiquiatras, enfermeros, cuidadores y monjas, así como involucrar en el proceso de curación a equipos no profesionales que formaban parte de la sociedad civil. Así pues, Tosquelles colaboró con músicos, escritores, trabajadoras sexuales y pintores para hacer posible una relación más colectiva y menos especializada, mediante un tratamiento de la enfermedad que no se limitara a la figura del psiquiatra y al miedo histórico hacia la locura.

Además de documentación diversa sobre todos esos lugares y experiencias, en esta sección se puede ver el film Història potencial de Francesc Tosquelles, realizado por Mireia Sellarès a partir de la recreación teatral de la lectura de la carta que Tosquelles dirigió a Stalin.

Vista de la exposición «Francesc Tosquelles. Como una máquina de coser en un campo de trigo» © CCCB, 2022. Foto: Aleix Plademunt

Saint-Alban, la revolución filmada

Lucien Bonnafé fue director del Hospital Psiquiátrico de Saint-Alban entre 1942 y 1944. Sin embargo, antes destacó como militante antifascista comprometido con el movimiento surrealista. Desde 1928 animaba el grupo Trapèze volant, también llamado Mouvement K. O., con sede en Toulouse. Otros miembros del grupo, como el fotógrafo Jacques Matarasso, su hermano Léo, el poeta Gaston Massat y el escritor Jean Marcenac adoptan métodos, juegos de escritura y técnicas propios de la gramática surrealista. En 1933 crean el cineclub de Toulouse, donde se proyectarán los filmes de Jean Painlevé, Sergei Eisenstein y Luis Buñuel. Durante el período de máxima represión del nazismo en la Francia ocupada, Lucien Bonnafé, que defendió siempre los vínculos entre la vanguardia psiquiátrica y la cultural, abrió las puertas de Saint-Alban a intelectuales perseguidos, judíos y miembros activos de la resistencia.

La gran transformación que se vivió en el hospital de Saint-Alban entre los años 1940 y 1962 –el período en el que estuvo Tosquelles– se ha convertido en un modelo para explicar las bases de la psicoterapia institucional. Uno de los rasgos distintivos del período Tosquelles fue la coincidencia, en un mismo lugar, de las innovaciones clínicas, la producción cultural de vanguardia y la actividad política antifascista para articular lo que se conoce como ensemble thérapeutique, una situación en la que las relaciones entre todos –y entre todo– sustituyen a los mecanismos de contención que tradicionalmente ejercían los muros del asilo.

Este es el núcleo central de la exposición, ya que comprende el período más extenso de la biografía de Tosquelles, durante el cual puso en práctica sus innovaciones en el campo de la psiquiatría. Contiene uno de los highlights de la exposición: las tres bobinas del film realizado por el propio Tosquelles en el hospital de Saint-Alban, presentadas en el IV Congreso de Psicoterapia celebrado en Barcelona en 1958, y que constituyen un valioso testimonio de su visión del trabajo psiquiátrico.

También se encuentran en esta sala otros materiales, como fotografías y documentos del congreso en el que se presentó el film. En este punto la muestra incluye obra artística y literaria creada en el contexto del hospital, como el libro de Paul Éluard ilustrado por Gérard Vulliamy o el libro de Tristan Tzara ilustrado por Joan Miró.

Tzara estuvo ingresado en Saint-Alban por dos meses en 1945. Durante su estancia, escribió el largo poema que lleva por título Parler seul (1950), acompañado de sesenta y dos litografías de Joan Miró. En 1955, otra edición del poema incluía una xilografía de Jean Arp. Los versos de Tzara se dirigen a mujeres enfermas, figuras femeninas estigmatizadas por la alienación mental, aunque también hay versos dedicados a otras mujeres que tal vez correspondan a personas cercanas al poeta. En 1946, Paul Éluard publicó Souvenirs de la maison des fous, una recopilación de poemas inspirados en mujeres enfermas durante su estancia en Saint-Alban, con ilustraciones de Gérard Vulliamy, artista de origen suizo, yerno de Paul Éluard, que pasó un tiempo en Saint-Alban en 1945.

También se presentan en esta sección de la muestra el film realizado por el director de cine Mario Ruspoli en Saint-Alban, un ejercicio de cinéma direct que proporcionaría el retrato más fiel del hospital y su entorno, y una instalación de Alejandra Riera que vincula la geografía del hospital de Saint-Alban y la de la clínica La Borde, dos enclaves fundamentales en la historia de la psicoterapia institucional.

Miguel Hernández, Tête entourée de corps de femmes, 1947-1948, óleo sobre papel. Colección de Art Brut, Lausana. Reproducción fotográfica: © Claudine Garcia, Atelier de numérisation – Ville de Lausanne
Miguel Hernández, Femmes nues au chapeau rouge, 1948, óleo sobre papel. Colección de Art Brut, Lausana. Reproducción fotográfica: © Amélie Blanc, Atelier de numérisation – Ville de Lausanne

Representaciones de la locura: del asilo al museo

Durante la primera mitad del siglo XX los trabajos de los pacientes ingresados en hospitales psiquiátricos fueron objeto de una insólita atención, hasta el punto de ser considerados material de estudio, prueba diagnóstica e ítem de colección. Dentro del hospital de Saint-Alban, los objetos resultantes de esos trabajos formaban parte de un proceso de tratamiento o de una economía de intercambio. Una vez fuera, sin embargo, se entendieron como artefactos para llevar a cabo una crítica de la cultura. Hoy en día esos objetos se conservan en museos monográficos de lo que se conoce como art brut, segregados de otras formas de arte y de los contextos en los que surgieron.

Al finalizar la Segunda Guerra Mundial, Jean Dubuffet visitó Saint-Alban en la época en que proyectaba la «caza del art brut» para su colección. Dubuffet oponía el art brut (concepto que acuñó para definir el arte creado por personas sin formación artística, como enfermos psiquiatrizados, prisioneros, personas marginadas o niños), al «arte cultural de los museos, las galerías, los salones», y lo definía como un arte anticultural. Sin embargo, el proyecto de Dubuffet difería del de Saint-Alban, donde no solo nunca se creó ninguna colección ni museo, porque los médicos no fueron coleccionistas de arte, sino que la psicoterapia institucional, lejos de interesarse por posturas anticulturales, había hecho de las prácticas culturales una herramienta para elaborar el vínculo social de los enfermos. Hoy se abre la pregunta de cuáles serían los lugares para esta producción cultural y social y cuál es su legado. Y todo ello nos lleva a preguntarnos cuál podría ser la otra historia de estos objetos, la que empezaría si dejáramos de considerarlos art brut.

Este núcleo de la exposición contiene una selección de art brut, así como dibujos, pinturas y objetos de artistas vinculados a Saint-Alban, como Marguerite Sivins, Auguste Forestier, Aimable Jayet y Benjamin Arneval. Entre los creadores de art brut, Dubuffet incorporó a tres artistas españoles, republicanos exiliados, marginados por su condición de derrotados políticos: Joaquim Vicens Gironella, Miguel Hernández y José García Tella.

Gérard Vulliamy, Le Cheval de Troie, 6º estado 1/2, 1937, grabado sepia, bajo el grabado, lápiz negro. Claire Sarti
Gérard Vulliamy, La salamandre pompéienne, 1936, óleo sobre tela. Colección privada

El delirio del fin del mundo

A partir de los años treinta y hasta finales de los cuarenta, la idea del fin del mundo estuvo muy presente en el campo de la cultura y en las vivencias de unas generaciones marcadas por el creciente belicismo que impregnaba la época.

Mientras Francesc Tosquelles y Jean Oury trabajaban juntos en Saint-Alban, la percepción del deliro del fin del mundo tomaba cuerpo en los enfermos, en una experiencia al mismo tiempo real y propia de una psicosis.

El 1948, Tosquelles dedicó su tesis doctoral a la experiencia vivida del fin del mundo, a través de un recorrido clínico y literario que iba de Gérard de Nerval hasta Antonin Artaud, a quien posteriormente la artista Nancy Spero dedicaría una serie de trabajos sobre la violencia, la palabra y el silencio. La exposición amplía la reflexión crítica y plástica sobre el fin del mundo a través de las películas de Abel Gance y Eugène Deslaw, así como con los grabados, dibujos y pinturas de Gérard Vulliamy.

Tapete de corcho de Perejaume, para caminar sobre el. Vista de la exposición «Francesc Tosquelles. Como una máquina de coser en un campo de trigo» © CCCB, 2022. Foto: Aleix Plademunt
Tapete de corcho de Perejaume, para caminar sobre el. Vista de la exposición «Francesc Tosquelles. Como una máquina de coser en un campo de trigo» © CCCB, 2022. Foto: Aleix Plademunt

Pies, cine y vida en colectivo

Hacia 1947, Tosquelles formuló una idea a la que se remitió durante toda su vida, que proponía desplazar la experiencia cognitiva, a menudo localizada en el cerebro, hasta situarla en los pies: «Cuando paseamos por el mundo –decía–, lo que cuenta no es la cabeza, son los pies. Saber dónde pisas». Entonces, a pesar de la escasa referencia al «método hipocrítico», tal como Tosquelles etiqueta esta propuesta, nos dice que el exilio se inscribe en los pies, porque son los que cruzan las fronteras. Tampoco duda en poner el ejemplo de las madres, que «lo primero que hacen es cosquillear los pies de los bebés», o en hablar del «derecho a la deambulación».

El contenido de este ámbito gira en torno a esta idea de Tosquelles en la que los pies roban el protagonismo al cerebro. Se presentan obras, entre otros, de Jacques-André Boiffard, Salvador Dalí, Antoni Tàpies, Perejaume y François Pain, artistas que crean a partir de la relevancia de los pies o reflexionan sobre el concepto de la deambulación. Este capítulo se completa con el trabajo que llevó a cabo Tosquelles con niños autistas.

La sección cierra con la instalación Assemblages, un proyecto de investigación audiovisual en el que Angela Melitopoulos y Maurizio Lazzarato revisitan la figura de Félix Guattari, su práctica experimental en la clínica de La Borde y la diseminación de sus ideas en Brasil y Japón. El interés por el animismo y las prácticas micropolíticas despliega lazos de conexión con distintos continentes. Mediante entrevistas con Eduardo Viveiros de Castro o con fragmentos de filmes del pedagogo Fernand Deligny, así como la voz del propio Guattari, la instalación recrea una trama que da continuidad a las experiencias históricas de la psiquiatría experimental, como las de Tosquelles.

Joaquim Vicens Gironella, Fleur des camps de la mort, 1941, escultura. Colección de Art Brut, Lausana. Reproducción fotográfica: © Christian Bérard, Atelier de numérisation – Ville de Lausanne
Marguerite Sirvins, Sin título / FILLETTE ASSISE TENANDO UNE POUPEE, entre 1944 y 1957, lápices de color sobre papel. Colección de Art Brut, Lausana. Reproducción fotográfica: © Ulrich Choffat, Atelier de numérisation – Ville de Lausanne

Frantz Fanon y Francesc Tosquelles: del antifascismo a la descolonización

El psiquiatra y escritor antillano Frantz Fanon, pensador del colonialismo, trabajó con Tosquelles como médico residente en Saint-Alban entre abril de 1952 y agosto de 1953. A su llegada, Fanon acababa de publicar el libro Piel negra, máscaras blancas, que regaló a Tosquelles. Fanon y Tosquelles compartieron durante dieciséis meses la experiencia de la psicoterapia institucional, a través de un conjunto de prácticas que entrelazaban la socioterapia y la terapia ocupacional desplegada en los talleres y en el club de los internos: en el teatro, en la imprenta, en las asambleas de redacción del diario interior del hospital, etc.

A partir de 1953 Fanon trabajó en el hospital argelino de Blida-Joinville, donde desarrolló los aprendizajes de Saint-Alban a la vez que se comprometía con el Frente de Liberación Nacional, decisivo en la guerra de independencia de Argelia (1954-1962). Con los enfermos musulmanes, Fanon entendió sobre todo que la herencia de la psicoterapia que había aprendido con Tosquelles solo podría servir a Argelia en la medida en que transformara sus propios referentes culturales, sin imponer un modelo europeo. Así, impulsó el café moro y las veladas de narradores arraigadas en la cultura local.

En esta sección se exhibe documentación diversa que permite sumergirse en la experiencia llevada a cabo por Fanon en Argelia. El capítulo culmina con la pieza del artista Mohamed Bourouissa, El murmullo de los fantasmas.

«Cuadros de pared». Vista de la exposición «Francesc Tosquelles. Como una máquina de coser en un campo de trigo» © CCCB, 2022. Foto: Aleix Plademunt

El regreso a Catalunya: Transmitir Tosquelles

A pesar de la plena dedicación profesional que mantenía en Francia, a finales de los años sesenta Tosquelles volvió a Cataluña para dar continuidad desde el Institut Pere Mata a muchas de las iniciativas que había ensayado en Saint-Alban, a través de las jornadas anuales de interés psiquiátrico, los grupos de trabajo y los «grupos de los casetes», o el club de enfermos. Su regreso coincidió con una abundante producción crítica y política sobre psiquiatría y psicoanálisis, a raíz del mayo del 68 francés, y con la irrupción de la antipsiquiatría, que promovía procesos de desinstitucionalización de los manicomios. Por aquel entonces, a la vez, la industria farmacéutica preparaba la llegada de los psicofármacos, que, para Tosquelles, destruyeron su trabajo sobre la institución.

Tosquelles murió en Granges-sur-Lot el 25 de septiembre de 1994. Su muerte coincidió con la desaparición de la psiquiatría como disciplina independiente y su integración en la carrera de medicina. Por todo ello, el legado de Tosquelles en Cataluña y en España quedó sin transmisión.

La exposición se cierra con la colección de casetes que el personal del Institut Pere Mata y Francesc Tosquelles grabaron a lo largo de los últimos treinta años de su vida, así como los mapas conceptuales, o «cuadros de pared», dibujos en los que Tosquelles formalizó un recorrido por los que habían sido sus referentes clínicos y críticos a lo largo de su práctica psiquiátrica, y que se conservan en la biblioteca del Hospital Universitario Pere Mata. El tríptico audiovisual Déconnage, de Angela Melitopoulos, dedicado al psiquiatra catalán, despide al visitante con un relato de vida construido por el propio Tosquelles.

«Grupos de los casetes». Vista de la exposición «Francesc Tosquelles. Como una máquina de coser en un campo de trigo» © CCCB, 2022. Foto: Aleix Plademunt
Angela Melitopoulos / Maurizio Lazzarato, Déconnage, 2012 | © CCCB, 2022. Foto: Aleix Plademunt

Francesc Tosquelles. Como una máquina de coser en un campo de trigo es una coproducción del Centre de Cultura Contemporània de Barcelona y el Museo Nacional Centro de Arte Reina Sofía de Madrid, en colaboración con Les Abattoirs. Musée FRAC Occitanie de Toulouse.

La exposición se presenta en versiones adaptadas en Les Abattoirs. Musée FRAC Occitanie, Toulouse (hasta el pasado 6 de marzo de 2022); en el Centre de Cultura Contemporània de Barcelona, Barcelona (8 de abril–28 de agosto 2022); en el Museo Nacional Centro de Arte Reina Sofía, Madrid (27 de septiembre de 2022 – finales de marzode 2023); y en el American Folk Art Museum, Nueva York (abril – octubre de 2023).

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