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TERESA BURGA: LA EQUILIBRISTA

La equilibrista es la primera exposición individual en España de la artista conceptual peruana Teresa Burga (Iquitos,1935 – Lima, 2021), considerada como una de las pioneras del desarrollo del arte pop y conceptual en Latinoamérica.

Realizada por MUSAC – Museo de Arte Contemporáneo de Castilla y León, en coproducción con Weserburg Museum für moderne Kunst (Bremen, Alemania), recoge una selección de alrededor de un centenar de obras que abarcan desde los años 60 a los últimos años de la carrera de Burga, y que condensan sus grandes aportaciones en el ámbito de la exploración de nuevos lenguajes como el arte conceptual, el Pop Art, el Op Art, la instalación o la escultura.

Comisariada por Helena López Camacho y Janneke de Vries, la muestra reúne la mayor selección de dibujos de la artista expuesta hasta la fecha, así como los objetos escultóricos en forma de prisma realizados en los años 60 y de marcada impronta Pop, un autorretrato en forma de instalación de los años 70, una pieza escultórica, así como la producción específica para las salas del museo de un dibujo mural de gran formato concebido en los años 90.

un rectángulo de luz led roja que refleja los latidos del corazón de una artista. Colgado en un muro color violeta. A su lado un boceta de esta obra de arte

Este autorretrato de la artista fue realizado a partir de registros y datos médicos. Burga recoge la grabación del latido de su corazón y lo acompaña del electrocardiograma realizado a lo largo de un año de su vida. Junto a ellos, el diagrama y esquema para la materialización de la pieza culminan la instalación.

Teresa Burga, Sin título (Máquina de latido del corazón)], 1970-2018, bolígrafo sobre papel; objeto de MDF con 40 luces LED, grabación de cardiograma en loop, 6’02». Estate Teresa Burga / Galerie Barbara Thumm, Berlín. Foto: MUSAC

Representante de la renovación de la plástica peruana durante los años 60 y 70 e integrante del grupo Arte Nuevo (1966-1968), Teresa Burga fue una de las precursoras en Latinoamérica en el camino hacia la disolución del objeto artístico, incorporando procesos experimentales y nuevas estrategias creativas para producir un cuerpo de trabajo claramente conceptual. Pese a ser pionera en su ámbito, no gozó del debido reconocimiento en su época, y no es hasta mediados de los 2000 cuando se la estudia y recupera por parte de la historiografía del arte moderno.

Arraigada a su contexto y cultura, Teresa Burga desarrolló una obra en la que integra modernidad y tradición en el aspecto formal, en una producción que incluye dibujos, esculturas de naturaleza pop, instalaciones, pinturas murales, partituras visuales o diagramas y esquemas para la realización de instalaciones y performances. Un rico y variado corpus artístico con una marcada impronta de la tradición peruana en el uso del color, y en cuyos temas subyace un fuerte compromiso con la realidad social de su país.

Su producción se ve enriquecida a nivel formal e intelectual por los postulados de las nuevas corrientes artísticas y vanguardias occidentales, que se traducen en una obra de marcado carácter conceptual, una prolífica combinación que le hace ser reconocida como precursora de la modernidad en su país y en Latinoamérica.

La equilibrista se completa con una publicación centrada en la obra gráfica de la artista que profundiza en los aportes teóricos y plásticos de Teresa Burga a través de una amplia selección de imágenes, tres textos de Miguel A. López, Issela Ccoyllo y Helena López Camacho, y una crono-biografía.

Vista de la exposición «Teresa Burga: La equilibrista», en el MUSAC, España, 2023. Foto cortesía del museo

Estos volúmenes parten de una serie de dibujos realizados en 2012, y en los que Burga despliega las caras de los prismas, los bocetos de los dibujos y la escala de colores a modo de instrucciones para su fabricación posterior. Esta idea enlaza nuevamente con la primacía de la idea en su obra, y con la hibridación de lenguajes: el arte pop vinculado a la cultura de masas y el arte conceptual como corriente racional más intelectual.

Teresa Burga, Prismas, 1968-2013, cinco sets de diversos elementos; madera contrachapada pintada. Estate Teresa Burga / Galerie Barbara Thumm, Berlín. Foto: MUSAC

Teresa Burga, La equilibrista, 2020, rotulador y lápiz sobre papel. Estate Teresa Burga / Galerie Barbara Thumm, Berlín. Cortesía: MUSAC

El título del proyecto, La equilibrista, proviene de una obra realizada por Teresa Burga en 2020 que podría considerarse un autorretrato de la propia artista. Se trata de un dibujo de pequeño formato en el que una mujer —tema y motivo recurrente en su obra— avanza en delicado equilibrio sobre la cuerda que queda suspendida sobre un damero reticulado, otro motivo recurrente en su producción. Y es que Burga fue una de esas mujeres y artistas que, cuán funambulista, supo sortear las dificultades y el rechazo del arte más academicista para desarrollar una obra fiel a sus creencias.

El diseño expositivo, concebido junto al estudio de arquitectura Estudio Animal, subraya el carácter experimental y lúdico presente en la obra de Teresa Burga. La sala se despliega dividida, al igual que la obra de la artista, en diferentes espacios que contribuyen a ordenar el discurso de la muestra.

La equilibrista tiene el dibujo como eje, trazos y líneas de aparente simpleza y de enorme fuerza expresiva que se manifiestan en soportes, estilos y formatos de diversa naturaleza. Desde las pinturas más expresionistas y diseños de aspecto más comercial de sus inicios, a los objetos escultóricos en forma de prisma y de inspiración pop realizados en 1968, la exposición incluye la mayor presentación hasta la fecha de obra sobre papel de la autora.

Vista de la exposición «Teresa Burga: La equilibrista», en el MUSAC, España, 2023. Foto cortesía del museo
Vista de la exposición «Teresa Burga: La equilibrista», en el MUSAC, España, 2023. Foto cortesía del museo

Se presenta asimismo la producción específica para MUSAC de un dibujo mural de gran formato concebido en 1990. El autorretrato de naturaleza instalativa Untitled (Heartbeat machine) (1970-2018), con un electrocardiograma y el sonido del latido de su corazón, y la escultura Mano mal dibujada (2012-17), como plasmación de la crítica que la acompañó toda su vida —la de no hacer, precisamente, nada con sus propias manos y delegar la manufacturación en terceras personas—, contribuyen a dar presencia física y simbólica a la artista en el espacio expositivo, tras su fallecimiento en 2021 a la edad de 86 años y ya con el reconocimiento de la crítica cultural internacional.

La producción sobre papel de Teresa Burga se caracteriza por obras de pequeño formato y de aspecto semiacabado que, pese a su modesta escala, concentran algunos de los planteamientos más conceptuales de su obra: la preponderancia de la idea frente a la obra resultante, el cuestionamiento del concepto de autoría y del papel de la copia en el mundo del arte, la puesta en valor del proceso creativo frente al resultado. Estos postulados han sido alabados y reconocidos en otras de sus propuestas, pero con menor atención en el caso de los dibujos.

Realizado específicamente con motivo del proyecto en el MUSAC, este mural presenta patrones hipnóticos a base de figuras geométricas reticulares que entrelaza y expande, generando ilusiones ópticas. Su origen está en el Op-art , pero también se relaciona con los problemas de insomnio que la propia autora llega a reconocer, y que le llevan a desarrollar patrones automáticos con la voluntad de sobrellevar el desvelo y conseguir conciliar el sueño.

Teresa Burga, Dibujo mural a partir de Dibujo de insomnio 32, 1990-2022, dibujo mural (Faber-Castell Polychromos Nº 199 sobre pared). Estate Teresa Burga / Galerie Barbara Thumm, Berlín. Foto: MUSAC

El hilo conductor en este amplio conjunto de obra es el incesante esfuerzo de la artista por plasmar su realidad inmediata y cuestionar las complejas estructuras sociales. Motivos infantiles, escenas de mercado, edificios de su Lima natal, personas trabajando, revueltas sociales, mujeres reunidas al calor de una mesa, campesinos y lugareños ataviados con prendas tradicionales, tardes de fútbol, retratos de mujeres, días de carnaval y otros actos sociales son motivo de réplica para la artista.

En conjunto, crean un amplio mapa sociológico bajo el que subyace una crítica clara de las condiciones sociales: por ejemplo, la invisibilidad de las mujeres en la vida pública o la realidad cotidiana de los sectores de la población marginados socialmente. Este enfoque se combina con un deleite en el color y una cierta ligereza de apariencia. La artista observa la vida y la gente en su entorno más cercano con una mirada inteligente y un profundo afecto.

Los registros de los días y tiempo empleado en la realización de algunos de los dibujos posibilitan, además, acompañar a la artista en su día a día y determinar en qué lugar geográfico o al hilo de qué eventualidad social o política llega a realizarlos. Burga realiza de esta manera un doble ejercicio de observación y registro. Por un lado, el de la realidad plasmada en el motivo de sus dibujos. Por otro, el de su propia realidad, el de las circunstancias vitales que la acompañan en el momento que los realiza y el del tiempo empleado por ella misma a la hora de materializar la obra. Un delicado ejercicio en el que confluyen dos realidades diferentes, ampliando así el alcance de la narrativa de los mismos.

Dibujos de Teresa Burga en «La equilibrista», MUSAC, España, 2023. Foto cortesía del museo
Teresa Burga. Izq: Mano mal dibujada #8, 2017, acero y esmalte de uñas. Der: La equilibrista. Estate Teresa Burga / Galerie Barbara Thumm, Berlín. Foto: MUSAC

La equilibrista, de Teresa Burga, se presenta en el Museo de Arte Contemporáneo de Castilla y León (MUSAC) hasta el 28 de mayo de 2023.

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