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TERESA LANCETA: TEJER COMO CÓDIGO ABIERTO

El acto de tejer es para Teresa Lanceta (Barcelona, 1951) una activación crítica de la imaginación que va más allá de los límites materiales. Para ella, tejer se formula como un código abierto de ruptura y repetición desde el que leer, transformar y transmitir un conocimiento siempre complejo y plural. Un modo de hacer sin boceto previo en el que figura y fondo, objeto y lenguaje, soporte e imagen se construyen a la vez, asumiendo lo imprevisto, equívocos y aciertos. Aceptar lo inesperado es para Lanceta un modo de aprendizaje de un código primigenio y universal que manifiesta claramente una ley interna; una ley que traspasa fronteras físicas, temporales y culturales. Se trata de un conocimiento «técnico», de una téchne, que depende de un contexto geográfiico, cultural y humano determinado, sea este el barrio del Raval en Barcelona –en el que Lanceta vivió– o el Atlas Medio –que frecuentó anualmente durante tres décadas. Lugares a los que Lanceta regresa movida por su interés por el trabajo de las mujeres, a través de la comunicación no verbal de historias y afectos.

Teresa Lanceta. Tejer como código abierto recorre latrayectoria de la artista desde los años setenta hasta la actualidad, e incluye una amplia selección de sus tapices, lienzos, pinturas, dibujos, escritos y videos, que constituye la mayor aproximación a su trabajo hasta la fecha. Asimismo, la muestra explora el interés de Lanceta por formatos colaborativos a partir del diálogo que establece con una serie de cómplices, entre los que se encuentran los artistas Olga Diego, Pedro G. Romero y Xabier Salaberria; la comisaria Leire Vergara; el colectivo La Trinxera; la cineasta Virginia García del Pino; y el artista y pensador Nicolas Malevé, quien junto con los educadores del museo y los estudiantes y docentes del IES Miquel Tarradell, llevan varios años desarrollando el proyecto Los oficios del Raval.

Vista de la exposición «Tejer como código abierto», de Teresa Lanceta, en el MACBA, Barcelona, 2022. Foto: Miquel Coll

En la práctica de Lanceta se observa la construcción de una narrativa popular que se asemeja a la que recoge Anni Albers en su libro On Weaving (1965), sobre su andadura por varias comunidades mexicanas. Como Albers en Monte Albán (Oaxaca), Lanceta reconocía en el Atlas Medio las técnicas tradicionales a las que también se sentía próxima, que miraban al presente de lo popular, a lo ancestral, a la cotidianidad de lo sensible y a una posible representación matérica de lo no inteligible.

La exposición no sigue un orden cronológico, sino que propone una aproximación a una serie de proyectos que van hilvanando una narrativa con la intención de fiijar la voz de la artista. Las cinco salas presentan trabajos que cuestionan poéticamente conceptos en otro tiempo antagónicos. Por ejemplo, colectividad y autoría, tradicionalmente entendidos desde una visión exacerbada de lo individual; remediación e historia, esto es, la capacidad de negociar pasados todavía presentes que incomodan; performatividad y materia, que sitúan las labores en un espacio de experiencia común de cuerpos y objetos que reconocen el cuidado en el trabajo; y, fiinalmente, oralidad y biografía, que ponen de manifiiesto las enseñanzas feministas según las cuales el arte era una práctica de vida. En este sentido, el trabajo de Lanceta es un trabajo memorable: su potencial crítico reside en su capacidad para construir memoria.

Vista de la exposición «Tejer como código abierto», de Teresa Lanceta, en el MACBA, Barcelona, 2022. Foto: Miquel Coll

Teresa Lanceta estudió Historia en la Universidad de Barcelona. El mismo año en que empezó la carrera, 1969, comenzó a tejer. Alejada de la academia y del arte conceptual de la época, Lanceta decide tejer como posicionamiento político y estético, como propuesta para aunar mundos.

En 1989, un año en el que se sucedieron debates y acontecimientos que abarcan desde la caída del muro de Berlín hasta la exposición Magiciens de la terre en el Centre Pompidou de París o la creación de Internet, Lanceta realizó la exposición La alfombra roja en el Museu Tèxtil i d’Indumentària de Barcelona. En esta muestra presentó su primera incursión en la tradición textil de las mujeres bereberes del Atlas Medio, de las que aprendió un arte universal que la ha acompañado desde entonces. El vacío se posicionaba frente a la ornamentación, el motivo aislado frente a la red; algo que cambió en la segunda muestra de la artista, donde la red ya ocupaba sus tapices. Esta segunda exposición, Tejidos marroquíes, celebrada en el Museo Nacional Centro de Arte Reina Sofía de Madrid y en la Ville des Arts de Rabat en el año 2000, le permitiría situar cojines, handiras y hanbels coetáneos al Guernica y entre sus mismos muros, poniendo en tela de juicio las diversas acepciones de «originalidad» existentes en el pensamiento occidental. Otras cuestiones fundamentales en su trabajo de ese momento se refieren a los aprendizajes comunes y compartidos, al tiempo del telar como tiempo lleno y, en lo artístico, a la importancia de las estructuras de repetición y las geometrías en las artes populares de muchos continentes y de las vanguardias del siglo XX.

Anonimato, ornamentación y colaboración aparecen de una manera más profunda en su tercera muestra, Adiós al rombo, que pudo verse en La Casa Encendida, en Madrid,y en Azkuna Zentroa, en Bilbao, en 2016. Esta exposición tuvo lugar en el marco de dos bienales en las que participó Lanceta: la 31ª Bienal de São Paulo (2014) y la 57ª Bienal de Venecia (2017). Adiós al rombo fue también un adiós a la inocencia, ante la imposibilidad de retener las imágenes sin las personas que las mantienen. En ese momento se produjo un giro en su trabajo y un deseo de trascender una experiencia individual que, como puede constatarse en esta exposición, es siempre la suma de muchas vidas.

Vista de la exposición «Tejer como código abierto», de Teresa Lanceta, en el MACBA, Barcelona, 2022. Foto: Miquel Coll

En Tejidos, la primera sala de la exposición, nos hallamos ante un mural de decenas de tejidos elaborados desde fiinales de los setenta hasta el presente. Este ámbito pone de manifiesto que tejer es un código binario –la conjunción de urdimbre y trama–, que incorpora tanto una intimidad personal como una intimidad cósmica y que genera una cosmotécnica: aúna modos de ser, pensar y habitar el mundo, así como ritos y labores. Tejer es un proceso estructural que posibilita la creación simultánea del lenguaje y el objeto. Por ello, es un lenguaje y un modo de «habla». Un código de carácter universal que va levantando acta de múltiples devenires, desarrollando ideas, incorporando relatos, marcando estados de ánimo, propiciando tiempos íntimos y tiempos colectivos. Un código abierto que Lanceta hace suyo en un arte ligado a la vida. A diferencia de los intereses de la época, el desarrollo de alfombras como «arte útil» plantea una reflexión ecológica avanzada a su tiempo y abraza la sostenibilidad. En definitiva, propone una suerte de economía poética que se aleja del binomio acumulación-capital.

Así lo percibimos en No compres las horas, la segunda sala de la muestra, en la que se presenta una investigación de tres décadas a partir de la tradición textil del Atlas Medio. A mediados de los años ochenta, Lanceta llega a la conclusión de que los tejidos originales de las mujeres bereberes constituyen un medio idóneo para refexionar sobre el tejido como código abierto. La noción de colectividad se intensifica en su trabajo, como también el aprecio hacia las artes consideradas «menores» en Occidente: replantea lo ornamental como una parte estructural de la obra, pero a la vez como protección de la materia prima a través de la vinculación afectiva y la durabilidad del objeto.

A partir siempre de un elemento concreto del Atlas Medio –handiras, alfombras o hanbels–, Lanceta va desarrollando sus propios tejidos, no tanto para versionar aquellos, sino para señalarlos. La artista trabaja en una abstracción que es riquísima: desde la hermética geometría en unos hasta la abstracción abierta y cambiante en otros, desde las líneas rectas o en zigzags hasta el rombo… Estructuras repetitivas que asumen variaciones y transgresiones.

Vista de la exposición «Tejer como código abierto», de Teresa Lanceta, en el MACBA, Barcelona, 2022. Foto: Miquel Coll

Otra historia y otra tradición reconoce La alfombra española del siglo XV, en el espacio adyacente aldedicado al Atlas Medio en esta segunda sala. La palabra alfombra procede del árabe al-khumra (estera). Lasalfombras eran bienes muy valorados, y la presencia musulmana en la Península facilitó su gran desarrollo. En el siglo XV hubo una esplendorosa industria de alfombras de ejecución islámica en Albacete y Cuenca. Los artesanos musulmanes continuaron trabajando en territorio cristiano para la realeza, la aristocracia y la Iglesia. Los grandes señores eran admiradores y comitentes de un arte y una cultura que, al mismo tiempo, hostigaban y perseguían.

Los tejidos no solo cumplen una utilidad, sino que también son lenguaje. En esta serie de alfombras, las estructuras son cerradas: frente a la idea de campo extendido que presentan las alfombras persas –o las alfombras rurales–, en las alfombras españolas el campo central está empequeñecido, delimitado por numerosos y potentes marcos que constriñen el centro, en ocasiones interrumpido por los escudos heráldicos de los señores cristianos que las compraban.

Vista de la exposición «Tejer como código abierto», de Teresa Lanceta, en el MACBA, Barcelona, 2022. Foto: Miquel Coll

En Esperando el porvenir, la tercera de las salas expositivas, se muestra un conjunto de obras que surgen de las vivencias de la artista en el Raval de Barcelona, el antiguo «Barrio Chino», en el que vivió entre 1969 y 1985 y al que, décadas más tarde, volvió como profesora de arte de la Escola Massana (entre 2013 y 2020). El Raval como una geografía, pero también el lugar donde habitan diásporas: antaño andaluces, extremeños y gallegos; hoy pakistaníes, hindúes y filipinos.

Una serie de telas marcadas por los colores rojo y negro –realizadas entre 2019 y 2020 en su estudio de Alicante, con el Raval en el recuerdo– se disponen a modo de paredes y nos invitan a adentrarnos en sus calles para visitar algunos de los lugares en los que residió la artista: Jerusalem, 8 (1984), Plaça Reial, 13 (1984), Hospital, 56 (2019), Gardunya, 9 (2020), Obradors, 5 (2020). Se escuchan de su propia voz vivencias de un barrio que es un palimpsesto de historias de vida. Historias que la llevaron a trabajar sobre lo roto, las cosas destruidas y los remiendos, como se aprecia en su serie Cosidos. En este ámbito se presenta también el trabajo en autoría compartida con Olga Diego, un teatrillo en el interior de una caja de madera; un mundo revestido de cerámica y convertido en un lugar donde transcurre la vida y deambula el arte a través de unos personajes capaces de moverse como si estuvieran vivos.

A continuación, en el mismo ámbito, encontraremos otras dos propuestas: Las cigarreras (2011/2022) y Gallinero (2019). La primera de ellas recoge los recuerdos, historias y opiniones de las trabajadoras de una fábrica de tabacos de Alicante, una vez cerrada la fábrica. La artista grabó sus voces para que se expresaran con una libertad que la imagen no siempre facilita y, con la edición de Virginia García del Pino, presenta una historia de esfuerzo y solidaridad en los confiines del fordismo estatal. Gallinero muestra una obra realizada en colaboración con Pedro G. Romero: un tapiz elaborado con la técnica de la jarapa a partir de viejas prendas de amigos y vecinos de la artista sobre el que habitaron, temporalmente, un conjunto de gallinas. Aunque los romanos nos dieron el sistema de reglas que constituyen aquello que llamamos «derecho», esta propuesta nos recuerda que fueron precisamente estos pollos, con sus danzas sobre suelos de geometrías similares, los que en última instancia ratificaron las leyes.

Teresa Lanceta, Subían y bajaban, 1987 © Teresa Lanceta, VEGAP, Barcelona, 2022 © Foto: García-Bautista

En la cuarta sala se encuentran El paso del Ebro (2013-2015) y Trabajo de estudio (2020-2022), realizadas en diálogo con La Trinxera y Leire Vergara, respectivamente. El paso del Ebro articula una vivencia que aúna memoria colectiva y experiencia personal: una heterocronía que se desarrolla entre la batalla del Ebro de 1938 –una de las más sangrientas de la Guerra Civil–, recuerdos familiares y viajes semanales de Alicante (donde reside Lanceta) a Barcelona durante los siete años en los que trabajó como docente en esta última ciudad. Escritos diarísticos, fotografías, un video y cinco tejidos –entre los que destaca el que la abuela de la artista empleaba para guardar el pan– develan un pasado de miedo y de violencia, cuyas consecuencias de supervivencia se observan en los artilugios procedentes de La Trinxera. Trabajo de estudio, por su parte, reúne los registros de veintiún encuentros virtuales que tuvieron lugar cronológicamente durante el curso 2020-2021. Los temas tratados en esos encuentros abarcan un arco temporal que se extiende desde la década de los setenta (en la que Lanceta comenzó a tejer y Vergara nació) hasta el presente. A partir de los objetos que cada una de ellas aportaba a las sesiones, estas narrativas construyen historias, individuales o colectivas, desde la sociología, la antropología y el arte.

Finalmente, en la quinta sala se muestra el proyecto Los oficios del Raval (2019-2022), una colaboraciónentre Teresa Lanceta, Nicolas Malevé, los alumnos y profesores del IES Miquel Tarradell y el departamento de Educación del MACBA. El proyecto consiste en la elaboración colaborativa de un mapa digital basado en las historias de trabajo, las vivencias, recursos y afectos de los participantes y de sus familias. Pretende poner de relieve las múltiples miradas y trayectorias que confuyen en un lugar importante para cada participante –el Raval–, así como dejar constancia de la experiencia laboral y las competencias que se desplazan cuando la gente se traslada a otro lugar.

El dispositivo de montaje de la exposición, que abarca desde el mural suspendido a las capas y handiras, pasando por las calles del Raval y las distintas colaboraciones, ha sido confeccionado por el artista Xabier Salaberria, en diálogo con la artista y las curadoras.

Teresa Lanceta, Nuria, 1994 © Teresa Lanceta, VEGAP, Barcelona, 2022 © Foto: García-Bautista

TERESA LANCETA: TEJER COMO CÓDIGO ABIERTO

Exposición coproducida por el MACBA – Museu d’Art Contemporani de Barcelona y el IVAM – Institut Valencià d’Art Modern, Valencia.

Comisariada por Nuria Enguita y Laura Vallés Vílchez.

MACBA – Museu d’Art Contemporani de Barcelona, Plaça dels Àngels, 1, Barcelona, España

Del 8 de abril al 11 de septiembre de 2022

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