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CRISTINA HUARTE. TEJER MEMORIAS EN RED

1.

Una mariposa de cuatro espejos nos motiva a escribir. Se trata de la Rothschildia Orizaba que nos invita a esculpir una coreografía pública con las palabras que danzan en el aire, palabras que apenas se pueden reconocer por la delicadeza del fino polvo que las compone. Una serie de torceduras forjadas más allá del tiempo y el espacio determinados de forma lineal. La invitación a testimoniar la transmutación desde lo cotidiano donde las memorias, los afectos, los relatos e incluso los conflictos se encuentran con el metal oxidado que nos recuerda que todo en esta configuración de mundo es tan solo temporal, nada está fijo; porque aquel metal que ahora se nos presenta rígido también transita hacia el mineral hecho polvo que cae sobre nuestro errático andar.

Por lo tanto, es también una invitación a la entrega, una provocación para ponernos en contacto con nuestro propio cuerpo-archivo, porque quizás solo así podamos trascender las palabras y sus fronteras, dejando que sean las propias sensaciones las que den cuenta de las formas en las que nos estamos afectando con las distintas imágenes propuestas. Es decir, no se trata de una decodificación de lo abstracto sino de entregarnos a las sensaciones de lo figurativo, ahí donde también el encuentro con nuestras propias memorias afectivas es posible.

“Aleteo Negro”, videoperformance de Cristina Huarte presentado en el Centro Cultural de España de la Ciudad de México, 2023. Foto: Isabel Mateos Hinojosa

El trabajo de Cristina Huarte (España, 1988) se compone además por una serie de dibujos en distintas dimensiones que van desde el papel y el carboncillo hasta los trazos de siluetas en el aire sostenidos por el metal, la obsidiana y el ámbar. El dibujo siempre puede expandirse en distintas dimensiones. Podríamos hablar de un archivo sentimental compartido por la artista en donde las sombras, que son a la vez memorias de sus abuelas y otras mujeres con las que no comparte territorio cotidiano, se acompañan del juego óptico provocado por las líneas que se escriben en voz alta y se comparten desde los distintos espacios donde Cristina Huarte se permitió afectarse por otros saberes, paisajes y haceres distintos a los suyos. La búsqueda incansable por la cura y la necesidad presente de reconectar con sus propias memorias, conflictos y saberes espirituales. El error de buscar fuera lo que se debe excavar hacia adentro, propiciando el encuentro con las ruinas del porvenir. Ser recibidas a la vez que somos acompañadas.

Las notas y los esbozos que podemos encontrar en las bitácoras de trabajo de la artista nos permiten aproximarnos a la lengua con la que propone hablar en penumbra ¿Qué es lo que alcanzamos a leer de estas palabras y qué es lo que no logramos ver de estas imágenes? ¿Qué estímulos se hacen presentes al momento en que nos encontramos con su obra? ¿A qué sensibilidades convoca este ejercicio estético? ¿Qué pasaría si nos libramos de la idea de la disputa por el poder y en lugar de esto nos convocamos para trascenderlo colectivamente? Sería entonces un ejercicio colectivo de renuncia que se sintonice con el batir de las alas de la mariposa, el reconocimiento de nuestra propia vulnerabilidad ante la destrucción.

“Aleteo Negro”, videoperformance de Cristina Huarte presentado en el Centro Cultural de España de la Ciudad de México, 2023. Foto: Isabel Mateos Hinojosa

La Rothschildia Orizaba es también conocida como mariposa de navajas o mariposa cuatro espejos, una especie que aletea entre la oscuridad con la libertad de quien se sabe protegido por aquello que habita el campo de lo invisible o a veces simplemente ininteligible, posiblemente también de quienes asumen el valor y el poder del misterio, aquello que se conserva en el espacio de lo opaco y que a su vez se contrapone a la idea del YO transparente [1] y su legado.

Hay una dimensión que, al contacto con las mujeres sanadoras y tejedoras presentes en el video y las esculturas, se desdobla como conocimientos ancestrales inaccesibles incluso para la artista, protegidos por una suerte de espejo negro de obsidiana que provoca el reflejo con ciertos momentos de transparencia.

Es a través de esta imagen que Cristina Huarte aborda cuestiones como la espiritualidad, la magia, la ancestralidad tejida en tiempos presentes, la vida y la muerte. Nos propone pensar el Aleteo Negro como un amuleto donde el cuerpo colectivo pueda encontrar el eco para tomar la fuerza necesaria que cuestione las amarras que la propia sociedad construye sobre los diversos cuerpos minorizados y vulnerabilizados. Amarras que se ven materializadas en la transmisión del mandato violento que va de generación en generación sobre los deseos individuales, ahí donde el límite de nuestro hacer, saber y sentir se hace nítido al cargar las responsabilidades egoícas en defensa del núcleo doméstico y su delirio patriarcal. Aquí encontraremos el grito coral para reconectar con los distintos usos de la rabia. Grito que retumba incluso en el videoperformance que acompaña la coreografía con la escultura principal.

Vista de la exposición “Aleteo Negro”, de Cristina Huarte, en el Centro Cultural de España de la Ciudad de México, 2023. Foto: Estudio Abierto

Con el juego de los distintos elementos -aire, tierra, fuego y agua- presentes en el acero, la obsidiana, el ámbar y el papel, la artista formula técnicas para cuestionar las ideas alrededor de la domesticación y dominación patriarcal, la fragilidad y delicadeza presentes en las propias relaciones sociales representadas por la crisálida; una especie de cautiverio identificado por la artista donde el pensamiento binario hombres*- mujeres* ve su contención.

Así podemos encontrar entonces el intento de Cristina para conectar con los saberes más profundos en nuestros cuerpos, saberes que de una u otra forma han sido programados e impregnados por las distintas violencias que sostienen el proyecto capitalista y patriarcal del mundo. Encontramos el cuerpo vibrátil de la artista ampliando su voz desde su particular repertorio cultural situado en el norte global.

Este cuerpo vibrátil al que la curadora y psicoanalista Suely Rolnik hace referencia se ve presente en la totalidad de la obra que compone Aleteo Negro; el malestar, la incomodidad, el descontento y la capacidad creativa guían el proceso de soldado y alientan la técnica de forjado, mientras que por otro lado las líneas poliformes de los trazos en papel enuncian lo monstruoso, el error y la falla como elementos importantes dentro de la composición del manto que supone el contacto con Itzpapálotl, un manto elaborado de metal, el material que según distintas cosmologías indígenas permite la conexión entre lo visible y lo invisible.

Vista de la exposición “Inflorescencia, un retorno al jardín del exilio”, de Cristina Huarte, en el Centro Cultural Comunitario Teotitlán del Valle, Oaxaca, México, 2023. Foto: David LO
Vista de la exposición “Inflorescencia, un retorno al jardín del exilio”, de Cristina Huarte, en el Centro Cultural Comunitario Teotitlán del Valle, Oaxaca, México, 2023. Foto: David LO
Vista de la exposición “Inflorescencia, un retorno al jardín del exilio”, de Cristina Huarte, en el Centro Cultural Comunitario Teotitlán del Valle, Oaxaca, México, 2023. Foto: David LO
Vista de la exposición “Inflorescencia, un retorno al jardín del exilio”, de Cristina Huarte, en el Centro Cultural Comunitario Teotitlán del Valle, Oaxaca, México, 2023. Foto: David LO

2.

¿Qué significado tendrá en estos tiempos soñar con serpientes que se enroscan en las flores? ¿Podemos aún identificar y mantener los sueños que sostenemos con los ojos bien abiertos? ¿Cómo hacemos para compartir los sueños? Contar, contarlo todo como en el susurro pausado de la serpiente que nos advierte de la sequía que está por venir, a la vez que nos invita a habitar las sombras desde otras sensibilidades. Ser sensibles a la oscuridad mientras nos volvemos dóciles al cambio, al error marcado por la desobediencia que nos impulsa desde la fuerza vital. No renunciar a los acuerdos que planteamos desde nuestros sueños, no renunciar a las formas intuitivas de hacer mundo, no renunciar a nuestras formas radicales de germinar, de florecer.

Sostener nuestro propio archivo sentimental nos demanda cuidar el que estamos compartiendo con el otro. Construir mundo mientras vamos identificando las piezas que cuelgan y hacen parte de las ruinas que nos habitan. Ser sensibles a otras formas de relacionarse con las ruinas, porque incluso en el caos se puede encontrar una posibilidad de hacer del cuerpo un espacio soñante. Un archivo de sentimientos encontrados, rotos, en conflicto, pero siempre atentos a lo que les rodea.

Estos dos momentos poéticos que parecen lejanos entre sí son en realidad provocaciones tejidas por el trazo al carbón, una apuesta por la manipulación de la materia en la cual Cristina Huarte se anticipa a la descomposición, permitiendo que la manipulación de la materia sea en realidad un espacio continuo para la recomposición de la memoria, misma que, para la artista, tiene sus pilares en Zaragoza, y se descompone en el contacto sútil de otras fibras vibrátiles que desprenden otras informaciones que permiten la transformación de ésta y otras memorias.

Vista de la exposición “Aleteo Negro”, de Cristina Huarte, en el Centro Cultural de España, Ciudad de México, 2023. Foto: Isabel Mateos Hinojosa
Vista de la exposición “Aleteo Negro”, de Cristina Huarte, en el Centro Cultural de España, Ciudad de México, 2023. Foto: Isabel Mateos Hinojosa

Chiapas y Oaxaca fueron los territorios que rodearon el proceso creativo de Huarte, específicamente San Cristóbal de las Casas y la comunidad de Teotitlán del Valle, de enero a abril de 2022 y abril a julio 2023, respectivamente. Doña Queta, Marta, Saul, Ixchel, Petrona, Antolina, Doña Celerina, Saúl, Samuel Bautista lazo, entre otrxs, son las voces, texturas y siluetas que podemos encontrar en los trabajos de Cristina. Voces y presencias que acompañan el trabajo de Huarte ya sea en las esculturas, el dibujo, el videoperformance o el conversatorio sobre sueños, cura y saberes herbolarios que ocurrió en el Centro Cultural Comunitario de Teotitlán del Valle como programa público de la exposición Inflorescencia.

Tejer memorias en red.

Conversatorio sobre sueños, cura y saberes herbolarios, Centro Cultural Comunitario de Teotitlán del Valle, 2023. Foto: David LO

[1] Siguiendo a la artista y filósofa Denise Ferreira da Silva esto se entiende como el yo trascendental de comienzos del siglo XIX que representa el paradigma de humanidad en donde siempre la mente y el cuerpo se dividen –según Descartes-, siendo la mente la encargada de explicar el cuerpo, la realidad, y el mundo en sí, imposibilitando otras formas de afectación con el mundo que no sean a través de la razón.


Aleteo Negro se presentó del 7 de marzo al 23 de abril de 2023 en el Centro Cultural de España de la Ciudad de México.

Inflorescencia, un retorno al jardín del exilio, fue exhibida del 17 de junio al 20 de julio de 2023 en el Centro Cultural Comunitario Teotitlán del Valle, Oaxaca, México.

danie valencia sepúlveda

Ayutla, Jalisco, México, 1990. Errorista, educadore, traductore, programadore cultural e investigadore independiente. Ha realizado residencias de investigación artística y traducción en instituciones como el Centro de Arte Museo Reina Sofía, en Madrid; CAPACETE, en Río de Janeiro; Translation House Looren, en Hinwill, Suiza; Materia Abierta, en Ciudad de México; y Salzburg Summer Academy, a cargo de Cosmin Costinas e Inti Guerrero. Del 2020 al 2022, formó parte del núcleo de estudios e investigación sobre la subjetividad PUC-SP bajo la coordinación de Suely Rolnik. Actualmente es editor en jefe de la revista Terremoto.

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