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CONSTELACIÓN CLARICE

[VERSÃO EM PORTUGUÊS ABAIXO]

Por Eucanaã Ferraz y Veronica Stigger | Curadoras

Clarice Lispector (Ucrania, 1920 – Brasil, 1977) cumplió 100 años de reconocimiento nacional e internacional por la excelencia de su obra literaria. Sin embargo, en su escritura son indiscernibles la invención y el pensamiento: no hay, en sus libros, fabulación sin reflexión. G. H., uno de sus grandes personajes, escribe: “La realidad, antes de mi lenguaje, existe como un pensamiento que no se piensa, pero por el destino fui y soy impelida a necesitar saber lo que el pensamiento piensa”. Y este pensamiento que se piensa -y que toma conciencia de eso en el acto mismo- por medio de la ficción es un pensamiento eminentemente plástico, que se vuelve materia y forma, inmanencia y metamorfosis. No debe sorprender, por tanto, que las artes plásticas desempeñen un papel tan importante en sus libros.

Las narradoras de La pasión según G. H. (1964) y Agua viva (1973) son, respectivamente, una escultora y una pintora. Ambos libros contienen epígrafes extraídos del mundo de las artes visuales: del historiador del arte Bernard Berenson en el primer caso, y del pintor y crítico belga, entusiasta del arte abstracto, Michel Seuphor, en el segundo. Virginia, protagonista de El candelabro, “amaba sobre todo” crear muñecos de barro.

La propia Clarice se dedicó a la pintura en la década de 1970. En el período en que sus experimentos pictóricos se intensificaron, entre 1975 y 1976, estaba también haciendo anotaciones para dos libros, La hora de la estrella y Un soplo de vida. En la primera, Olímpico, el enamorado de Macabea, esculpía figuras de santos en sus ratos libres. En Un soplo de vida, que Clarice dejó inconclusa, la protagonista, Ângela Pralini, también es pintora y, al igual que la narradora de Agua viva, habla a menudo de su proceso creativo, además de describir algunas de sus pinturas.

Este énfasis dado a las artes visuales nos llevó a proponer aproximaciones entre la producción literaria de Clarice Lispector, que abarca los años 1940 a 1970, y obras realizadas por otras artistas en el mismo período de tiempo. Para ello, la exposición se organiza en torno a nueve núcleos, inspirados en las líneas de fuerza de la escritura clariceana, que aquí se muestran y se consolidan en diálogo con las obras reunidas: Todo en el mundo empezó por un sí; No encajaba; Perdí mi formación humana; Adoración por lo que existe; Quiero el plasma; Más un gráfico que un escrito; La vida es sobrenatural; Es mi pasión ser el otro; y No puedo acabar. A estos núcleos se suman dos conjuntos: Antes que nada, pinto pintura, que muestra un número significativo de pinturas de Clarice; y El apartamento me refleja, que agrupa objetos y documentos pertenecientes a la escritora.

Vista de la exposición “Constelação Clarice”, de Clarice Lispector, en el Instituto Moreira Salles (IMS) Rio de Janeiro, Brasil, 2022. Foto: Rafael Adorján
Vista de la exposición “Constelação Clarice”, de Clarice Lispector, en el Instituto Moreira Salles (IMS) Rio de Janeiro, Brasil, 2022. Foto: Rafael Adorján
Vista de la exposición “Constelação Clarice”, de Clarice Lispector, en el Instituto Moreira Salles (IMS) Rio de Janeiro, Brasil, 2022. Foto: Rafael Adorján

Entre 1975 y 1976, Clarice Lispector se dedicó a la pintura, sin ninguna ambición profesional. Quizá por eso nunca expuso lo que producía. En sus pinturas se pueden ver algunas recurrencias, como el tratamiento gestual, el apego a la materia, el colorido intenso y el rechazo a los contornos definidos. Así, la flagrante predilección por la circularidad toma a menudo la apariencia de una ameba, pero tal configuración rechaza las demarcaciones y la idea misma de forma: más bien se presenta como su inminencia, la prehistoria de una forma. En Explosión, Oscuridad y Luz: Centro de la Vida y el Miedo, la figura ameboidea es central. En otras pinturas, como Caos metamorfosea sin sentido, la figura aparece lateralmente o más diluida, además de participar en arreglos que aluden a cavernas, como en Gruta e Interior de la Gruta.

El apartamento me refleja reúne objetos y documentos pertenecientes a Clarice Lispector: cartas, diplomas, pasaporte, discos, fotografías de álbumes familiares, entre otros. Destacan las obras de su colección, entre las que se encuentran dibujos, grabados y pinturas de diversos artistas. Una parte esencial de este universo íntimo clariceano son sus retratos realizados por pintores y fotógrafos, incluido el famoso óleo sobre tela de Giorgio De Chirico. También están presentes las primeras ediciones de sus libros, revistas, recortes de periódicos, además de la entrevista que concedió a TV Cultura meses antes de su muerte, en 1977.

Al situar las obras de estos artistas bajo el signo de Clarice, se ensambla una constelación tal vez imprevista, en la que creemos que es posible, en algunos momentos, ver reunidas obras de orientaciones estéticas muy diferentes, a veces incluso antitéticas, que rara vez, o nunca, se han presentado juntas. Por medio de la aproximación propiciada por Clarice, se produce una comprensión renovada y más compleja de ese momento del arte brasileño. Por otra parte, a partir de esta constelación entre la obra plástica y la escritura, la literatura de Clarice aparece también bajo una nueva luz.

Vista de la exposición “Constelação Clarice”, de Clarice Lispector, en el Instituto Moreira Salles (IMS) Rio de Janeiro, Brasil, 2022. Foto: Rafael Adorján
Vista de la exposición “Constelação Clarice”, de Clarice Lispector, en el Instituto Moreira Salles (IMS) Rio de Janeiro, Brasil, 2022. Foto: Rafael Adorján
Vista de la exposición “Constelação Clarice”, de Clarice Lispector, en el Instituto Moreira Salles (IMS) Rio de Janeiro, Brasil, 2022. Foto: Rafael Adorján

CONSTELAÇÃO CLARICE

Por Eucanaã Ferraz e Veronica Stigger | Curadoras

Clarice Lispector chegou aos 100 anos consagrada nacional e internacionalmente pela excelência de sua obra literária. Porém, em sua escrita, invenção e pensamento são indiscerníveis: não há, nos seus livros, fabulação sem reflexão. Escreve G. H., uma de suas grandes personagens: “A realidade, antes de minha linguagem, existe como um pensamento que não se pensa, mas por fatalidade fui e sou impelida a precisar saber o que o pensamento pensa”. E este pensamento que se pensa ― e que disso toma consciência no próprio ato ― por meio da ficção é um pensamento eminentemente plástico, que se volta para a matéria e a forma, para a imanência e a metamorfose. Não deve surpreender, portanto, que as artes plásticas desempenhem um papel tão importante nos seus livros.

As narradoras de A paixão segundo G. H. (1964) e Água viva (1973) são, respectivamente, uma escultora e uma pintora. Ambos os livros trazem epígrafes extraídas do universo das artes visuais: do historiador da arte Bernard Berenson no primeiro caso, e do pintor e crítico belga, entusiasta da arte abstrata, Michel Seuphor, no segundo. Virgínia, protagonista de O lustre, “amava acima de tudo” criar bonecos de barro. A própria Clarice se dedicou à pintura na década de 1970. No período em que suas experimentações pictóricas se intensificaram, entre 1975 e 1976, estava também fazendo anotações para dois livros, A hora da estrela e Um sopro de vida. No primeiro, Olímpico, namorado de Macabéa, esculpia figuras de santos em suas horas de folga. Em Um sopro de vida, que Clarice deixou inacabado, a protagonista, Ângela Pralini, também é pintora, e, talqual a narradora de Água viva, discorre frequentemente sobre seu processo criativo, além de descrever algumas de suas pinturas.

Djanira, Onírico, 1950, óleo sobre tela, 70,5 x 89,5 cm. Coleción particular, Rio de Janeiro. Foto: Vicente de Mello
Wilma Martins, Retorno, 1967, xilograbado, 100 x 56 cm. Colección de la artista, Rio de Janeiro. Foto: Vicente de Mello

Esse destaque dado às artes plásticas nos levou a propor aproximações entre a produção literária de Clarice Lispector, que abrange os anos de 1940 a 1970, e obras realizadas por outras artistas no mesmo intervalo de tempo. Para tal, a exposição se organiza a partir de nove núcleos, suscitados por linhas de força da escrita clariceana, que aqui se mostram e se consolidam em diálogo com as obras reunidas: “Tudo no mundo começou com um sim”; “Eu não cabia”; “Perdi minha formação humana”; “Adoração pelo que existe”; “Quero o plasma”; “Mais um grafismo que uma escrita”; “A vida é sobrenatural”; “É minha paixão ser o outro” e “Não posso acabar”. A esses núcleos, somam-se dois conjuntos: “Antes de mais nada, pinto pintura”, que mostra um número expressivo de quadros de Clarice; e “O apartamento me reflete”, que agrupa objetos e documentos pertencentes à escritora.

Ao colocar os trabalhos dessas artistas sob o signo de Clarice, arma-se uma constelação talvez imprevista, na qual julgamos ser possível, em alguns momentos, ver reunidas obras de orientações estéticas muito diferentes, por vezes até antitéticas, raramente, ou nunca, apresentadas lado a lado. Por meio da aproximação propiciada por Clarice, ganha lugar uma compreensão renovada e mais complexa daquele momento da arte brasileira. Por outro lado, a partir dessa constelação entre os trabalhos plásticos e a escrita, também a literatura de Clarice aparece sob nova óptica.

Clarice Lispector, autoría desconocida, sin fecha. Acervo Clarice Lispector/Acervo IMS

CONSTELAÇÃO CLARICE

Instituto Moreira Salles (IMS) Rio, Galería principal, Rua Marquês de São Vicente, 476, Gávea, Rio de Janeiro, Brasil

Del 21 de mayo al 9 de octubre de 2022

Artistas participantes

Amelia Toledo
Anna Bella Geiger
Anna Maria Maiolino
Celeida Tostes
Clarice Lispector
Claudia Andújar
Djanira
Eleonore Koch
Fayga Ostrower
Judith Lauand
Hilda Hilst
Iole de Freitas
Ione Saldanha
Letícia Parente
Lygia Clark
Maria Bonomi
Maria Helena Vieira da Silva
Maria Martins
Maria Polo
Mira Schendel
Regina Silveira
Regina Vater
Vera Chaves Barcellos
Wanda Pimentel
Wega Nery
Wilma Martins
Yolanda Mohalyi

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