
PHYTON-MORPHE

PHYTON-MORPHE
Dícese de la representación escultórica que imita la estructura de un organismo vegetal. En la cultura inca, existían diferentes representaciones Phyton-Vegetal, Morphe-Forma de tipo votivo para ofrendar a la naturaleza o los productos que se obtenían de ésta. Por lo general, se utilizaban para dar gracias a la madre tierra por las cosechas recogidas y, para ello, solían enterrarse en los campos de cultivo.
En el piso de la Galería Patricia Ready están dispuestas varias estructuras rectangulares que remiten a camas de siembra. Son oscuras como la tierra cuando recién es regada, y en cada una de ellas yacen distintas figuras fitomorfas. Están elaboradas con materiales que reconocemos por ser parte de la cultura universal –encontramos allí el bronce, la cerámica gres y la porcelana–, o por ser una materialidad característica de una tradición artesanal chilena como lo es la crin.
De manera cenital para el espectador se presentan rítmicamente las casi cien piezas que son el resultado del trabajo de cinco mujeres que crean a partir de un motivo ancestral, en un espacio de cultivo y de encuentro.
El origen de esta muestra es el anhelo de Josefina Guilisasti (Chile, 1963) de hacer un homenaje a cinco piezas fitomorfas pertenecientes a la colección del Museo Chileno de Arte Precolombino de Santiago. La motivación de la artista era producir una muestra colectiva, y para ello convocó a Paula Subercaseaux, Inés Villalobos, Ruth Méndez e Hilda Díaz. Las tres últimas son artesanas del pueblo de Rari (Región del Maule), e Hilda ha sido distinguida como Tesoro Humano Vivo. Así, Phyton Morphe tiene como inspiración las piezas precolombinas mencionadas, pero fundamentalmente expresa la admiración de Guilisasti hacia el trabajo comunitario de las tejedoras de crin.
El resultado de este encuentro es un diálogo tanto entre las materialidades y las técnicas usadas, como del oficio de cada una de estas mujeres. Es en esta conversación donde los territorios, lo ancestral, la tradición y el arte contemporáneo se relacionan de manera orgánica a través de materiales nobles.
Así, lo vegetal de la crin y lo mineral del bronce y el gres transitan hacia lo vegetal para convertirse en un homenaje a esas fitoformas que los antiguos pobladores de América del Sur ofrecían a la tierra.




La artesanía en crin, el pelo de la cola del caballo, nació en Rari, en la Región del Maule de Chile, hace más de 200 años. Es una artesanía de dedicación casi exclusivamente femenina; las mujeres se reúnen y trabajan juntas, compartiendo sus conocimientos y sus cotidianidades, y de esa instancia van surgiendo sus obras. Lo vincular es parte constitutiva de este oficio, tanto a nivel personal como con el territorio: trenzando la crin se ha mantenido el tejido social de esta comunidad, que a su vez se sustenta de este saber que define y da sentido a su existencia.
La artista Josefina Guillisasti trabaja el bronce desde los brillos más dorados hasta la máxima oscuridad del material. Así, va generando esculturas de objetos vegetales que se van abstrayendo a medida que el negro los convierte más en su forma tangible que en su representación visual. En su obra inmortaliza, como hicieron nuestros ancestros, sencillas vidas de temporada de las que, como seres humanos que somos, seguimos y seguiremos dependiendo para subsistir.
Paula Subercaseaux trabaja la cerámica y la porcelana como si sus obras estuvieran siempre emergiendo del agua, como si fueran el resultado de su movimiento, la huella de esta. Sus formas remiten a lo vegetal acuático y también al cruce entre lo que pareciera ser vegetal, pero es animal, como el coral. La artista moldea el agua y la imita en sus caminos, los cuales son el mismo que ha seguido el ser humano a lo largo de la historia. Atrapa el agua en cada pieza como el tesoro que es, un recurso natural cada día más escaso, tal como las artesanas de Rari, que también van desapareciendo con la transformación de la ruralidad como la conocimos alguna vez.




Phyton Morphe comenzó como una especie de experimento en el que ninguna de sus cinco participantes sabía realmente qué resultaría de su conversación material e inmaterial. Era una apuesta por desdibujar el límite entre lo artístico y lo artesanal, entre el individuo y la comunidad, trenzados por el signo del oficio. Trasciende de esto una reflexión sobre la relevancia actual de la interculturalidad y el diálogo, tanto en el quehacer artístico como en los ámbitos cultural y social.
En la antigüedad, las ofrendas cumplían con celebrar y convocar a los dioses frente a la incertidumbre de la cosecha. Hoy, a pesar de que hemos llegado a entender muchas de las leyes que gobiernan la naturaleza, la crisis medioambiental nos vuelve otra vez indefensos –acaso más de lo que fueron nuestros antepasados.
Las obras de Josefina, Paula, Ruth, Inés e Hilda surgen bajo esta premisa como una manera simbólica de reconectar la tierra con el cielo. Phyton Morphe nos invita, entonces, tanto física como psíquicamente, a revincularnos con la hebra inaugural del tejido que aquí nos convoca.

Phyton-Morphe, de Josefina Guilisasti en colaboración con Paula Subercaseaux, Inés Villalobos, Ruth Méndez e Hilda Díaz, se podrá visitar hasta el 11 de mayo de 2022 en Galería Patricia Ready, Espoz 3125, Vitacura, Santiago de Chile.
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