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LA HISTORIA DE LA LONA

La Galería Rebelde presenta La historia de la lona, una exhibición internacional de lienzos, textiles y pinturas que narran la historia de su paradero y el proceso detrás de su producción. La lona, el canvas, el lienzo es más que el soporte de las imágenes en esta exposición, y en algunos casos es el mismo textil el que funciona como lienzo para presentarse a él mismo como la obra final.

Para los artistas de esta muestra, las lonas o los textiles cuentan una historia más allá del resultado final. Fernanda Caballero (Ciudad de México, 1990) deja la pintura correr libre por la tela usando el movimiento natural de su cuerpo como guía, recordando el color field painting. Así, crea manchas que reflejan de manera espontánea sus procesos meditativos, dejando que el color se manifieste por él mismo en el juego a través del lienzo. La procedencia de estos lienzos es también importante para ella, teniendo un interés en los textiles y la forma en la que condicionan a la pintura por su textura, su porosidad o incluso su historia pasada, esta vez como lonas militares usadas. ¿Cómo la historia del material condiciona la historia de la pintura? Y, ¿qué diálogo crea el cuerpo del lienzo, el cuerpo de la artista y el cuerpo de la pintura cuando se encuentran en esta situación?

Vista de la exposición “La historia de la lona”, en La Galería Rebelde, Ciudad de Guatemala, 2022. Cortesía: La Galería Rebelde
Oso Parado, “Ecodelic ontological I”, 2021, técnica mixta, 190 x 160 cm. Cortesía: La Galería Rebelde
Fernanda Caballero, “Blob XXVII”, 2022, técnica mixta sobre canvas militar usado, 250 x 175 cm. Cortesía: La Galería Rebelde

Siguiendo la misma curiosidad, Oso Parado (Morelos, México) también deja que la naturaleza intervenga las obras creando nuevas historias. Sus lienzos parten de la búsqueda de la conexión que existe entre naturaleza, ser humano y tecnología, reflexionando sobre la realidad de nuestra sociedad contemporánea. Las obras de esta muestra son pinturas en colaboración con el azar, el tiempo y la materia. Parado ata un sensor GPS al lienzo antes de tirarlo al mar, para rescatarlo días después con los cambios que las condiciones naturales hayan provocado en la pintura. En otros, los lienzos los esconde en la tierra para recuperarlos después y continuar el diálogo con el paso del tiempo y el entorno.

Jaime Poblete (Santiago de Chile, 1981) también propone gestos como ejercicios pictóricos, utilizando resina acrílica y pigmentos para darle cuerpo a la tela y soltar la libertad del color tras sumergir repetitivamente, como un mantra, la tela en los materiales, hasta adquirir el resultado final. Además, las telas cobran tridimensionalidad sobre la pared, creando sombras y proporciones que vuelven a la lona una escultura.

Vista de la exposición “La historia de la lona”, en La Galería Rebelde, Ciudad de Guatemala, 2022. Cortesía: La Galería Rebelde
Jaime Poblete, “Untitled (Black and grey), 2021, pigmento, sal y resina acrílica en tela doblada y cosida, 133 x 103 cm. Cortesía: La Galería Rebelde
Gonzalo Hernández, “W_R_02”, 2021, telar de jacquard, 127 x 101,6 cm. Cortesía: La Galería Rebelde

Así como estos artistas utilizan los lienzos como soporte para la pintura, también la tela, el textil, puede ser el trabajo mismo que cuenta historias detrás de su proceso. Gonzalo Hernández (Lima, 1991) crea jacquards, textiles únicos de manufactura industrial elaborados a partir de collages físicos. Para la serie titulada Almost there, el artista reflexiona sobre lo que significa ser un artista exitoso desde el humor y el cinismo, con base en los estereotipos y las expectativas del mercado. Las obras parten de collages de imágenes de las piezas que forman parte de la colección del Rubell Museum en Miami, formulando así un comentario sobre qué nombres son parte de la colección de un museo privado. El primer paso es entonces formar las composiciones con recortes del catálogo de la colección, digitalizar la imagen y encargar su manufactura, obteniendo como resultado la pieza textil.

Al contrario del proceso industrial, Angélica Serech (San Juan Comalapa, Guatemala, 1982) reinventa la tradición de su herencia maya kaqchikel para proponer textiles que introducen nuevos colores y técnicas a la tradición de los textiles de Comalapa. Utilizando telar de cintura y telar vertical, Serech introduce nudos, esferas, trenzas y cabellos a una composición textil que narra sus más íntimas historias y sueños. En Mi historia en nudos al dorso de mi güipil, Serech hace un homenaje a las mujeres que han influenciado su vida, inspirada por lo hilos sueltos que quedan en el dorso de los güipiles bordados; cada nudo y cada hilo es una historia y un registro del tiempo y el trabajo. El proceso para este bordado duró más de un año de producción y es también una ofrenda para su pueblo, conservando el color de los bordados tradicionales de Comalapa. Esta conversación de hilos y colores es también un diálogo entre artesanía y arte, presentando tejidos con una función estética y conceptual que redefinen cómo producir imágenes y significados a partir de materiales y técnicas que dan paso al protagonismo del proceso. Así, todas estas lonas y textiles cuentan las historias de sus vidas pasadas o de los procesos previos para llegar a ser piezas terminadas, para conformar nuevas imágenes.

Vista de la exposición “La historia de la lona”, en La Galería Rebelde, Ciudad de Guatemala, 2022. Cortesía: La Galería Rebelde

LA HISTORIA DE LA LONA

La Galería Rebelde, Km. 7.5 Carretera Muxbal, Plaza Empresarial Muxbal, Suite #3, Ciudad de Guatemala

Del 27 de enero al 28 de febrero de 2022

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