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ANDREA CANEPA: ORO ALLA PATRIA

Las memorias que puede despertar una fotografía antigua o los giros de un guion de cine pueden parecer inverosímiles. Pero el dejar que nuestra mirada se pierda en una imagen posibilita que, al indagar en una historia o avanzar en una trama, toda la estructura de percepción de la realidad se gire. Si algunos arman el relato avanzando con paso firme y unidireccional, darle la espalda supondría, más que una negación, una apertura a otras perspectivas múltiples y entrecruzadas.

En esta primera exposición de Andrea Canepa en la galería Crisis hay que atreverse a entrar, girar, dar la espalda y cruzar otros umbrales, literal y metafóricamente. De esta manera, con este primer gesto que se imprime a la arquitectura interior de la muestra, la artista nos convoca a una actitud: la de analizar la arquitectura -su construcción, quiénes la diseñaron y lo que tuvieron que hacer para ello- y todas las voces que en ella pueden resonar. Por eso, la referencia a una casa en un desierto consigue desplegarse para convertirse en la caja de reverberación de muchos ecos.

La imagen y la voz se construyen aquí en instalación y texto. La reproducción plana, revelada en el papel, se desenvuelve en las estructuras escultóricas y sus capas de materiales. Las voces -internas, oficiales, olvidadas- se convocan y entrecruzan en los capítulos del libro. El proyecto de investigación artística Oro alla patria se desarrolla, de esta manera, tanto en materia como en palabra. Y las dos se espejan, multiplicando el número de accesos a una realidad abordada desde el presente y en el pasado, desde la forma abstracta y en el detalle del relato.

Igual que vemos tres instalaciones, existen tres capítulos.

Vista de la exposición «Oro alla patria», de Andrea Canepa, en Crisis Galería, Lima, 2021. Foto cortesía de Crisis
Vista de la exposición «Oro alla patria», de Andrea Canepa, en Crisis Galería, Lima, 2021. Foto cortesía de Crisis

En el primero, la fotografía que despertó la curiosidad de la artista nos traslada a la colonización del desierto libio que organizó el gobierno fascista de Mussolini en la década de los años 30 del siglo XX, y que se vio truncada por la Segunda Guerra Mundial. La historia de cómo se diseñó este plan, cómo se recabaron metales para su construcción y conquista -la campaña de donación de oro que da nombre a todo el proyecto- se desdobla en referencias a otras conquistas, ejercidas sin preguntar, como sucedió con la llegada de los españoles al Perú. Pero, más allá de paralelismos de datos históricos, “Los Materiales” permite adentrarse en una visión mucho más intrincada a través de desmenuzar los componentes matéricos -la arena y el metal- que dan fundamento físico a estos hechos. Al mismo tiempo, son parte de la construcción de un imaginario común y permiten un acercamiento poético a cómo, tras el desarrollismo de cualquiera de los planes coloniales, se ejerce una violencia sobre el otro, negado como persona, y sobre la tierra.

La historia de la “aventura” italiana en el norte de África avanza, e igual que se levantaron edificios racionalistas para la conquista, se erigieron símbolos monumentales para apoyar la propaganda de esta empresa. El segundo capítulo, “La forma”, nos relata la construcción de una de estas maquinarias simbólicas: la Muestra Trienal de las Tierras Italianas Ultramar, realizada en Nápoles en 1940, y la (mala) suerte del grupo de etíopes trasladados allí para la representación, como imagen del colonizado, del nuevo imperio. Era la constatación de una hegemonía geográfica y económica, pero también ideológica basada en la superioridad de la raza, que tenía el fascio pero que también existió en Roma y en las posteriores idealizaciones imperiales. Las maneras de edificar en este choque entre el que impone el poder y el que habita el territorio -nuevamente violento, otra vez contra el otro, negado como persona, y sobre la tierra- se contraponen en la estructura rígida del cubo de un salón de actos o la flexible y adaptable de la curva de una cabaña nativa.

Vista de la exposición «Oro alla patria», de Andrea Canepa, en Crisis Galería, Lima, 2021. Foto cortesía de Crisis
Vista de la exposición «Oro alla patria», de Andrea Canepa, en Crisis Galería, Lima, 2021. Foto cortesía de Crisis
Vista de la exposición «Oro alla patria», de Andrea Canepa, en Crisis Galería, Lima, 2021. Foto cortesía de Crisis
Vista de la exposición «Oro alla patria», de Andrea Canepa, en Crisis Galería, Lima, 2021. Foto cortesía de Crisis

El capítulo tercero, “Los Actores”, narra el final increíble de los africanos, varados en Italia al suspenderse la exposición con la entrada de Italia en la guerra, como extras de una película ambientada en Nueva York y rodada en Cinecittà en 1943. La arquitectura, nuevamente, al servicio de la construcción de una imagen, esta vez representada en el medio que simbolizaba el progreso: el cine. La elaboración de una ficción que quiere naturalizar una ideología. De nuevo, la negación del otro -en este caso el africano convertido en americano, ambos retratos del ignorante y depravado- y la imposición del hombre blanco moderno. La imagen cinematográfica se construye, al igual que la leyenda de un deportista o la fotografía política de los levantamientos e insurgencias -como los de Harlem en el mismo año que se rodaba la película-, todas con arquitecturas, concretas y definidas por un ideario, como fondo.

Igual que en los capítulos se entrelazan múltiples historias, las mismas se condensan en los materiales, las formas, las imágenes y los personajes que vemos en las instalaciones: arena, metal y la línea de la arquitectura racional; el cubo armado de oro y el círculo de fibra trenzada; el escenario de la tramoya teatral, y la representación y sublimación de la realidad en la reproducción de las escenas de cine y la interpretación de la violencia en el cielo y la arquitectura de Harlem, del pintor William Johnson.

En la mezcla de relatos y referencias encontramos hechos increíblemente parecidos, se identifica un patrón, la repetición de una acción que también deja un rastro material y en el imaginario. Desde los primeros imperios mediterráneos, las conquistas absolutistas y coloniales posteriores, las tentativas fascistas o, ahora, las empresas neoliberales, todas se han constituido con un relato hegemónico, construido en la forma de sus edificios y en las ilustraciones de sus leyendas y cuentos. En ellos, su visión se ha naturalizado y se ha enseñado como la lógica. Darse la vuelta y dejar perderse en los paralelismos y evocaciones, como Andrea Canepa hace en su trabajo, nos permite entrever que una historia, aunque parezca que no es la nuestra, nos activa la memoria de otras que hemos vivido. Porque al final, igual que termina el texto, “sigue siendo la misma historia”.

Vista de la exposición «Oro alla patria», de Andrea Canepa, en Crisis Galería, Lima, 2021. Foto cortesía de Crisis
Vista de la exposición «Oro alla patria», de Andrea Canepa, en Crisis Galería, Lima, 2021. Foto cortesía de Crisis
Vista de la exposición «Oro alla patria», de Andrea Canepa, en Crisis Galería, Lima, 2021. Foto cortesía de Crisis

Oro alla patria, de Andrea Canepa, se presenta del 4 de noviembre de 2021 al 8 de enero de 2022 en Crisis Galería, Jr. Alfonso Ugarte 260 #101, Lima.

*Texto de sala

Marta Ramos-Yzquierdo

Licenciada en Historia de Arte por la Universidad Complutense, Magíster en Gestión Cultural por el Instituto Ortega y Gasset, ambos en Madrid, España. Cursó el Diplomado en Comunicación Institucional por la Universidad de los Andes, en Santiago de Chile. Su trayectoria comienza en España, en la Fundación Amigos del Museo del Prado, para después continuar como editora y coordinadora de masdearte.com, entre 2001 y 2003. En Chile, colaboró con el Museo de Arte Contemporáneo (MAC) como asistente de producción de la exposición “Equipo Crónica”, y organizó la muestra “Los otros Hermanos Machado”, en el Centro Cultural de España. En 2009 se muda a Brasil, donde trabaja como directora de Baró Galeria. Entre agosto 2012 y julio 2013 fue directora de Pivô. De vuelta en España, ha sido responsable de LOOP Fair 2017. Es curadora del Associate Artists Program, Liverpool Biennial e ICI. Colabora también con las publicaciones Arte! Brasileiros, Arte Al Día, Artishock y a-desk.org. Actualmente vive en Barcelona, desde donde continúa trabajando en sus investigaciones y nuevos proyectos.

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