Skip to content

MUESTRA REÚNE POR PRIMERA VEZ OBRAS CLAVES DE REGINA VATER

[VERSÃO EM PORTUGUÊS ABAIXO]

Durante las últimas cinco décadas, Regina Vater (Río de Janeiro, 1943) ha desarrollado un cuerpo de trabajo complejo y sofisticado donde cada obra da forma a preguntas sobre las relaciones entre sociedad, naturaleza y tecnología. El carácter poético de su obra siempre se ha tenido como fin resaltar y rendir homenaje a mitos y cosmologías ancestrales que proponen diferentes modos de pensar el tiempo y la naturaleza, y que son antagónicos al discurso hegemónico occidental/europeo.

La Galeria Jaqueline Martins presenta por estos días la primera exposición en reunir importantes obras de esta artista pertenecientes a las décadas de 1980, 1990 y 2000. Entre las grandes instalaciones se encuentran AmonAmen (1999), Ofrenda a lo Ancestral (1989), Lampião (2003), Golias (1981) y Cargo (1992), esta última compuesta por una serie de cajones llenos de plumas de colores que, refiriéndose al circuito de importación/exportación de mercancías, expanden su discurso tanto al tráfico de animales como al tráfico de culturas.

La instalación se desarrolló como una reflexión crítica sobre el 500 aniversario del descubrimiento de América, celebrado en 1992. Según la artista, “la propia geografía de la Tierra ha generado diferentes culturas portadoras de sus propias técnicas de supervivencia, pero con la aproximación entre los pueblos, ya sea a través de los viajes o del colonialismo, una civilización importa la cultura de la otra, y viceversa”.

Vista de la exposición «A Celebration for the GOoD Time», de Regina Vater, 2021. Cortesía: Galería Jaqueline Martins
Regina Vater, Rama Dourada, 1992, tierra, bambú, ramas de árboles, nailon, tela de muselina verde dior, spray dorado, luz led y plumas de loro. Pieza única, dimensiones variables. Cortesía: Galería Jaqueline Martins
Regina Vater, Lampião ou O que falamos se transforma na casa onde habitamos, 2003, lámpara de queroseno, piedra caliza, ladrillo y acrílico, 61 x 183 cm ø. Ed: 1/2. Cortesía: Galería Jaqueline Martins

Lampião (2003) se constituye a partir de un círculo de nueve piedras iluminadas por una lámpara ubicada en el centro. Sobre cada piedra se apoya una pieza de acrílico que lleva una palabra, dando forma así a un verso del poeta persa del siglo XI Al-Din Muhammad Hafiz: O que falamos se transforma na casa onde habitamos (Lo que hablamos se convierte en la casa que habitamos). Además de revelar la importancia de la poesía en la obra de Vater, esta instalación -así como otras creadas por la artista- nos recuerda la importancia simbólica de las piedras y del círculo -o la rueda- en todas las religiones y cosmologías, desde tiempos ancestrales.

En la serie fotográfica Nature Mortes (1987-1992), elementos tradicionalmente utilizados en las naturalezas muertas europeas, como la porcelana, los cristales y la platería, se utilizan como receptáculos de materiales “autóctonos”: plumas indígenas, conchas y pieles de animales. Además de la extrema belleza de las composiciones de esta serie, se hace explícito en el título en francés un juego de palabras entre este tradicional tema de la pintura clásica y el sentido literal de “naturaleza muerta”. Por tanto, se subraya la dualidad de evocar la abundancia de la naturaleza junto con su asesinato mediante el consumo por la vía del lujo y el despilfarro. En este sentido, son obras que reafirman lo señalado por Roland Barthes y Susan Sontag sobre la relación entre la muerte y la fotografía: “Todas las fotos son memento mori, recuerdos de algo que ya ha desaparecido”.

Se exponen también su instalación Rama Dourada (1992), inspirada en mitos que tienen a la rama dorada como amuleto que otorga acceso a un reino de sabiduría ancestral, y Deus dá nozes a quem não tem dentes (1997), en la que nueces doradas desperdigadas por el suelo son cubiertas con una gran gasa hospitalaria.

Regina Vater, Deus dá nozes a quem não tem dentes [Dios da nueces a los que no tienen dientes], 1997, nueces doradas, gasa de hospital, impresión y pared pintada de azul. Ed: única, dimensiones variables. Cortesía: Galería Jaqueline Martins
Regina Vater, Deus dá nozes a quem não tem dentes [Dios da nueces a los que no tienen dientes], 1997, nueces doradas, gasa de hospital, impresión y pared pintada de azul. Ed: única, dimensiones variables. Cortesía: Galería Jaqueline Martins

A lo largo de su carrera, Regina Vater ha utilizado alimentos como materia prima y en tanto vehículos fundamentales de vida y divinidad, simultáneamente. Para la artista, el arte actúa como fuente de “alimento espiritual”, como se observa en otros trabajos donde ha utilizado miel (Innombrable, 1999) o panes (Por un tiempo de guerra, 1997).

Regina Vater inició su actividad artística en la década de 1960 y, como muchos de su generación, su producción se desarrolló en respuesta a un entorno de intensa polarización política, de restricción de la autonomía y la libertad de expresión. En este contexto, y preocupada por la degradación de las relaciones humanas y el entorno social, la artista se propone el desarrollo de nuevas formas de comunicación y colaboración, asumiendo una posición que culmina en acciones micropolíticas de restauración de la praxis social y de reconciliación con la naturaleza.

Aunque alineada con la práctica relacional que guiaba a toda la generación de los 70, Regina Vater se diferenció al valorar (y traer al debate del arte contemporáneo de finales de esa década) la forma en que las mitologías indígenas y africanas siempre han abordado los problemas sociales y ambientales que recién en el siglo XX comenzaron a afligir a las culturas occidentales. Sin embargo, tal inclusión no se estructura por una apropiación superficial de imágenes y símbolos, sino a través de la tensión entre elementos europeos y amerindios en un contexto artístico contemporáneo.

De estas relaciones surgen también algunas de sus reflexiones sobre las construcciones culturales en torno al cuerpo femenino. Es imposible no colocar a Regina Vater como una de las protagonistas de una generación de artistas brasileñas que conquistó su espacio institucional, viajó, debatió y perseveró en un circuito aún dominado por hombres.

A lo largo de su carrera, ha producido más de cien grandes instalaciones, algunas de las cuales se presentan en esta exposición por primera vez desde su concepción original. Según el crítico de arte británico Guy Brett (fallecido este año y amigo cercano de la artista), “en las instalaciones de Regina la forma sigue una cierta licencia poética combinada con una especie de consagración ritualista de los materiales. Hay un rastro constante que, en cierto modo, puede expandir un sano ‘fuera del lugar adecuado’: agrupa los materiales de acuerdo a una lógica poética, en vez de una forma lógica”.

Más allá del mero uso estético y superficial, esta lógica poética y ritualista antes mencionada reafirma -como en un texto detectivesco- el profundo respeto y enfoque conceptual con el que Regina Vater selecciona los materiales que componen sus instalaciones y, de esta manera, conectar diferentes culturas y formas de ver el mundo.

Regina Vater, Cargo, 1992, madera, plumas de ganso y cemento. Ed: 1/2, 700 x 30 x 20 cm. Cortesía: Galería Jaqueline Martins
Regina Vater, Cargo, 1992, madera, plumas de ganso y cemento. Ed: 1/2, 700 x 30 x 20 cm. Cortesía: Galería Jaqueline Martins

REGINA VATER. A CELEBRATION FOR THE GOOD TIME

Ao longo das últimas cinco décadas, Regina Vater (Rio de Janeiro, 1943) desenvolveu um corpo de trabalho complexo e sofisticado onde cada trabalho dá forma a questionamentos sobre as relações entre sociedade, natureza e tecnologia. Ativista e transmidiática, a natureza poética de sua obra foi sempre tecida de maneira a destacar e a homenagear mitos e cosmologias ancestrais que propõe diferentes modos de pensar o tempo e a natureza, antagônicos ao discurso hegemônico ocidental/Europeu.

A Galeria Jaqueline Martins apresenta a primeira exposição que reúne importantes obras desta artista das décadas de 1980, 1990 e 2000. Entre as grandes instalações, estão AmonAmen (1999), Oferenda ao Ancestral (1989), Lampião (2003), Golias(1981) eCargo(1992). A última é composta por uma série de caixas que, remetendo à engradados deimportação/exportação repletos de penas coloridas, fazem referência tanto ao tráfico de animais quando ao tráfico de culturas.

Segundo a própria artista: “A própria geografia da Terra gerou várias e diferentes culturas portadoras de suas técnicas de sobrevivência, mas com a aproximações dos povos seja por viagens ou colo-nialismo, uma civilização importa a cultura da outra e vice-versa”. A instalação foi desenvolvida como umareflexão crítica aos 500 anos do descobrimento da América, comemorados em 1992.

Lampião (2003) se constitui a partir de um círculo de nove pedras iluminadas por um lampião central. Sobrecada pedra, um pedaço de acrílico carrega uma palavra, assim dando forma a um verso do poeta persa do século XI, Al-Din Muhammad Hafiz (O que falamos se transforma na casa onde habitamos). Além de revelar a importância da poesia na obra de Vater, essa instalação (assim como outras criadas pela artista) nos lembra da importância simbólica das pedras e do círculo, a roda, em todas as religiões e cosmologias, desde tempos ancestrais.

Regina Vater, Golias, 1985, adhesivo vinílico sobre madera, soporte de aro para techo, cuerda de sisal, piedra y caparazón de tortuga. Ed: única, dimensiones variables. Cortesía: Galería Jaqueline Martins
Regina Vater, Golias, 1985, adhesivo vinílico sobre madera, soporte de aro para techo, cuerda de sisal, piedra y caparazón de tortuga. Ed: única, dimensiones variables. Cortesía: Galería Jaqueline Martins

Na série fotográfica Nature Mortes (1987-1992), elementos tradicionalmente utilizados nas composições da pintura europeia de natureza-morta, como porcelanas, cristais e prataria, etc., são usados como receptácu-los para matérias “nativas”: plumas indígenas, conchas e peles de animais. Para além da extrema beleza das composições da série, é explícito no título em francês o jogo de palavras entre este tradicional tema da pin-tura clássica e o sentido literal de “natureza morta”. Portanto, fica sublinhada a dualidade de evocar a fartura da natureza com o seu assassinato pelo consumo às vias do luxo e do desperdício. Nesse sentido, são obras que reafirmam o que Roland Barthes e Susan Sontag apontaram sobre a relação entre a morte e a fotografia: “Todas as fotos são memento mori, lembranças de algo que já desapareceu”.

Regina Vater inicia sua atividade artística nos anos 60 e, assim como muitos de sua geração, sua produção se desenvolve em resposta a um ambiente de intensa polarização política e cerceamento de autonomia e liber-dade expressiva. Neste contexto, e preocupada com a degradação das relações humanas e dos ambientes sociais, a artista toma como missão a elaboração de novas formas de comunicação e colaboração, assumindo uma posição que culmina em ações micropolíticas de restauração das práxis sociais e de reconciliação com a natureza.

Mesmo alinhada à prática relacional que guiava toda a geração dos anos 70, Regina Vater diferenciou-se ao valorizar (e trazer para o debate da arte contemporânea já no fim dos anos 70) o modo como mitologias indígenas e africanas sempre abordaram problemas sociais e ambientais que apenas no século XX passaram a afligir as culturas ocidentais. Tal inclusão, no entanto, não se estrutura pela superficial apropriação de imagens e símbolos, mas através do tensionamento entre elementos europeus e ameríndios em um contexto artístico contemporâneo.

Ao longo de sua carreira, Regina Vater produziu mais de cem instalações de grande porte, algumas delas serão apresentadas na exposição pela primeira vez desde sua concepção original. De acordo com o crítico de arte britânico Guy Brett (falecido este ano e amigo próximo de Regina): “Nas instalações de Regina, a forma segue uma certa licença poética combinada com um tipo de consagração ritualística dos materiais. Há um traço constante que, de certa forma, pode expandir o seu salutar ‘fora do local apropriado’: ela agrupa os materiais de acordo com a lógica poética, em vez de uma lógica forma.

Indo muito além da mera utilização estética e superficial, esta supracitada lógica poética e ritualística reaf-irma em camadas de significado (como num texto detetivesco) o profundo respeito e abordagem conceitual com que Regina Vater seleciona os materiais que compõem suas instalações e, desta forma, conecta difer-entes culturas e modos de ver o mundo.

Regina Vater, Nature Morte, 1987-1988, impresión fotográfica sobre papel de algodón. Ed: 1/5 39 x 58,5 cm (con marco: 71,2 x 91,4 x 3,5 cm). Cortesía: Galería Jaqueline Martins

REGINA VATER. A CELEBRATION FOR THE GOOD TIME

Galeria Jaqueline Martins, Rua Dr. Cesário Mota Junior, 443, São Paulo, Brasil

Hasta el 30 de octubre de 2021

También te puede interesar

ADRIANA VAREJÃO: OTROS CUERPOS DETRÁS

Para Adriana Varejão, los referentes visuales cargan consigo relaciones de poder, las que que busca subvertir a partir de ejercicios de descolonización. Para su exposición "Otros cuerpos detrás", organizada por el Museo Tamayo, el...