JAVIER TORO BLUM: LA CÁMARA DE SCHRÖDINGER

La Cámara de Schrödinger, la cuarta exposición individual de Javier Toro Blum en la Galería Patricia Ready, toma el título del experimento mental del científico austriaco Erwin Schrödinger: un gato sería encerrado en una caja sellada con un dispositivo que, de ser activado, causaría la muerte del animal. Este ejercicio hipotético plantea el concepto de “superposición cuántica”, que significa, a grandes rasgos, en el mundo de las ideas, que algo puede a la vez ser y no ser. Esta paradoja sirve como punto de partida para que el artista presente la obra más actual de su exploración en torno a la producción de dispositivos que desestabilizan la manera en que el espectador percibe su entorno. De ello nos habla.

Por Javier Toro Blum

El título de esta exposición alude al conocido experimento mental del científico austriaco Erwin Schrödinger, conocido como El gato de Schrödinger. Dentro de una caja hay un gato con un mecanismo dependiente de un sistema radiactivo, que si se activa daría muerte al animal. Esto dependería del decaimiento atómico, que según su naturaleza puede suceder, tal como no, al mismo tiempo. Este ejemplo plantea que todos los sistemas están en todos sus estados posibles hasta que alguien los observa. Si bien podría parecer de Perogrullo, es una de las maneras más claras de explicar lo que se llama Superposición Cuántica, donde si bien cuando observamos, medimos o incluso interpretamos algo nos dará solo una expresión, todos sus estados posibles están sucediendo de manera simultánea, tal como demuestra el comportamiento físico.

Aquí, con la Cámara, se hacen también múltiples alusiones: la cámara como dispositivo, la cámara como habitación y la cámara fotográfica. Todos mecanismos para mediar la percepción. Lo que interesa aquí es la idea del experimento mental, de la superposición de la realidad, incluso desde lo pensado. De la posibilidad de pensar que lo concreto y lo subjetivo van de la mano. Las obras son experimentos perceptivos, sistemas constructivos que intentan generar una producción de sentido.

Lo que se exhibe son dispositivos, donde la lectura del observador es libre de interpretar y recorrer las obras con propia libertad. Las obras son espejos capaces de reflejar en ellas a la propia persona que observa. Plantean que lo que entendemos como objetivo es realmente subjetivo. Que una verdad particular realmente no existe, y que un discurso único y estable es científicamente inasible. La llegada de este concepto y su afectación directa a la física es, de alguna manera, un planteamiento más concreto para entender múltiples realidades sucediendo en paralelo. Creo que desde ahí se puede abrir un discurso cultural, que reconoce toda posibilidad como parte objetiva de la realidad.

La exhibición tiene dos focos técnicos: uno desde el trabajo fotográfico, y otro desde obras lumínicas. Se exhibe una serie de fotografías tomadas durante el Eclipse sucedido el año 2019, visto desde Coquimbo (Chile), así como piezas construidas directamente del trabajo con películas fotográficas. Se exhiben también piezas que continúan mi investigación de mecanismos de luz y oscuridad, usando sistemas constructivos industriales, espejos, luces y filtros solares. Estas piezas, a través del uso de formas geométricas, trabajan la escala, la luz y el reflejo, en función de activar el cuerpo del espectador en el espacio.

Las obras son finalmente dispositivos técnicos (reproducción fotográfica, construcción industrial, iluminación) que intentan, a pesar de su aparente frialdad, despertar un momento de empatía en quien observa y potenciar su propia capacidad de verse a sí mismo viendo.

Lo que se repite, aunque lo parezca, nunca es lo mismo. La propia experiencia siempre será diferente. Esto nos conecta con nosotros mismos, nos vuelve conscientes y su alentadora consecuencia es que nos mantiene alejados de su opuesto: la indiferencia.

La Cámara de Schrödinger, de Javier Toro Blum, se podrá ver hasta el 2 de septiembre en la Galería Patricia Ready, Espoz 3125, Vitacura, Santiago.