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DESPUÉS DEL EDÉN. ARTE Y MEDIOAMBIENTE DESDE NICARAGUA

Por Marcos Agudelo | Curador

Se dice que vemos aquello que llevamos dentro. La observación es un curioso ejercicio de la introspección, y el arte tiene la propiedad de materializar visualmente este ejercicio. Tenemos una particular forma de ver y de narrar, desde las formas que creamos, aquello que previamente observamos, meditamos y sentimos. Más allá de cualquier anacrónica pretensión ideológica o manifiesto, pertenecemos endémicamente (en términos biológicos) a un lugar, y eso debería expresarse en una particular forma de ver el mundo, una determinada forma de ser con nuestro entorno, de comunicarnos con él.

La exposición Después del Edén. Arte y medioambiente en el 2021, en la Alianza Francesa de Managua, es un acercamiento emocional y reflexivo a una temática que se replantea en la medida enque se agrava la crisis medioambiental y evolucionamos como sociedad desde nuestra latitud y nuestro tiempo, complejizándonos inevitablemente como sistema. Las distintas obras de esta muestra comunican, desde un lenguaje con autodeterminación, una particular forma de percibir y reflejar nuestro mundo.

Desde finales de los años sesenta del siglo pasado se viene diciendo con mayor énfasis que asistimos a una nueva era evolutiva como planeta (Antropoceno), donde el impacto de la acción humana es tan devastador que es este el que determina los cambios de la fisonomía geológica y los desequilibrios en los ecosistemas. Se nota de manera cada vez más acentuada e irreversible la arritmia de los ciclos ya establecidos por la naturaleza desde los orígenes de la vida. Así, cambian el relieve y las estaciones por la presencia humana, y la urbanización ya es nuestro hábitat “natural” -más de la mitad de la población mundial vive en las ciudades.

Por eso nos situamos hoy en un espacio “después del Edén” originario. Esta es una crónica desde el arte que también podría ser un registro fatídico para la memoria, resultado de un sistema económico global en crisis, que coloca como prioridades el individualismo y el consumo por encima de las necesidades humanas básicas colectivas y la supervivencia de los ecosistemas.

Anna Handick, “Espada de Damocles”, 2021. Cortesía de la artista
Federico Alvarado, de la serie “Zoomorfa, animales de barro”, 2021. Cortesía del artista

Parte de las obras que se muestran en esta exposición se produjeron durante las Residencias de Arte en Solentiname que se efectuaron en años anteriores, incorporando aquí nuevos artistas en un montaje que se presenta sobre diferentes soportes, tales como fotografía, instalación, escultura, pintura y video.

Así, las imágenes de la reconocida fotógrafa Claudia Gordillo (Nicaragua, 1954) registran el paso devastador de uno de los huracanes más violentos que se recuerdan en la historia reciente de Nicaragua, el Juana, y que podría ser uno de los primeros eventos naturales de grandes dimensiones que suceden hoy con mayor frecuencia, asociados a los efectos del cambio climático. Asimismo, la contundente instalación suspendida de Anna Handick (Alemania, 1985), conceptualmente fundamentada en el relato clásico de la espada de Damocles, advierte sobre la amenaza cada vez más latente de una inminente debacle ambiental, utilizando un recurso constructivo tan versátil y potente como el bambú para remontarnos a una metáfora de la devastación.

Federico Alvarado (Nicaragua, 1980) refleja en una serie de pinturas las emociones y las escalas de poder de las relaciones interpersonales desde la simbología animal. Así, un zoológico, tal vez humano, recorre el espectro de los afectos y las agresiones entre los seres sintientes.

La abstracción geométrica inspirada en el mundo natural y, en este caso específico, el imponente escenario del archipiélago de Solentiname como modelo, tiene su expresión en la obra de Engel Leonardo (República Dominicana, 1978), esculturas de verdes islas flotantes que también sirvieron como parte de un performance acompañado con la música de la misa campesina tocada en vivo por campesinos del lugar.

Engel Leonardo, “Esculturas para Solentiname”, 2020. Cortesía del artista
Fabiola Burgos, “Conífera”, 2020. Cortesía de la artista
Felipe Mujica, “Primeros amaneceres en la tierra”, 2019 (registros, Solentiname). Cortesía del artista
Mauro Giaconi, «2 Hermanos y Halcón” (Solentiname), 2019. Cortesía del artista

Fabiola Burgos (Chile, 1984) se apropia de motivos delicados del mundo natural, replanteándolos con un profundorefinamiento visual que reduce las formas a su esencia máxima, haciendo uso de materiales que se tejen y que con relatividad podrían ser considerados pobres, como la malla galvanizada de construcción y las cintas plásticas para envolver regalos.

Felipe Mujica (Chile, 1975) interviene el paisaje con cortinas coloridas y patrones geométricos puros que nos hacen pensar en una suerte de suprematismo tropical, en este caso, inserto en las islas del Gran Lago de Nicaragua. Son formas que juegan lúdicamente con el espacio desde el color y las líneas. Asimismo, en otra pieza presentada en esta muestra como homenaje, deconstruye la bandera del territorio Mapuche en Chile, resignificando la geometría ancestral sagrada que representa el cosmos para los pueblos originarios de América.

Con una potente gráfica, Mauro Giaconi (Argentina, 1977) interviene los botes de pobladores del archipiélago con patrones geométricos desarrollados durante la guerra mundial para proteger los poderosos acorazados, una inteligente ironía que interviene el paisaje.

José Castrellón, de la serie “Apocalipsis en Solentiname”, 2019. Cortesía del artista
José Castrellón, de la serie “Apocalipsis en Solentiname”, 2019. Cortesía del artista

José Castrellón (Panamá, 1980) vivió una experiencia inspirada en las crónicas de Julio Cortázar y Sandra Eleta y plasma fotográficamente sus impresiones de la comunidad de campesinos y pescadores de la Isla Santa Rosa. Tal vez (ojalá que no sea así) sea esta una de las últimas descripciones posibles de una comunidad de pescadores del Cocibolca, dada la escasez de peces que empieza a notarse en el Gran Lago, urgiendo alternativas económicas para la sobrepesca.

Vidal Arellano (Nicaragua, 1965) es considerado uno de los más representativos escultores en madera de balso; su estilo es un atento estudio de la anatomía animal (sobre todo de aves y peces) con un afán casi hiperrealista por la reproducción de las formas. La escultura de Albertine Stahl (El Salvador, 1988) deconstruye la artesanía, desarmándola y tiñéndola en negro, proponiendo con ello nuevos ensamblajes y posibles juegos metafóricos desde lo escultórico.

Vidal Arellano, “Iguana Lapa”, 2018. Cortesía del artista
Albertine Stahl, “Sin título”, 2019. Cortesía de la artista
Ricardo Huezo, “Primitivista Monocromático”, 2021. Cortesía del artista
Jorge de León, “Homo-Logo”, 2018. Cortesía del artista

En un ejercicio similar, pero desde la pintura, Ricardo Huezo (El Salvador 1976) nos propone el trillado paisaje con palmeras pero completamente descolorido, un bizarro ambiente albino que registra eventos atroces para ridiculizar esa estereotipada e inocente idealización de lo tropical. Por su parte, Jorge de León (Guatemala, 1976) replantea en su serie de gráficos animados el paisaje desde lo artificial; sin un afán moralista, satiriza una sociedad donde el consumo y el poder han llevado a la pérdida de valores y al desplazamiento.

La artista Lucía Madriz (Costa Rica, 1977) presenta una instalación en el suelo creada con semillas de maíz, frijol y piedras -hecha específicamente para la muestra-, y que rememora ciertos montajes tradicionales practicados en el suelo en festividades nicaragüenses. Titulada En el norte de Nicaragua las chachalacas cantan: ¡Hay pozol!, anuncia que las lluvias harán crecer al maíz pujagua para hacer pozol; denuncia también la pérdida de nuestros recursos alimentarios como la pérdida irremplazable de nuestra memoria e identidad colectiva. Thomas Jenatsch (Suiza, 1963) nos comparte la crónica fotográfica de su viaje por las comunidades Ramas de nuestra Costa Caribe, describiendo formas del hábitat en completa armonía con la naturaleza o, como él mismo relata, “respetar su hábitat es preservar la Nicaragua multiétnica”.

El reconocido crítico de arte y escritor chileno Christian Viveros-Fauné nos acompaña en esta muestra con un texto reflexivo sobre el Arte y el Medioambiente. La exposición no incorpora piezas alusivas al tema COVID-19, aunque este sea uno de los principales asuntos medioambientales en la actualidad.

Lucía Madríz, “En el norte de Nicaragua las chachalacas cantan: ¡Hay pozol!”, 2021. Cortesía de la artista
Lucía Madríz, “En el norte de Nicaragua las chachalacas cantan: ¡Hay pozol!”, 2021. Cortesía de la artista

La exposición se puede visitar en la Alianza Francesa, de la embajada de México, 1/2 al norte, Managua, Nicaragua

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