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BENJAMÍN CIEZA HURTADO: CONTACTOS Y TRANSACCIONES (SUBYUGADO)

Por Rafael Mayu Nolte

Viendo en conjunto los proyectos de Benjamín Cieza Hurtado (Lima, 1991) se puede trazar una línea temática: la preocupación por los elementos que han construido una visualidad cotidiana de la clase media limeña. Emparentado con una corriente de realismo pictórico reciente en Lima, la suya es, sin embargo, una mirada personal guiada por la emoción y por preocupaciones del día a día. Una que recoge imágenes y sus cualidades con las que podemos, sus contemporáneos, identificarnos. Si bien tiene un énfasis en la dislocación temporal, más que un afán historicista, hay una conciencia generacional. Pero de esa línea empiezan a asomar otros desvíos. Paulatinamente, nociones como intercambio, transacción y presencia monetaria han ido tomando predominancia. Esto no es casual.

Los proyectos de Benjamín son acotados y concretos. Haya o no diversidad de medios y piezas, cada obra presenta una idea o un sentimiento que se magnifica. En las series de pinturas presentadas en su muestra anterior, titulada Sigue Siendo Hoy y expuesta en el viewing room de la galería Vigil Gonzáles, hizo un preciso zoom sobre fragmentos de fotos familiares análogas. La calidad de la película, muy reconocible para quien ha crecido en los noventa, reproducida e intensificada a través del medio pictórico, mostraba caricaturas, fragmentos de espacios del hogar, flores y, de manera decisiva, el acercamiento de parejas de personas con prendas invariablemente de época, en afectuoso abrazo. Los cuerpos no son claros en su contacto, y solo esporádicamente aparecen manos o brazos, en actitud de cuidado o cariño.

Me detengo con especial cuidado en Sigue siendo Hoy pues su viaje nostálgico, trazado con fragmentos que van del abrazo familiar a la abstracción, encuentra su reverso en el nuevo proyecto del artista, titulado Subyugado. En él reproduce de manera sucinta material gráfico de publicidad bancaria, tomado de un grupo de publicaciones de los años 90. El tratamiento pictórico es parco y frío, ahondando sobre la formalidad de las imágenes. Eliminado el texto que acompaña cada lámina, las obras del proyecto se dividen entre una serie homónima del título de la exhibición y dos pinturas individuales. En Subyugado I, II y III se nos presenta, respectivamente, un apretón de dos manos enternadas, una mano mostrando una tarjeta de crédito en actitud de pago y una tarjeta bancaria sobre una billetera, junto a unas llaves. Como toda fotografía publicitaria, las imágenes están claramente coreografiadas, el contacto entre los diferentes elementos planeado hasta en el más mínimo detalle, representando a un sujeto muy específico: el hombre ejecutivo

Benjamín Cieza Hurtado, Subyugado I, de la serie Subyugados, 2021, óleo sobre lienzo, 80 x 65 cm. Cortesía del artista y Vigil Gonzáles
Benjamín Cieza Hurtado, Subyugado I, de la serie Subyugados, 2021, óleo sobre lienzo, 80 x 90 cm. Cortesía del artista y Vigil Gonzáles
Benjamín Cieza Hurtado, Tú, de la serie Subyugados, 2021, óleo sobre lienzo, 85 x 190 cm. Cortesía del artista y Vigil Gonzáles
Benjamín Cieza Hurtado, Números, de la serie Subyugados, 2021, óleo sobre lienzo, 80 x 80 cm. Cortesía del artista y Vigil Gonzáles

¿Cuál es el propósito de estas imágenes? Es un juego doble, entre aspiraciones que se busca suscitar y corresponder; la búsqueda de quien persigue esa vida, ese estatus. Este servicio es para personas que cierran acuerdos comerciales, que pagan artículos de lujo con su nueva tarjeta Platinum, que solo necesitan su credencial bancaria para comunicar quiénes son. Frente a la desorganización y cierta clandestinidad de las obras de Sigue Siendo Hoy, en donde la espontaneidad guía el contacto entre los cuerpos y los fragmentos del hogar, las blancas manos aquí son firmes, tienen un propósito claro, comunican un lifestyle preciso. El contacto entre los diferentes elementos es transaccional. Lejos estamos aún del capitalismo popular que buscará crear la publicidad bancaria de nuestra juventud, lejos de los intentos de apelar a las clases populares, a las mujeres, y de plegarse a un discurso nacional mestizo.

Más de 20 años después de su publicación original, y con la suspicacia que uno va adquiriendo hacia la publicidad, estas imágenes se vuelven cápsulas de tiempo que desvirtúan la intención de sus creadores. Más que símbolos de confianza, de estatus o de progreso, las características de las manos y objetos presentados se muestran como recordatorios de la relación de la clase media limeña con el sistema financiero: una de asfixia. No es que un sistema bancario no pueda ser un catalizador de oportunidades, es que se impone la experiencia generacional de padres cercados por la economía del día a día, de las cuentas para llegar a fin de mes. Una sensación que se reactiva hoy, exacerbada por la crisis, pero también por las expectativas cada vez más reducidas sobre lo que ofrece el futuro. Frente a una perspectiva del porvenir en donde ya no aparecen ni departamentos propios, ni autos, ni estabilidad, y se juntan trabajos para pagar las cuentas, la deuda regresa a ser nuestro presente.

La pieza central de Subyugado está titulada . Es una ilustración llevada a una escala muy grande. Muestra una mano colosal, extendida, que sirve de puente para un grupo de pequeñas personas, principalmente hombres en terno, en el cruce entre dos riscos. Seguramente estaba acompañada de un texto que enfatizaba el carácter facilitador de esa mano, como avatar de la amable institución bancaria, una ayuda para llegar a tus metas. Hoy, viendo la reproducción aumentada y aislada de Benjamín, ese carácter se pone en cuestión. , desde su título, es inmediatamente un cuestionamiento a la posición del espectador en este esquema, que más que confianza genera incertidumbre.


Subyugado, de Benjamín Cieza Hurtado, se puede visitar en Vigil Gonzáles, ubicada Grau 654, Urubamba, Cusco, Perú.

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