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DE CONFINES Y CONFINAMIENTOS. LA PRIMERA MUESTRA VIRTUAL DE LA BIENAL DE CUENCA

De Confines y Confinamientos es una muestra virtual que sirve de antesala a lo que será la 15 edición de la Bienal de Cuenca, programada para algún momento de 2021. Su directora Ejecutiva, Katya Cazar, propone durante la cuarentena global realizar una serie de activaciones que sirvan de marco preparativo para los planteamientos que, junto a un grupo de curadores invitados, se irán desplegando en el evento de arte contemporáneo más importante e internacional de Ecuador.

En esta ocasión, y como proyecto piloto, ha reunido a once artistas mujeres de Hispanoamérica para reflexionar sobre el encierro desde lo tangible e intangible, lo cotidiano y lo simbólico. Una apuesta a la resistencia y a la creación en un ahora complejo. Esta llamada primera exposición virtual “home made”, que se materializa en un catálogo online y futuros posteos en las redes sociales de la Bienal, incluye obras de Karina Aguilera Skvirsky (Estados Unidos/Ecuador), Ángela Bonadies (Venezuela), Saskia Calderón (Ecuador), Eugenia Calvo (Argentina), Pamela Cevallos (Ecuador), Marilá Dardot (Brasil), Glenda León (Cuba), Matilde Marín (Argentina), Rosell Meseguer (España), Priscilla Monge (Costa Rica), y Sandra Nakamura (Perú).

Karina Aguilera Skvirsky, El mimetismo como estrategia contra los enemigos, 2020, impresión digital, 50 x 60 cm. Cortesía de la artista y Bienal de Cuenca

Por Katya Cazar A. | Directora Ejecutiva de la Bienal de Cuenca

El confín de la Tierra es una expresión que se incluye en el Antiguo Testamento para establecer ese límite extremo y lejano pero que, aún en la distancia, provocaba la sensación de borde, de precipicio.

El confín, como frontera infinita, nos hace pensar en las teorías primarias sobre la forma del planeta, trae imágenes diversas como los elefantes enormes sobre el mar de leche de la antigua tradición oriental, supone algo que nos detiene y, a su vez, traza una terra incognita.

El confín es el argumento con el que el territorio simbólico es demarcado, sus límites provienen del diseño de la geopolítica: una parte de un lado y otra del lado contrario.

Mientras que, la palabra “confinamiento” —que comparte más sonido que raíz con la palabra “confín”— aparece en diccionarios como una pena que consiste en obligar a alguien a residir en un lugar diferente al suyo, aunque dentro del área nacional y bajo vigilancia de la autoridad. El verbo confinar hace referencia a recluir a una persona dentro de límites o desterrarla a una residencia obligatoria.

Muchos creadores, filósofos o poetas, optaron por el aislamiento creativo por decisión propia. Emily Dickinson pasó años en su casa y en su último período de vida estuvo encerrada en su habitación; escritores como Oscar Wilde, o Michel Foucault usaron el encierro para escribir sus obras, encontrando en el aislamiento un universo creativo para producir intensamente.

Marilá Dardot, Salón de Belleza, 2020, fotografía digital, 44 x 66 cm. Cortesía de la artista y Bienal de Cuenca
Ángela Bonadies, Galería El pico del pañuelo, 2020, impresión digital, 110 x 82 cm. Ed. 3 +1 AP. Cortesía de la artista y Bienal de Cuenca
Eugenia Calvo, El inicio del movimiento, 2019, registro de intervención a vivienda y estudio del arquitecto Hilarión Hernández Larguía. Cortesía de la artista y Bienal de Cuenca
Sandra Nakamura, Sin título, 2020, fotografía (con el hijo de la artista). Cortesía de la artista y Bienal de Cuenca

Esta muestra digital plantea un diálogo sobre el aislamiento que estamos viviendo en casa, para cuidarnos y mantener distante la enfermedad, a usanza del Medioevo, pero conectados a una virtualidad de alta velocidad.

Hoy, estamos divididos por líneas, por barreras y murallas que fragmentan, que aíslan y que nos precautelan de un virus desconocido, invisible. Según los entendidos, nos alejan de un monstruo voraz que nos ataca, no hay datos claros o específicos, pero acecha; su carga viral no solo está en el contagio, sino también en el miedo, en cómo tememos a lo desconocido… a nuestra incapacidad de combatir.

El aislamiento físico y simbólico es una condición extrema, que enfatiza ciertos aspectos y genera otros; todas sus variaciones crean una atmósfera peculiar a su alrededor, de intriga, de miedo, de zozobra. 

El confinamiento también demarca fronteras, que no son siempre físicas o espaciales: pueden ser estas subjetivas, conceptuales, intangibles. Con todo lo que implican los límites impuestos por el momento actual del siglo XXI, es importante hacer un alto y poder charlar desde el arte contemporáneo como lugar de enunciación.

Otra vez, el estado de alarma nos permite comprobar, tristemente, que el arte y la cultura son un sector poco apreciado para el presente y el futuro. Mediados por una pandemia, esta propuesta nos dejará ver la poética de las imágenes y de los dispositivos que el arte activa para medirle el pulso a la vida en distintos momentos.

Saskia Calderón, Confinamiento en 43 metros, 2020, fotografía. Cortesía de la artista y Bienal de Cuenca
Pamela Cevallos, Coleccionista, 2020, fotografía digital. Cortesía de la artista y Bienal de Cuenca
Matilde Marín, Cotidiano, 2020, fotografía digital, 27 x 35 cm. Cortesía de la artista y Bienal de Cuenca

La Bienal asume la imperante necesidad de repensar estrategias y modelos de trabajo que nos permitan seguir activados, tanto a la institución como a sus protagonistas, los artistas y, en este caso particular, las artistas mujeres sobre quienes recaen muchos roles simultáneos en medio de la crisis.

Las mujeres en general conocemos distintas variantes de los confines y los confinamientos, y hemos sabido construir estrategias para evadirlos en medio de un sistema hegemónico, patriarcal, vertical y muchas veces extremo. Las mujeres hemos habitado, construido y soñado espacios a lo largo de la historia para soportar el mayor castigo del sistema que es la invisibilidad.

En estos momentos, en los que experimentamos un tipo sui géneris de inmovilidad, es importante saber cómo viven y habitan las artistas, cuál es su propuesta y resistencia desde los márgenes.

Por lo anteriormente expuesto, se convocó a un grupo de artistas mujeres cuya práctica está vinculada a la intervención, a proponer una obra a través de una fotografía en la que se establezca como concepto el confinamiento. Bajo la experiencia propia, se solicitó que tengan en cuenta aspectos como la autorrepresentación y lo cotidiano, que planteen un trabajo desde un espacio intimista, que nos hablen de sus confines en medio del aislamiento obligado ante la COVID-19. En una atmósfera plagada de inseguridad ante lo desconocido, mirar el espacio como lugar forzado donde nos enfrentamos a nosotras mismas, donde entran en acción aspectos múltiples del encierro.

Glenda León, Escucha el camino de las hormigas, escucha las nubes, escucha el contorno del mundo, tinta sobre papel, 29,7 x 21 cm c/u. Cortesía de la artista y Bienal de Cuenca
Rosell Meseguer, Nocturno (Búnker Cala Mesquida III), estampación sobre papel de algodón a partir de fotograbado en plancha de cobre, 100 x 141 cm. AP. Cortesía de la artista y Bienal de Cuenca

Es un honor para la Fundación Bienal de Cuenca contar con la participación de once grandes artistas, cuya respuesta ha sido generosa y de alta profesionalidad, generando un profundo diálogo curatorial.  Ellas cumplieron con una consigna propuesta, pero su devolución estética fue enormemente poética en la construcción de obras sensibles, telúricas y generadoras de sentido, frente a este capítulo histórico confuso y gris.

Este es un proyecto home made porque otra de las circunstancias complejas a la que debemos adaptarnos es trabajar con lo urgente, con la inmediatez; en el proceso de construir en medio de esta arqueología provocada por el confinamiento, se toman entonces imágenes, objetos y sensaciones para producir un nuevo aliento. La creación pone en otro plano la cotidianidad de la pandemia, como hipertexto y como confín ineludible.

Esta muestra procura desarrollar el ejercicio que tiene el arte de ser relator del aquí y del ahora, es reflexiva y cuestionadora desde el plano individual al universal, desde lo material a lo inmaterial. De confines y confinamientos, primera propuesta de muestra virtual de la Bienal de Cuenca, nos ha permitido estar cerca de cada una de las creadoras, entender el sentir de aquello que sucede en distintos lugares; saber, a través de su mirada, cómo se enfrenta el desasosiego.

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