José Dávila: Pensar como una Montaña
El Museo Amparo presenta la exposición José Dávila. Pensar como una montaña, un proyecto realizado específicamente para esta institución en Puebla (México), bajo la curaduría de Amanda de la Garza. En la muestra, Dávila parte de una investigación sobre las cualidades matéricas y fenomenológicas de la piedra, uno de los elementos primigenios no sólo en la escultura, sino también culturalmente, al ser usado por los humanos para erigir sus edificaciones. Con el transcurrir del tiempo, la piedra se convierte en ruina y vestigio.
La investigación emprendida por el artista para este proyecto se origina a partir de una amplia gama de referencias visuales e históricas, así como de una reflexión sobre los procesos de producción en donde el trabajo en el taller juega un papel central.
Artista autodidacta y multidisciplinario, Dávila (Guadalajara, México, 1974) presenta en esta exposición doce obras escultóricas y pictóricas en las que explora las relaciones entre materiales naturales y materiales industrializados, símbolos y significados, para producir nuevas articulaciones entre ellos.
El diálogo se establece en buena medida por medio de citas, alusiones y guiños con la historia del arte. De manera específica, incorpora en su trabajo las reflexiones planteadas por el minimalismo, la abstracción geométrica, así como del arte concreto brasileño, el constructivismo y el brutalismo. Sin embargo, también abreva de la literatura y de la poesía, de sus imágenes visuales y mentales, de la condición instantánea y a la vez duracional del arte.
Dávila ahonda en las diferentes potencias de la materia y la forma, las frecuencias de transmisión de los significados que comportan, y su relación con el espacio de exhibición. El artista reinterpreta el vínculo entre el objeto y su contenido simbólico para hablar no sólo de la materia, sino de la relación que sostenemos con los objetos. Produce reflexiones que inquieren y profundizan sobre la especificidad de la materia por medio de un trabajo a la vez metódico e intuitivo. La obra responde al contexto, pero lo hace de una manera abstracta, sin abandonar el sentido temporal que albergan los materiales que emplea.
Investigaciones materiales
Pensar como una montaña es producto también de una investigación artística emprendida por José Dávila que parte de la idea de principios de trabajo, que a su vez constituyen modos de relación entre los objetos: equilibrio, suspensión, acoplamiento, resistencia, progresión, transparencia, negación, dependencia y voluntad. El artista indaga en la condición material de la piedra y el vidrio, al mismo tiempo que esta condición se hace visible y concreta por medio de las interacciones que sostienen con elementos constructivos como el cemento y las vigas de acero. Sin embargo, las relaciones entre estos materiales están planteadas a través del límite de los objetos, su lucha y su relación de dependencia con la gravedad. Simultáneamente, el espectador es quien produce y contempla estas relaciones de consonancia y diferencia.
Reordenar y coexistir
En el estudio, los materiales conviven entre sí, coexisten con personas y objetos, así como con el propio edificio que los alberga. Su condición escultórica está latente en la medida que los objetos interactúan entre ellos, o permanecen largas temporadas en un sitio esperando a ser utilizados o ensamblados, esperando pacientemente su lugar como objetos públicos. Los objetos gozan de autonomía y, tal vez, de una cierta voluntad en la medida en que ofrecen resistencia entre sí. El estudio es también un centro de operaciones; en él habita una ecología de objetos, algunos intervenidos directamente por el hombre, mientras que otros permanecen en el estado en el que fueron encontrados.
Poética del fragmento
Cada una de las obras en la exposición está constituida por vestigios y fragmentos, a pesar de que algunos de los elementos son unidades en sí mismas, o bien, sólo pueden existir en la medida en que establecen relaciones con otros. A partir de un sistema hecho de fragmentos, los objetos constituyen composiciones escultóricas y también paisajes líricos posibles, que hablan de aquello que es humano y al mismo tiempo montaña, roca o peñasco. El ojo sigue el fragmento para encontrar las tramas invisibles de los objetos. Con una observación detenida, aquello que está presente o ausente frente a nosotros permite establecer sus contenidos simbólicos, así como el sistema de relaciones que soporta a cada una de las partes. Son, al mismo tiempo, metáfora y materia.
La exposición permanecerá abierta al público en el Museo Amparo (2 Sur 708, Centro Histórico, Puebla, Puebla, México) hasta el 16 de marzo de 2020.
La exposición permanecerá abierta al público en el Museo Amparo (2 Sur 708, Centro Histórico, Puebla, Puebla, México) hasta el 16 de marzo de 2020.
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