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Daniel Tremolada:33

Daniel Tremolada (Lima, 1986) es un artista interesado en las prácticas y espacios domésticos como lugares marcados por rutinas y rituales cotidianos, particularmente el comer. En su obra se cruzan la instalación site-specific, el diseño y el performance con una pulsión marcada por el exceso, el humor, la ironía y las alusiones sexuales.

En su performance Fina Cena, realizado hace unos meses, doce comensales se sirvieron siete platos cada uno. La experiencia significó un desafío, cuenta el artista, ya que la expectativa que supuso un evento asociado al lujo, a la satisfacción, a algo muy elevado y elegante, se convirtió en algo inesperado.

“Se sirvió una cena muy especial, pero no como se esperaba que fuera, debido a los juegos con otras situaciones que se supone no son las más adecuadas para lo público, entre ellas lo sexual. Se estableció un vínculo entre el placer de comer y el placer sexual, lo cual fue posible porque ambas acciones tienen que ver con el deseo, que es también una forma de expectativa, la cual se espera que genere placer y satisfacción. En este caso produjo incomodidad”.

Cada uno de los platos del menú fue creado con base en dibujos, experiencias o recuerdos personales que el artista rescató de viajes o trabajando en exigentes cocinas de restaurantes. Al artista le interesa investigar sobre diferentes rituales gastronómicos de cada región, ya que estos demuestran cómo la comida se ha convertido en una forma de civilización. “Es muy probable que la historia de la gastronomía tenga que ver con ese deseo de encauzar de una forma aceptable la violencia que implica la satisfacción de cualquier deseo. En el caso de la comida, el deseo tiene que ver también con la necesidad de sobrevivir”.

Vista de la exposición "33", de Daniel Tremolada, en Mamama, Lima, 2019-2020. Foto: Juan Pablo Murrugara

Vista de la exposición «33», de Daniel Tremolada, en Mamama, Lima, 2019-2020. Foto: Juan Pablo Murrugara

Vista de la exposición "33", de Daniel Tremolada, en Mamama, Lima, 2019-2020. Foto: Juan Pablo Murrugara

Vista de la exposición «33», de Daniel Tremolada, en Mamama, Lima, 2019-2020. Foto: Juan Pablo Murrugara

Vista de la exposición «33», de Daniel Tremolada, en Mamama, Lima, 2019-2020. Foto: Juan Pablo Murrugara

Vista de la exposición «33», de Daniel Tremolada, en Mamama, Lima, 2019-2020. Foto: Juan Pablo Murrugara

Su exposición más reciente, 33, deriva de este proyecto. Fue pensada in situ para Mamama, espacio doméstico/artístico en la ciudad de Lima que él mismo gestiona y en el que vive con su abuela, y con el que busca integrar arte y vida, pero incidiendo simultáneamente en lo privado como materia prima a ser reevaluada (o confrontada) en público. “Este proyecto genera una suerte de retrato social a partir de abrir una casa clasemediera de mediados de los sesenta en una zona no patrimonial del distrito de Barranco, barrio que se encuentra actualmente en transformación debido a los desarrollos inmobiliarios que reemplazan casas unifamiliares por torres multifamiliares”, escribe el curador y crítico peruano Carlos León-Xjimenez, en un texto dedicado a la muestra.

33 fue una muestra-celebración. Tremolada toma la efeméride de su 33° cumpleaños -el 18 de diciembre de 2019- como tema a exhibir. En distintos sectores de la casa (garaje, comedor, habitación) instaló una serie de esculturas metálicas para servir (y exhibir) la comida del cumpleaños, invitando así al público a completar la obra. Se comió, se bebió y se bailó.

Para León-Xjimenez, “la propuesta tiene un posible lado oscuro a partir de los elementos metálicos y punzo cortantes -que también atraviesan la comida expuesta y dispuesta para la cena. Tanto las infraestructuras de sostén como las prótesis de aguante (no exentas de practicidad) se presentan amenazantes, como guiños a instrumental de carnicería (y su consecuente poética), atentando contra la mesura de modales de lo que alguna vez fue una posible clase media en su intimidad”.

Con 33, Tremolada busca recordar que en la comida y en las ganas de comer hay un impulso violento que se transfigura en una forma aceptable, que es lo mismo que ocurre con el sexo y con tantas otras pulsiones o deseos que constituyen al ser humano.

Vista de la exposición «33», de Daniel Tremolada, en Mamama, Lima, 2019-2020. Foto: Juan Pablo Murrugara

Vista de la exposición «33», de Daniel Tremolada, en Mamama, Lima, 2019-2020. Foto: Juan Pablo Murrugara

Vista de la exposición «33», de Daniel Tremolada, en Mamama, Lima, 2019-2020. Foto: Juan Pablo Murrugara

Vista de la exposición «33», de Daniel Tremolada, en Mamama, Lima, 2019-2020. Foto: Juan Pablo Murrugara

Vista de la exposición "33", de Daniel Tremolada, en Mamama, Lima, 2019-2020. Foto: Juan Pablo Murrugara

Vista de la exposición «33», de Daniel Tremolada, en Mamama, Lima, 2019-2020. Foto: Juan Pablo Murrugara


Imagen destacada: Vista de la exposición «33», de Daniel Tremolada, en Mamama, Lima, 2019-2020. Foto: Juan Pablo Murrugara

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