MARÍA MARÍA ACHA-KUTSCHER: WOMANKIND
A medio camino entre el archivo, la postproducción y el fake, los trabajos de María María Acha-Kutscher (Lima, 1968) pretenden resignificar aquellos imaginarios que, desde la invención de la fotografía, construyeron una historia de las mujeres discriminatoria y penalizante, donde estas aparecen relegadas a un segundo plano, dentro de relatos hegemónicos y paternalistas.
Su actual exposición en La Virreina Centre de la Imatge se centra en diversas series de trabajos englobadas bajo el título de Womankind (2010-2015). El método de trabajo de la artista consiste en resignificar numerosas imágenes de archivo procedentes de fuentes muy distintas para, después, introducir en ellas sutiles modificaciones formales. En este sentido, como en la fábula cinematográfica de Agnès Varda, María María Acha-Kutscher se convierte en una «espigadora» de los detritus deglutidos por esa hegemonía cultural masculina, heterosexual y de raza blanca que, entre finales del siglo XIX y principios del XX, confeccionó los estereotipos visuales, literarios y públicos de la mujer.
Según el texto escrito por Tomás Ruiz-Rivas para el programa de mano que acompaña a la muestra, Womankind propone una doble lectura: como documentos falsificados cuestionan y transforman la manera en que se ha construido la imagen de la mujer en la fotografía y, en un segundo plano, cada imagen plantea preguntas específicas sobre la relación de la mujer con la cultura patriarcal. Además, el proyecto se inserta en primer lugar en la historia del arte feminista y, en segundo lugar, en la tradición del collage fotográfico. “Las imágenes de Womankind son efectivas porque establecen dinámicas productivas entre tres genealogías: archivo, postproducción y fake”, señala.
La muestra, comisariada por Valentín Roma, incluye dieciocho collages fotográficos donde la imagen final resulta asombrosamente verídica, dado que la artista escoge elementos con cualidades formales similares, como la textura y la gama, para que una vez superpuestos el montaje no pueda ser percibido.
Se exhibe, además, la instalación 365 Days (2012), que, a modo de diario, durante un año completo, traza una secuencia de imágenes en que el espectador es convocado a erigir asociaciones a partir de sus particulares iconografías.
Así, los collages coloreados de Les Spectaculaires, dos de ellos producidos específicamente para La Virreina Centre de la Imatge, presentan mujeres patologizadas como «anormales» por los sistemas clínicos, teológicos y sociales de la época. Arrinconadas a la manera de monstruos, exhibidas en espectáculos circenses, estas mujeres ejemplifican los procesos de persecución de la diferencia y de terapización de la anomalía que proliferaron por toda Europa tras la Revolución Industrial, los cuales tuvieron en el freak show uno de sus episodios prioritarios.
Por otra parte, Derruidas (2011) enseña a dos mujeres en sendos espacios arquitectónicos en ruinas, quizás recuperando algún objeto antes de que se pierda para siempre, o tal vez despidiéndose de los que fueron sus lugares de residencia.
Las series 2 (2011), 3 (2012) y 4 (2013) constituyen un recorrido por habitaciones domésticas, lugares de socialización y ámbitos de entretenimiento o de saber en los que vemos a tres mujeres en actitudes distintas, a veces atravesadas por cierto pathos de melancolía, otras deliberando o absortas. La caracterización del «universo femenino» —un epíteto machista— como territorio que escapa a las lógicas de la razón, así como el mito del bovarismo, es decir, la penalizadora adscripción de las mujeres a una suerte de perpetuo estado de ensoñaciones improductivas, unido al cliché de la belleza juvenil y la elegancia de clase, se transforman aquí en espejo literal de cómo las representaciones culturales imperantes tipificaron históricamente a la mujer, escindiéndola de cualquier posibilidad de acción política e insertándola en un territorio de soledad existencial o en un limbo fuera de los devenires cronológicos.
Por último, Maybe 1 (2015) muestra a una mujer que otea el paisaje urbano desde la cornisa de un edificio. Al fondo se observan chimeneas de fábricas, pináculos de iglesias y tejados de viviendas. Su audaz silueta se recorta frente a un cielo de contaminación industrial y nubes uniformes, contra el pulso productivo de las nuevas urbes capitalistas.
MARÍA MARÍA ACHA-KUTSCHER: WOMANKIND
La Virreina Centre de la Imatge, Palau de la Virreina, La Rambla 99, Barcelona, España
Hasta el 23 de junio de 2019
Imagen destacada: María María Acha-Kutscher, 365 Days / Day 320, 2012. Collage fotográfico digital. Cortesía de la artista y La Virreina Centre de la Imatge, Barcelona
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