Skip to content

Catalina Valenzuela Reymond

[et_pb_section bb_built=»1″][et_pb_row][et_pb_column type=»4_4″][et_pb_text _builder_version=»3.2.2″]

El trabajo de Catalina Valenzuela Reymond (Santiago, 1989) surge de la observación de la naturaleza y de la percepción de esta en un sentido casi metafísico, donde no son necesariamente los elementos que conforman un paisaje lo que más le atrae, sino más bien aquellos aspectos esenciales de lo natural, como la luz, el color, la temperatura, las texturas y el espacio. Así, sus imágenes apelan a la percepción de lo fenomenológico, aquello que se siente frente a la presencia sublime y trascendental de la naturaleza.

Su proceso de obra tiene una estrecha relación con la fotografía. Aunque muchas veces el resultado final no sea directamente una impresión fotográfica, esta está presente desde el comienzo como medio de aproximación a la naturaleza, en el momento en el que define un punto de vista. La fotografía participa después como referente o modelo para el desarrollo de sus dibujos en pastel seco, siempre cargados de una atmósfera y textura únicas.

 

[/et_pb_text][et_pb_gallery _builder_version=»3.2.2″ gallery_ids=»48828,48829,48831,48832,48833,48834,48835,48836″ posts_number=»8″ show_title_and_caption=»off» show_pagination=»off» zoom_icon_color=»#aeb7be» hover_overlay_color=»rgba(255,255,255,0.9)» /][et_pb_text _builder_version=»3.2.2″]

Imagen destacada: Catalina Valenzuela Reymond, de la serie Materia, 2018, pastel seco sobre papel, 50 x 50 cm. Cortesía de la artista

[/et_pb_text][/et_pb_column][/et_pb_row][/et_pb_section]

También te puede interesar

MARÍA GABLER: PERÍMETRO

Una poética del espacio y del habitar se gesta en su trabajo para devolvernos el mundo conocido por nuestro cuerpo y nuestra mirada cotidiana, a partir de un cierto desquicio de los hábitos ópticos...

POST-TRAUMA

La primera muestra de María Gabler fuera de Chile da cuenta del proceso investigativo durante su residencia en Nueva York, poniendo énfasis en los elementos más cotidianos de la ciudad. Ruo Jia nos narra...