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LUIS CAMNITZER. DIECISIETE CONVICCIONES QUE PODRÍAN GESTAR UN IMPORTANTE CAMBIO EN LA EDUCACIÓN

Como parte de la Cátedra Mathias Goeritz, el pasado 10 de marzo los artistas Luis Camnitzer y Pablo Helguera conversaron en el Museo El Eco, en la Ciudad de México, Sobre los espacios para la pedagogía expandida del arte. Ambos han sido curadores pedagógicos de la Bienal de Mercosur, en Porto Alegre, Brasil, y se desempeñan tanto en la práctica artística como pedagógica con un innegable impacto socio-cultural.

Mónica Amieva, curadora del MUAC (Ciudad de México), moderó esta reflexión abierta sobre los espacios y situaciones que amplían la condición del binomio-arte educación como un fenómeno creativo y crítico dentro de la sociedad contemporánea.

Esta fue la primera de tres mesas de diálogo que se tienen previstas para este año. La segunda mesa, De la utopía urbanista a la emergencia arquitectónica, se realizará en junio con las intervenciones de Dorota Biczel y María Berríos, mientras que la tercera ocurrirá en el mes de octubre en la sede de Alumnos47, y en ella participarán Paula Braga y Britta Petters, con la moderación del artista Abraham Cruzvillegas.

Este proyecto, que es impulsado tanto por el museo como por la Dirección de Artes Visuales de la UNAM, se estructura en tres ejes principales: Modelos de enseñanza del arte y la arquitectura en México frente a modelos internacionales de dichas disciplinas; Procesos pedagógicos y/o colaborativos como obras de arte y arquitectura; y La práctica social del arte y la arquitectura: agentes, modelos y plataformas.

En plena conversación Sobre los espacios para la pedagogía expandida del arte, Luis Camnitzer mencionó diecisiete convicciones que considera podrían gestar un importante cambio en la educación, y que se incluyen en su texto Hacia un socialismo de la creatividad, que se puede consultar en su totalidad en la página web de Esfera Pública.


Mis estudios de arte fueron académicos, tipo academia francesa del siglo XIX con algunos guiños hacia el siglo XX. Mi generación reaccionó y se hizo militante. Logró cambiar el plan de estudios, pero fue un éxito de cortísimo plazo y no vale la pena entrar en detalles. Siempre me queda la pregunta: ¿En qué tipo de escuela de arte me gustaría estudiar si tuviera que volver hacerlo el día de hoy? Hace un par de años me hice una lista de condiciones que no creo que una vez satisfechas impactarían mucho a la sociedad. Son mucho más concretas que el diseño de una utopía, pero creo que me ahorrarían tiempo comparado con el tiempo que tuve que perder durante mis estudios. Dada mi edad, las condiciones hoy seguramente ya son anacrónicas y están superadas por las ideas que puedan tener las nuevas generaciones. De cualquier manera, aquí van:

  1. Quiero aprender a acceder a la información, organizarla en forma fluida para poder adaptarla a mis necesidades, en lugar de ser entrenado como un letrado.
  1. Quiero poder administrar configuraciones y diferentes órdenes, decodificar y codificar, para comunicarme mejor sea lo que sea que quiera comunicar.
  1. Quiero enfrentar “dilemas desorientadores” en lugar de situaciones con una sola solución.
  1. Quiero ser capaz de tomar decisiones impredecibles en un proceso continuo de aprendizaje.
  1. Quiero formular problemas con rigor y precisión, en lugar de presentar problemas que ya han sido resueltos.
  1. Quiero aprender qué fuerzas e intereses determinan un canon y cómo puedo desafiarlo para crear mi propio sistema de control de calidad.
  1. Quiero usar el arte como una forma de ver el mundo y no como una forma de ver el arte. Para esto, necesitaré perspectivas sociológicas y antropológicas para entender el contexto en el que me muevo.
  1. Quiero ser preciso en la transición desde el descubrimiento (o desde el trabajo que hago sin saber lo que estoy haciendo) a la utilización de ese descubrimiento para la comunicación.
  1. Quiero aprender cómo me manipulan y cómo manipular a los demás. Para esto necesito conocer las enseñanzas de la publicidad y de la psicología para organizar mi información y estímulos, para poder llegar a mi público.
  1. Quiero explorar la ambigüedad y cómo evitar los malentendidos.
  1. Quiero estudiar historia del arte, pero comenzando desde el presente y regresando. Quiero ser consciente de mi proyección sobre las obras de arte. Quiero entender las condiciones que hacen que las obras sean inevitables e indispensables. Y quiero poder decidir cuáles aún son y cuáles no, relevantes para nosotros en el día de hoy.
  1. Quiero aprender las técnicas que están relacionadas con los problemas que estoy explorando. Pueden ser existentes o puedo tener que inventarlas. Quiero ser capaz de hacer el trabajo yo mismo, o delegarlo y supervisarlo de manera informada. No quiero que las técnicas existentes me limiten o actúen como enemigos.
  1. Quiero trabajar en y con el arte como una forma de pensamiento superior que me permita formular y resolver problemas.
  1. Quiero ser un artesano competente solamente cuando sea necesario.
  1. Quiero explorar lo desconocido en lugar de confirmar lo que ya se conoce.
  1. Deseo ser ecológicamente sensible, lo que significa no sólo en el ámbito de la contaminación física y química, sino también en términos de las consecuencias éticas de mi trabajo.
  1. Solo quiero conservar aquellos trabajos que considero indispensables y destruir los demás.
También dudo que todo esto me lleve a un socialismo de la creatividad. Pero a lo mejor, con un contexto y una idea más clara con respecto a la sociedad que quiero construir, me lleve a trabajar con más lucidez y honestidad en lo que tengo que hacer. Claro que para mí ya es un poco tarde.

Luis Camnitzer


Librería Donceles, un proyecto de Pablo Helguera, en Kent Fine Art, Nueva York, 2013. Cortesía del artista y Kent Fine Art

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