Conectar Con lo Sagrado.obras Recientes de Ernesto Neto

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La galería Fortes D’Aloia & Gabriel, en São Paulo, presenta O Sagrado é Amor (Lo Sagrado es Amor), una exposición de Ernesto Neto (Río de Janeiro, 1964) en la que el artista presenta una serie de nuevas esculturas “vestibles” y una instalación que invitan al público a desacelerar el ritmo caótico de la vida urbana y disfrutar de momentos de introspección, calmando la mente y activando los sentidos.

Para Neto, la manifestación de lo sagrado ocurre en estados meditativos, a través de una profunda relación con la naturaleza. Tanto el tejido que se entrelaza para formar la trama del crochet como los colores usados por el artista en esta nueva serie de trabajos evocan esta relación.

En la planta baja de la Galería, Neto presenta una serie de obras que pueden ser vestidas por el público. Recibo su Amor, mientras usted recibe el mío es una forma tipo ameba instalada en la pared que se extiende en dos brazos, cada uno con una especie de tiara en las extremidades. Rellenas con cristales de cuarzo, estas tiaras pueden ser manipuladas; el visitante debe colocarlas en su cabeza para conectarse con la obra, con la otra persona y, en un sentido más amplio, con lo sagrado.

De manera similar, Entre el cielo y la tierra estamos nosotros (Iamaê) invita a los visitantes a sentarse en un banco de madera y vestir la obra sobre los hombros.

Tres Broto-Cantos y una Danza (Treveste) es una escultura que sostiene una pesada esfera de agua marina en su interior. Tres personas deben vestirla al mismo tiempo, negociando los movimientos para mantener el equilibrio que impide que la piedra caiga, mientras que su peso los empuja hacia el centro. El grupo participante de la experiencia pasa a establecer las relaciones de confianza y dependencia para que, al igual que sucede en la naturaleza, puedan hacer que las fuerzas antagónicas se equilibren.

En el segundo piso, el público es invitado a entrar en la instalación Lo Sagrado es Amor y sentarse alrededor del árbol-escultura. La sala está dominada por un rojo fuerte, que el artista asocia al chakra básico, responsable de la energía física. También predomina el aroma de clavos de olor y hojas de laurel, a los que se les atribuye propiedades terapéuticas, como la purificación del aire y el alivio del estrés. En este ambiente, la experiencia inmersiva es total: todos los sentidos se agudizan y la obra hace que el participante se reconecte, sienta calor, se perfume, se relaje y escuche su silencio.

En palabras del artista, «en este momento de turbulencia que estamos viviendo en que la cacofonía, opiniones rápidas, violencias verbales y manifestaciones de odio forman parte de nuestro cotidiano, es necesario la introspección y el contacto consigo mismo, en busca de una convivencia más armónica, trayendo la espiritualidad a nuestra experiencia diaria».