Diana de Solares: Vulcanidad

Utilizar un lenguaje abstracto para reflexionar sobre el mundo real podría ser una elección equívoca por su poca especificidad. Sin embargo, para Diana de Solares este es un gesto lúdico y una postura filosófica que propone encuentros personales con el mundo, que ella traduce a sus propias formas y colores.

Así, desde hace años la artista guatemalteca hace recorridos en los que recoge pequeños escombros, materiales, colores, figuras e impresiones que, si bien en ese momento aún no tienen un sentido, ya en el estudio van acoplándose como un rompecabezas de bloques que encajan perfectamente, como segmentos de color que conforman una unidad.

En su actual exposición en The 9.99 Gallery, titulada Vulcanidad, Diana de Solares presenta artefactos, esculturas y pinturas que, detrás de un vocabulario formal, nos adentran a sus propias reflexiones sobre el mundo y la manera en la que habitamos nuestros espacios.

Vista de la exposición «Vulcanidad», de Diana de Solares, en The 99.9 Gallery, Ciudad de Guatemala, 2017. Foto cortesía de la galería

Vista de la exposición «Vulcanidad», de Diana de Solares, en The 99.9 Gallery, Ciudad de Guatemala, 2017. Foto cortesía de la galería

Muchas piezas en esta exposición usan elementos encontrados. Tablas de construcción, recogidas hace más de quince años, en contraste con planchas de MDF perfectamente producidas, crean un diálogo entre lo perfecto y lo precario, lo encontrado y lo construido, lo histórico y lo reciente.

Y es aquí donde la artista comienza a preguntarse sobre nuestro paso por el mundo como seres cambiantes, que modifican el entorno: nuestro paso por los objetos y las cosas, el trabajo, el tiempo y los espacios.

Lo “encontrado” es también su paleta de colores. Una que recoge de la observación de los espacios compartidos, la cultura popular y el paisaje, y hace que su obra proyecte un ligero y casi imperceptible hilo con lo local. Para la artista, “los colores tienden a una armonía casi musical, como una lava fluyendo silenciosa en el costado del volcán”.

Así, como el volcán que como paisaje encanta, y como cuerpo explota, también las piezas de la exposición ocupan un lugar en el espacio, y generan, por su volumen, sombras y relieves. Por ello, más que pinturas o esculturas, son objetos, artefactos y cuerpos a la vez.