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BERNARDO OYARZÚN REPRESENTARÁ A CHILE EN LA 57ª BIENAL DE VENECIA

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Bernardo Oyarzún (1963) representará a Chile en la 57° Bienal de Venecia con Werken, un proyecto que trabaja la aparición/ocultamiento del sujeto mapuche, bajo la curaduría de Ticio Escobar (Paraguay, 1947). El proyecto fue elegido mediante un concurso público, una modalidad inédita en América Latina, y que para esta edición de la Bienal –uno de los eventos del arte más importantes a nivel mundial- estuvo abierto a la participación de curadores de Latinoamérica.

Esta es la segunda vez que el Consejo Nacional de la Cultura y las Artes convoca a este concurso. Para esta edición, participaron además proyectos del artista Claudio Correa, con curaduría de Sebastián Vidal Velenzuela (Binacional);  Arturo Duclos, con curaduría de Paco Barragán (Mesianismo y Utopía); Alicia Villarreal, con curaduría de Luis Alarcón y Ana María Saavedra (La reinvención del territorio); Juan Castillo, con curaduría de Dermis Pérez León (Otro maldito día, te devuelvo tu imagen); y Pablo Langlois y Francisca Montes, con curaduría de Ignacio Szmulewicz (Mártires de Chicago).

El jurado,  integrado por Cuauhtémoc Medina, Ivo Mesquita, Nelly Richard, Gaspar Galaz, Gonzalo Díaz, Mónica Bengoa y Emilio Lamarca, resolvió otorgar la representación de Chile en la Bienal de Venecia del 2017 al proyecto de Oyarzún y Escobar, tanto por su consistencia conceptual y formal como por la pertinencia del tema de la representación mapuche en la actualidad y, no menos relevante aún, por la sincronía y afinidades que existen entre artista y curador en torno al tratamiento de las cuestiones indígenas.

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«Este es un proyecto de gran consistencia y coherencia por la vinculación entre las investigaciones de Oyarzún y Escobar. El tema indígena es oportuno, está muy presente actualmente», dijo Mesquita en relación con el trabajo que ambos, artista y curador, han venido desarrollando en conjunto, durante años, en relación con la temática indígena.

“Desde hace décadas vengo trabajando la cuestión indígena desde la perspectiva del arte y la cultura. Por cierto, este tema me interesa en cuanto manifiesta una sensibilidad alternativa y se encuentra vinculado con preocupaciones por los derechos de la diferencia cultural y con el desarrollo de políticas públicas inclusivas. Pero en el ámbito del arte, la cuestión me concierne de manera especial en la medida en que me ayuda a formular lo que considero un punto crucial de la contemporaneidad en ese ámbito. La crisis de la autonomía formal del arte ha producido, por un lado, la expansión avasallante del momento estético formal (el esteticismo blando promovido por el mercado-mundo) y, por otro, el avance desmesurado de los contenidos extra-artísticos, que amenazan con disipar el espacio del arte”, dice Escobar en el anteproyecto curatorial presentado ante el jurado.

“Considero que la postulación de Bernardo Oyarzún se encuentra justificada por su sólida trayectoria nacional e internacional, enfocada tras una perspectiva crítica contemporánea y expresada en una consistente historia de trabajo. Nutrida de imágenes de la cultura mapuche, con las cuales mantiene vínculos de afinidad y filiación, su obra trabaja con seguridad y despeja complicadas cuestiones relativas a esa cultura. Y lo hace con argumentos estéticos y mediaciones poéticas que la liberan de todo compromiso con las puras referencias. Por otra parte, la importancia concedida a estas experiencias se redobla cuando se considera que Oyarzún no accede a ellas desde afuera: lo hace desde su misma ubicación en contextos populares, marginales, vinculados directamente con su ascendencia mapuche y vividos como propios. El artista dice que sus estrategias de aproximación al tema son directas, pues parten de vivencias que le pertenecen en cuanto derivan de su origen de clase, cultura y etnia. Por eso, sus reflexiones, conjeturas y posiciones corresponden a percepciones y sensibilidades derivadas de ese contexto, que marcan fuertemente su posición”, agrega Escobar.

La propuesta de Oyarzún, añade, “podría representar de manera conveniente al arte actual de Chile en la Bienal de Venecia asumiendo en clave de arte contemporáneo asuntos que gravan la historia, comprometen valores de equidad e inclusión social e involucran, por lo tanto, la esfera pública no solo de ese país, sino de América Latina en general. Esos enfoques permitirán que conflictos de fuerte incidencia particular, como los vinculados con las identidades, la autogestión política y el territorio, se zafen del enclaustramiento localista para abrirse a un debate de alcance universal”.

«Tratar temáticas indígenas es bastante delicado. Pero Bernardo es capaz de crear desde adentro, por su ascendencia mapuche, y por su profunda preocupación y conocimientos. Me interesaba trabajar lo indígena en este momento en que el arte se ocupa de aspectos políticos, sociales y antropológicos bajo el reto de hacerlo con un lenguaje propiamente estético. El desafío del arte es salirse de su círculo hermético y tener una potencia de forma», dijo Escobar.

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La obra Werken se basa en la exposición de 1.500 máscaras araucanas emplazadas en el centro de la sala y conformando una figura de contornos irregulares que ocupa aproximadamente 10 x 11 metros. Las piezas se disponen a la altura de la mirada, sostenidas por varillas de hierro natural. En los muros útiles de la sala va instalada una línea de letreros pasamensajes LED, siempre a la altura de la mirada y a lo largo de 50 metros. De acuerdo a una velocidad programada, las pantallas de los letreros dejan correr la escritura 6.906 apellidos mapuches: la totalidad de los existentes actualmente. La escena, penumbrosa, solo se encuentra iluminada cenitalmente por luces bajas y, lateralmente y de manera indirecta, por las luces rojas de los letreros. La propuesta es sucinta en sus componentes narrativos. Según Oyarzún, la austeridad de medios estéticos se apoya en la experiencia de su propio contexto social y étnico, “donde los problemas requieren soluciones prácticas y estéticas (…) que afloran en la urgencia y la precariedad”.

Por su parte, Cuauhtémoc Medina, señaló: “El hecho de que con un mínimo de visualidad haya la mayor cantidad de argumentos posibles, el modo en que la instalación apela a generar un gran momento de sorpresa e interés visual en relación con un tema tan importante como es la historia de la nominación y la representación colonial en relación con el pueblo mapuche, hace que la exposición sea algo que nos convenció a todos”. A esto se añade, que esta propuesta sea un desarrollo extremadamente lógico en el trabajo con la temática indígena tanto del artista como del curador.

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