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Crisis en la Bienal de Mercosur:renuncian Curadores y la Muestra se Reduce

La 10ª Bienal de Mercosur Mensajes de Una Nueva América atraviesa una profunda crisis. Del equipo curatorial conformado por el historiador y crítico de arte Gaudêncio Fidelis (Brasil), como Curador en Jefe; el curador adjunto Márcio Tavares (Brasil); los curadores asistentes Ana Zavadil (Brasil), Fernando Davis (Argentina), Raphael Fonseca (Brasil) y Ramón Castillo Inostroza (Chile); y Cristián G. Gallegos (Chile), como Curador del Programa Educativo, tres de ellos, Fonseca, Castillo y Davis, han presentado oficialmente su carta de renuncia.

Los motivos son sorprendentes. Según consta en las tres cartas de renuncia a las que tuvo acceso Artishock, el impacto que la crisis económica de Brasil ha tenido en el presupuesto de la Bienal y la falta de patrocinios que financien el traslado de un gran número de obras a ser exhibidas -una exigencia que, según Davis, nunca antes se había mencionado- llevaron a la Fundación Bienal del Mercosur a tomar la medida unilateral, esto es, sin consultar a su equipo curatorial, de presentar parte de las obras (y los artistas) previamente seleccionados en lo que ha sido un trabajo de meses del equipo curatorial.

«A menos de quince días de la inauguración, aún no hay un comunicado oficial de la Bienal en el que se nos responda acerca de la lista definitiva de artistas, la ubicación en los espacios de la Bienal y el diseño museográfico final, y por lo tanto, los protocolos de exhibición, los requerimientos de conservación y seguridad para cada caso. En carta enviada por la Fundación Bienal, y que nos fue remitida el día 21 de septiembre a través del curador jefe Gaudêncio Fidelis y el Curador Adjunto, Márcio Tavares, se nos informó en términos muy generales que había financiamiento para el transporte y envío de obras de algunos países y no otros, y los que no estaban nombrados quedaban fuera, lo que significaba un rediseño de la muestra que hasta ahora no fue discutido por el equipo curatorial. Esta decisión que está argumentada como un problema económico lesionó gravemente mi trabajo de investigación curatorial que ya estaba organizado desde hacía varios meses antes y en ningún momento hubo advertencias o avisos previos para modificar el envío ni una previsión de que habrían problemas de financiamiento que permitieran, con una mejor organización, solicitar fondos en los países que se verían perjudicados en su representación en la Bienal. Este mail hizo evidente no sólo un problema económico, sino la falta de comunicación y el poco respeto de las competencias profesionales de los curadores asistentes, puesto que no había una información del equipo curatorial, y menos, una plataforma de trabajo común, dialogada, informada y negociada. En otros términos, suprimir el trabajo de los curadores asistentes de manera improvisada sin duda significa redefinir el sentido de la Bienal, que deja fuera de la versión actual las discusiones y nociones curatoriales que previamente se habían formulado», dice Ramón Castillo en su carta.

Pese a estas graves circunstancias que relata Castillo, la Fundación Bienal sigue empeñada en llevar adelante la Bienal en las fechas previstas que, según consta en una comunicación pública de fecha 4 de septiembre de 2015, fue postergada del 8 al 23 de octubre de 2015, con cierre, también postergado, del 22 de noviembre al 6 de diciembre de 2015.

En ese momento, la Fundación Bienal argumentó que la postergación se debía a «cuestiones relativas a la logística de importación de las obras de arte». Según Fidelis, era «necesario cambiar la fecha de inauguración por la dificultad que se ha presentado en el transporte de obras de países que tienen baja oferta de rutas aéreas y aeronaves para fines de transporte”. Adicionalmente, señaló que había países que presentan más dificultad para la movilización de patrimonio, como es el caso de México, Bolivia, Ecuador y Guatemala.

La Bienal de 2015 pretendía exhibir 700 obras de 402 artistas de 21 países. Un número exhorbitante y, por tanto, susceptible de poner en riesgo los traslados bajo cualquier estándar de organización de un evento de la envergadura de una Bienal, para más en crisis. Según relata Fernando Davis en su carta de renuncia, toda esta situación grave en la que se encuentra actualmente la Bienal «se hubiese podido evitar si, meses atrás, antes del anuncio oficial de la nómina de artistas participantes, se hubiera atendido a redefinir el proyecto curatorial en función de la nueva situación presupuestaria, cuando ya todo apuntaba a indicar que una Bienal de estas dimensiones era absolutamente inviable».

La Fundación ha decidido sólo mantener en la Bienal aquellas obras que se encuentran físicamente en Brasil, junto con las obras de aquellos países para los que se cuenta con un patrocinador que financie el traslado y las obras producidas para la Bienal o que por sus características materiales (fotografía o video, por ejemplo) permiten la realización de copias de exposición. Esta decisión, tomada de manera unilateral por la Fundación Bienal, sin que mediara ninguna discusión previa con el equipo curatorial, deja afuera de la Bienal a muchos artistas de países como Argentina, Colombia, Chile, Perú y Venezuela, según Davis.

Algunos artistas participantes de la Bienal ya se han manifestado públicamente ante esta grave situación. En su página de Facebook, el artista colombiano Nadín Ospina afirma que «se trata de una decisión que compromete seriamente no sólo el guión curatorial de la Bienal y el trabajo de investigación y curaduría llevado a cabo por los curadores desde hace más de un año, sino también la integridad profesional de los artistas que fueron invitados a participar y anunciados oficialmente el 29 de julio y que comprometieron trabajo, tiempo y dinero en su participación en este evento. Tanto en términos profesionales como humanos esta decisión es absolutamente inaceptable y falta de ética. La Fundación Bienal hasta la fecha no ha respondido los reclamos de los curadores ni ha enviado ninguna comunicación formal de disculpa a los artistas».

La carta de Castillo agrega: «Como se trabajó con bastante antelación, todos los coleccionistas, instituciones, galerías y artistas seleccionados invirtieron tiempo y dinero para garantizar el éxito de cada gestión y establecer así la mejor coordinación de sus agendas en función de la inauguración original de la Bienal que sería para el 8 de octubre. Como se realizó un cambio repentino debido a los problemas económicos que enfrenta la Bienal, las agendas sufrieron un gran impacto (pasajes comprados y agendas de convenios institucionales), pero al mismo tiempo se generó una expectativa, que a pesar de que se postergaba la fecha, la Bienal seguiría en las misma condiciones».

Tras reiterar su agradecimiento y la confianza depositada en su trabajo, Castillo señala: «A partir de este momento, los artistas involucrados en mi selección curatorial quedan en libertad de acción, y por lo tanto, la organización de la Bienal podrá contactarse directamente con ellos».

Davis dice en su carta que pese a las insistentes sugerencias que hizo a Fidelis y Tavares ante la necesidad de redefinir el proyecto curatorial de la Bienal dada la crisis económica de Brasil y su impacto en la Fundación Bienal del Mercosur, éstas fueron desatentidas o pasadas por alto en todos los casos. «Sólo se nos solicitó a los curadores asistentes que realizáramos sucesivos cortes de obras a los efectos de reducir costos, pero manteniendo como criterio general de trabajo el no quitar a artistas de la Bienal. Los recortes obedecieron siempre a exigencias de presupuesto y en ningún caso estuvieron mediados por una discusión que atendiera a criterios curatoriales (…) No son pocos los artistas que me han escrito estas últimas semanas preocupados porque han comprado sus pasajes y aún no reciben ninguna comunicación formal en relación con el traslado de sus obras. En los casos de artistas que han solicitado becas o subsidios de viajes a organismos gubernamentales (con el aval de la carta de invitación de la Bienal que les fue enviada en su momento) la situación es particularmente grave, ya que los perjudica profesionalmente como artistas, poniendo en riesgo su credibilidad y carrera y pudiendo inhabilitarlos para gestionar futuros subsidios».

Y puntualiza: «No es un tema menor que el estrés al que me he visto expuesto este último tiempo por la Bienal, también ha impactado negativamente mi salud, como lo certifican documentos médicos de una internación hospitalaria de casi dos semanas», que ocurrió dos días después de la comunicación del 21 de septiembre.

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