Caam Presenta «lecciones de Historia», Curada por Octavio Zaya
El Centro Atlántico de Arte Moderno (CAAM) de Las Palmas de Gran Canaria presenta hasta el 13 de septiembre de 2015 la exposición Lecciones de Historia, integrada por un conjunto de obras de 13 artistas internacionales. Curada por Octavio Zaya, la muestra ofrece lecturas sobre lo que está ocurriendo en la actualidad en el arte contemporáneo, cómo la creación se ha convertido en mecanismo de activación de la conciencia social, y la manera en la que el arte se sitúa ante el discurso de la historia reciente y puede aportar estrategias de democratización social, nuevas libertades y espacios de debate y reflexión.
La exposición representa un giro sobre la lectura de la historia, dado que no habla de cómo el arte contemporáneo tiene una relación pasiva con la construcción discursiva de la historia, sino todo lo contrario: plantea cómo el arte es un agente activo de la historia.
En Lecciones de Historia participan los artistas John Akomfrah (Accra, Ghana, 1957); Halil Altindere (Mardin, Turquía, 1971); Kader Attia (París- Argelia, 1970); Shoja Azari (Shiraz, Irán, 1958); Tania Bruguera (La Habana, Cuba, 1968); Marcelo Expósito (Ciudad Real, España, 1966); Nuria Güell (Barcelona, España, 1961); Miki Kratsman (Buenos Aires, Argentina, 1959); Teresa Margolles (Sinaloa, México, 1963); Avi Mograbi (Tel Aviv, Israel, 1956); Jo Ractliffe (Cape Town, Sudáfrica, 1961); Raqs Media Collective (colectivo fundado en Nueva Delhi, en 1992, e integrado por Jeebesh Bagchi (1966), Monica Narula (1969) y Shuddhabrata Sengupta (1968), y Fernando Sánchez-Castillo (Madrid, 1970).
Cinco de los 13 artistas que exponen, Kader Attia, John Akomfrah, Tania Bruguera, Jo Ractliffe y el Colectivo Raqs Media, exhiben actualmente en la 56ª edición de la Bienal de Venecia. Asimismo, la muestra incorpora piezas que se exhiben por primera vez en España. Es el caso de la obra del artista francés de origen argelino y residente en Berlín, Kader Attia, Arab Spring (Primavera Arabe, 2014), que se expone ahora en la Bienal de Venecia y se acaba de exhibir también en Art Basel. Esta obra aborda el fracaso de la revolución que se extendió por todo el Oriente Medio a principios de 2011. La idea detrás de la obra vino por el saqueo del Museo Egipcio en El Cairo. La instalación presenta esas mismas vitrinas destruidas durante el ataque, y que el museo ha mantenido en exhibición como un acto de recuerdo. Cada vez que se muestra el trabajo, el artista recrea las revueltas mediante la destrucción de las vitrinas con sucesivos apedreamientos. La obra reflexiona sobre cómo los disturbios están motivados por la utópica idea revolucionaria de mejorar el mundo a través del cambio
Asimismo, la pieza La conversación inconclusa, del artista británico nacido en Ghana, John Akomfrah, está también expuesta actualmente en Venecia. El proyecto incorpora además la primera obra de la artista Tania Bruguera, artista que no ha podido estar presente en sus últimas muestras ya que desde que el pasado 30 de diciembre el Gobierno cubano le retiró el pasaporte. La artista se encuentra confinada en su casa, casi incomunicada y sin posibilidad de salir de la isla y atender a sus compromisos profesionales. La pieza que exhibe en este museo, #YoTambiénExijo, habla precisamente de su experiencia como artista censurada.
Narrativas de la actualidad
El comisario de la exposición, Octavio Zaya, explica que este proyecto plantea una reflexión inspirada en las ideas del filósofo francés Allan Badiou en torno a lo que él denomina el Renacer de la Historia. “Más que ofrecer nociones actualizadas de la historia, propone un despliegue de narrativas alternativas sobre la actualidad y sobre el pasado reciente, a partir de diferentes obras que abordan la relación entre la historia y el ser humano”, en un contexto de “rebelión y lucha en el llamado tardocapitalismo, que se debate entre la fragmentación social y la falta de representatividad”.
La exposición, indica Zaya, “cubre diferentes ejemplos de nuestra historia reciente y muestra además, en algunos eventos y obras de los artistas incluidos, la urgente necesidad de reconstruir y crear nuestras propias historias y nuestro propio orden”. Esta muestra “no sólo presenta una tesis sino que promueve una forma de entender el arte contemporáneo en su habilidad para pensar, representar y concebir cambios, tanto teóricos como prácticos, en el contexto del capitalismo global presente; una manera de acercarnos a diferentes propuestas que contribuyen a ese largo laboratorio que ya supone la construcción en marcha de un nuevo edificio democrático en colaboración”.
Recuerda Octavio Zaya que en los últimos años “el mundo ha sido testigo de una ola de rebeliones populares transnacionales y globales, en países como Túnez, Egipto, Islandia, Grecia, España, Israel, Chile, Reino Unido, Estados Unidos, Turquía, Brasil o Hong Kong, donde miles de personas han salido a las calles para reclamar una “Democracia Real” y en contra de la injusticia y la desigualdad. Las luchas que se habían fraguado a lo largo de los años han ganado así una nueva visibilidad y se han formado nuevos movimientos que han dado origen a otras luchas diferentes, acompañadas de nuevas frustraciones y represiones”.
En este contexto actual, además de las rebeliones sociales, como reacción frente a la mercantilización e instrumentalización de toda la vida, se plantea, además, la cuestión sobre el papel que juegan las redes sociales, como Twitter, Facebook o YouTube, en el capitalismo contemporáneo, en la crisis, las rebeliones y la creación potencial de la democracia participativa.
Lecciones de Historia es la tercera exposición colectiva comisariada en el CAAM por Octavio Zaya, tras Desplazamientos. Aspectos de la identidad y las cultura (1991) y Transaltántico. Diseminación, cruce y desterritorialización (1998). En este museo ha comisariado además las individuales de Shirin Neshat, Yinka Shonibare, Carmela García y Fabian Marcaccio. Este grancanario residente en EEUU es un destacado teórico y comisario independiente de larga trayectoria internacional. Desde el año 1991 fue editor asociado de Atlántica Revista de Arte y Pensamiento y a partir de 1997 es el director de esta revista editada por el CAAM. Octavio Zaya fue uno de los comisarios de la documenta 11, de Kassel, Alemania (2002) y uno de los curadores de la 1ª y 2ª Bienal de Johannesburgo (1995 y 1997). Ha comisariado, entre otros proyectos, In/Sight, Museo Guggenheim, Nueva York (1997), o Versiones Sur. Latinoamérica, en el Centro de Arte Reina Sofía, Madrid (2000). Fue uno de los curadores del libro Fresh Cream, Phaidon Press, Londres, (2000) y ha escrito numerosos textos y monografías sobre arte actual. Zaya fue además comisario del Pabellón Español de la 55ª Bienal de Venecia.
Lecciones de Historia
Texto curatorial de Octavio Zaya
Vivimos en un presente atormentado por la ansiedad sobre su propio futuro. En momentos como este, cuando los eventos inesperados o inexplicables que se suceden a diario exigen que revisemos y examinemos continuamente nuestras acciones y nuestras convicciones, el entendimiento de la historia y sus vicisitudes parece primordial. Sin embargo, parafraseando a Blanco White, no se trata tanto de que estemos abocados a repetirnos si olvidamos la historia. En esta época nuestra que desprecia la historia –o solo la considera para manipular, revisar, esconder o borrar los hechos y los sucesos acaecidos en nombre de un presente que se perpetúa como omnipresencia sociopolítica y económica cada vez más autoritaria y unidimensional— nos hemos transformado en agentes sin “existencia histórica”. Pero no podemos desembarazarnos de la historia y del pasado como si fueran un pantalón o un ordenador viejo o pasado de moda. La historia y el pasado están en nuestra piel. Estamos situados en medio de la condición histórica; no lo hemos elegido y es existencialmente inevitable, diría Habermas. Pero, para la conciencia del pasado y de la historia, esta condición no supone simplemente una desgracia o un aprieto sino también un desafío. Por un lado podemos asegurar que las nuevas tecnologías de la información empiezan ya a saturar el conocimiento mientras nos esforzamos en sortear la avalancha interminable de mensajes e imágenes que nos asaltan a diario. Por otro, la pérdida de nuestra memoria histórica podría estar directamente relacionada con nuestra insaciable sed de información y conocimiento. Muchos artistas contemporáneos no se inhiben de estos complejos dilemas y preocupaciones.
Si unos recurren a la historia como fuente de inspiración o establecen un diálogo con ella para desarrollar propuestas y obras que se debaten con el sentido de nuestro lugar en la misma ─como si las nuevas tecnologías no consiguieran cumplir su potencial para mejorar este sentido─, otros perciben el pasado, el presente y el futuro en una suerte de tejido informático y de conocimiento que se extiende más allá de nuestra concepción lineal del tiempo. Unos revisan el pasado para sacar a la luz documentos y hechos que el poder olvida e ignora conscientemente para justificar acciones y políticas de represión y violencia, y otros asaltan los archivos para re-descubrir, sin ninguna nostalgia ni intencionalidad romántica, actividades, situaciones y relaciones que componen espacios discursivos de disciplinas relacionadas con el control y la vigilancia. A veces, el pasado se aborda para expresar o denunciar el deterioro o la destrucción implacable de nuestras tradiciones culturales frente a un contexto de creciente homogenización asfixiante, y a veces se rescatan maneras, fórmulas y prácticas obsoletas o anacrónicas para enaltecerlas como merecedoras del status de Arte en contraste con la continua estandardización de los lenguajes y diseños formales. Y algunos, en medio de esta vorágine en la que vivimos, de continua obsolescencia mercantil, desdeñosa de la historia y del pasado, se refugian en alternativas y creaciones personales que rastrean entre la genealogía y la historia familiar que les ofrecen el antídoto contra la ausencia de memoria y contra el olvido. En ningún caso se trata del dominio contrahecho del pasado sobre un futuro que no existe, que es precisamente lo que fomenta y perpetúa la cultura consumista dominante. Se trata de cuestionar las tendencias culturales existentes, en vez de amplificarlas, asumiendo nuestra condición histórica y liberando al pasado de ese terror que acecha a la cultura sin futuro. Decía George Orwell que “El que controla el pasado controla el futuro. El que controla el presente controla el pasado”.
Con ello en mente, esta exposición es una reflexión inspirada en las ideas de Alain Badiou en torno a lo que él llama “Le Réveil de l’Histoire” ( que en su versión inglesa se entiende como “el renacer de la historia”).
Desde principios de nuestro siglo, el mundo ha sido testigo de una ola de rebeliones populares transnacionales y globales todavía en curso. En Túnez, Egipto, Islandia, Grecia, España, Israel, Chile, Reino Unido, Estados Unidos, Turquía, Brasil, Hong-Kong y otros lugares, todos hemos presenciado cómo la gente ha salido a las calles para protestar contra la injusticia y la desigualdad, por una democracia real y participativa. Las luchas que se habían fraguado a lo largo de los años ganaron así una nueva visibilidad y se formaron nuevos movimientos que han dado origen a otras luchas diferentes, y también a nuevas frustraciones y represiones.
En este momento de crisis capitalista global existe, por un lado, un regreso a la crítica, tanto teóricamente como en las rebeliones sociales, como reacción frente a la mercantilización e
instrumentalización de toda la vida presente. Por otro, se plantea la cuestión sobre el papel que juegan los llamados social media (Twitter, Facebook, YouTube, etc.), en el capitalismo contemporáneo, en la crisis, las rebeliones, y la creación potencial de la democracia participativa.
La mercantilización total de la vida ha resultado también la mercantilización de los medios sociales y de comunicación, que en su carácter presente son, principalmente, entidades comerciales.
En este contexto de rebelión y lucha en el llamado capitalismo global, que se debate entre la violencia institucional, la fragmentación social y la falta de representatividad, esta muestra, más que ofrecer nociones actualizadas de la historia, se propone desplegar narrativas alternativas sobre nuestro pasado más reciente y nuestro presente a partir de las obras de diferentes artistas que abordan la relación siempre cambiante que se desarrolla entre el sujeto y la historia. En este sentido, la muestra recoge diferentes aspectos del despertar histórico de nuestro tiempo en el que confrontamos el arsenal y las fuerzas del Nuevo Orden de políticas y regímenes. La exposición tanto cubre diferentes ejemplos de nuestra historia reciente como muestra, en algunos eventos y obras de los artistas incluidos, la urgente necesidad de reconstruir y crear nuestras propias historias y nuestro propio orden.
En cierto sentido, la muestra no solo presenta una tesis sino que promueve una forma de entender el arte contemporáneo en su habilidad para pensar, representar y concebir cambios, tanto teóricos como prácticos, en el contexto del capitalismo global presente; una manera de acercarnos a diferentes propuestas que contribuyen a ese largo laboratorio que ya supone la construcción en marcha de una nueva poética insolvente, en fuga, en colaboración.
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