Rodrigo Arteaga:instruction Dans un Cercle
Homo omnium rerum mensura est
El hombre es la medida de todas las cosas
Protágoras
La Enciclopedia se convirtió en uno de los grandes depósitos del conocimiento humano, incluyendo todas las medidas inventadas para poder aprehenderlo: botánica, matemáticas, geometría, filosofía, artes, astronomía, geografía… Hicimos un gran trabajo por clasificar el mundo que nos rodeaba pensando que al tener todas las respuestas nos conoceríamos a nosotros mismos, ya que éramos el punto de referencia para todas las cosas. Pero pronto descubrimos que el mundo no era un lugar estático e inmutable, sino un lugar infinito y en constante transformación, con lo cual las medidas –lo cuantificable y explicable- no representaba todo el mundo sino una mínima porción de éste. Este hecho trascendente ha conducido al hombre por muchos siglos a vaciar el inventario de nuestra propia invención. Esa objetividad nos dio un aparente control por sobre la naturaleza, pero endureció y fracturó nuestra percepción del mundo.
En orden de reconstruir este inventario con un nuevo modelo de conocimiento, el trabajo de Rodrigo Arteaga nos lleva a olvidar las viejas medidas para poder imaginar la infinidad de relaciones que se producen entre las distintas formas y objetos que nos rodean. En su reciente exposición en Sobering Galerie, París, ellos se afectan los unos a los otros, haciendo difícil un relato único, manifestando la fragilidad de la lectura enciclopédica y del conocimiento empírico. Tomando el significado original de la enciclopedia como instrucción en un círculo, las obras están orientadas hacia un sistema en el cual la naturaleza cíclica del universo nos obliga a estar constantemente restableciendo los parámetros de representación de las cosas y de nosotros mismos, incluyendo aquello que ni siquiera existe o que no tiene medida.
La serie de Encylopedic Drawings (50 dibujos con lápiz grafito sobre papel), re-interpreta varias representaciones visuales del mundo desde la óptica de diversas ciencias como la biología, la cartografía, la anatomía, la botánica, la astronomía. Al artista le interesan particularmente los espacios que deja la representación; cómo un dibujo de una planta no nos deja saber si ha sido creado desde nuestra imaginación, desde la observación de la misma o de otra imagen que la representa. Hay dibujos a partir de objetos, de instalaciones, de collages, de libros, de ilustraciones, todos montados simultáneamente como un gran mapa de conocimiento.
Algo similar ocurre en Herbarium of Botanical Studies. Dispuesto como en un Museo de Historia Natural, éste muestra un grupo de especies donde la naturaleza no está realmente allí, sino que está representada en recortes de ilustraciones de libros de botánica. Es curioso el ejercicio de pensar que el botánico observa las plantas en la naturaleza o en el laboratorio y, desde su tridimensionalidad, las lleva al papel para así poder divulgar el conocimiento adquirido hacia otros interesados de manera práctica. Aquí el artista toma esas ilustraciones para volverlas a su tridimensionalidad original denunciando la fragilidad del conocimiento y sus certezas.
En la vertiginosa carrera humana por medir el mundo, a veces lo que hoy es nuevo, mañana ya no lo será más; así ocurre que ciertos conocimientos ancestrales aún válidos son descartados por la necesidad de algo más reciente. Tal vez desconfiamos del tiempo (nuestra propia medida).
Hemos de saber que muchos de los libros utilizados por el artista están en su mayoría desactualizados, que la información en ellos ya no es cierta. El conocimiento tiene sus ciclos como los tiene la naturaleza.
La pieza Autumm in Spring es, como dice su título, una contradicción a la naturaleza en sí misma, un salto temporal. Las hojas del otoño chileno han sido escaneadas e impresas sobre papel, instaladas como un montón de hojas en el suelo, aparentemente barridas durante la primavera de París. Un guiño de despiste, presente en más de una de las obras en exposición.
La materialidad común de casi todas las obras es el papel, como en una búsqueda por explorar el potencial escultórico de la imagen impresa y el de la vida existente en toda materia: un esqueleto de hoja (Alcances Botánicos), unas circuitos de mapas de carreteras que asemejan el sistema venoso del cuerpo (Ramificaciones), y La Tierra, la única obra en que la vida se manifiesta de manera visible -de un libro cerrado se asoman unas plantas vivas por los costados-. Por último, la pieza Globe nos da la posibilidad de tener, al fin, el mundo en nuestras manos.
Somos la serpiente ourobórica del análisis royéndose la cola a sí misma una y otra vez. En la postura del hombre como medida de todas las cosas está implícita la de que el hombre, al tratar de aprehender la realidad, no hace más que reducirla. Medir el mundo es hacerlo más pequeño y con ello menos trascendente. No somos conscientes de la porción del universo que ocupamos hasta que vemos la tierra en una de estas imágenes que en un eterno zoom out nos dejan flotando en un espacio infinito. Las cosas nunca desaparecen, solo cambian eternamente.
Rodrigo Arteaga: Instruction dans un cercle
Curaduría: Carolina Castro J.
Sobering Galerie, París
Hasta el 13 de junio de 2015
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