EL HABITAR Y LA MIGRACIÓN. SOBRE “INLAND”, DE ROSARIO MONTERO
Habitar en una ciudad no implica, necesariamente, ser parte de la ciudad. Si es que, efectivamente, en algún momento somos parte de un lugar. Ahí, en el punto en el que estos dos estados se cruzan, la exposición Inland, la primera individual en Londres de la artista chilena Rosario Montero, puede ser situada.
Inland, que se presenta en la galería cueB bajo la curaduría de Franco La Russa, se centra en la construcción de identidad de algunas de las comunidades migrantes que viven en la capital inglesa. Montero presenta fotografías en las que se observa la representación de paisajes interiores imaginados, que se encuentran en restaurantes indios, pakistaníes o vietnamitas. Las imágenes son, por tanto, las que le permiten a la artista explorar y abrir preguntas acerca de lo que implica habitar un lugar y cómo el pertenecer a dicho territorio es un estado en constante demarcación y negociación.
Considerando la migración como un fenómeno global, particularmente profundo en la ciudad en la cual la muestra se presenta, donde más de la mitad de su población tiene orígenes no británicos, donde las lenguas que se hablan en la ciudad superan las 300, el trabajo de Montero se pregunta sobre la manera en que un abanico de identidades se ponen en juego en un contexto cosmopolita. Con fotografías tomadas en Brixton, Bayswater, Bricklane, Chinatown (en el sector del Soho de Londres) y South Kensigton, la artista nos invita a pensar lo que significa el pasar de un país a otro, lo que significa establecerse, habitar y vivir en un territorio otro. Al mismo tiempo, a través de las imágenes, va dando cuenta de la importancia que adquieren aquellos paisajes que, lejanos y distantes, mediante su presencia evocada y replicada posibilitan, de algún modo, el sentirse vinculado con aquel lugar otro.
En la muestra, junto con las imágenes de las pinturas en los restaurantes de migrantes, también se exhibe una fotografía de Bellingham Farm, en Bellingham (un área del Sudeste de Londres), que fue tomada en el año 1920, antes de que se construyera el edificio Bellingham State. La incorporación de esta imagen al interior de la exposición, en palabras de Montero, tiene el objetivo de “generar un paralelo entre el adentro y el afuera, buscando cuál es el paisaje imaginado correspondiente al barrio” en el cual la galería se ubica. Así es como la imagen de Bellingham Farm, que es parte del archivo fotográfico de Lewisham, resulta uno de los puntos que tensionan el montaje de la muestra, en una contraposición de momentos históricos que dejan en evidencia con mayor fuerza que los territorios son espacios donde las negociaciones y demarcaciones se han ido sucediendo con el pasar del tiempo.
Así, la añoranza y la ensoñación de los espacios se va haciendo presente, en una búsqueda constante que tiene como objetivo el sentirse parte de un lugar. Por eso, y como parte del estudio realizado por Montero, cada una de las fotografías en la muestra ha capturado un lugar específico, un espacio determinado al interior de los restaurantes de inmigrantes, quienes intentan tener escenas, imágenes, representaciones de sus lugares de origen, que de acuerdo a la artista “exploran el sentido y las relaciones sociales que emergen al recrear en Londres un paisaje de Ankara, Beirut o Beijing a través pinturas, cuadros, objetos, adornos que se pueden observar en cada una de las fotografías”.
De este modo, Inland plantea preguntas que son tanto locales como globales, que siguiendo a Montero resultan interesantes “porque permiten entrar a lugares público-privados, como son los restaurantes, donde sus dueños crean espacios que tienen que ver tanto con la nostalgia como con situar al cliente en un lugar a kilómetros de distancia. Y esto ocurre tanto en Londres, como en Recoleta o Valparaíso. Lo perdido, lo anhelado, los objetos, están tanto allá como acá, es una cuestión universal”.
Es así como la exposición puede ser leída como un punto de cruce entre el habitar en una ciudad y el ser parte de la ciudad, como una invitación para pensar nuestros espacios, nuestros territorios, nuestros lugares, como espacios de negociación. Tratamos de tener en imágenes paisajes otros que nos permiten establecer relaciones y tratos con y entre las personas, quienes en acuerdos usualmente tácitos asociamos aquellas imágenes preconcebidas e idealizadas con lugares otros, que posibilitan tener grados de vinculación con el lugar desde el cual se parte y, al mismo tiempo, con el lugar en el que se está.
La exposición Inland estará abierta hasta el 19 de abril en la Galería cueB de Londres, ubicada en 325 Brockley Road (SE4 2QZ).
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