RESPECTO A WARHOL: SESENTA ARTISTAS, CINCUENTA AÑOS

Andy Warhol es un artista transversal y muy citado. Los que lo admiran, los que lo imitan, los que se quieren diferenciar de él, los que lo odian. El Metropolitan Museum of Art de Nueva York presenta una exhibición en la que se entrelazan los trabajos de tres generaciones de artistas y algunos de Warhol, creándose un diálogo dinámico que demuestra su indiscutible influencia.

Su obra ha sido observada durante décadas por críticos e historiadores, pero es bajo una perspectiva actual que se exhibe su efectivo impacto en el reino del arte Pop.

Ai Weiwei, Neolithic Vase with Coca-Cola Logo, 2010, pintura sobre vasija neolítica (5000–3000 AC), 24.8 x 24.8 x 24.8 cm. Mary Boone Gallery, Nueva York. Cortesía: Mary Boone Gallery y Met Museum

Los artistas seleccionados en esta exhibición, titulada Regarding Warhol: Sixty Artists, Fifty Years (Respecto a Warhol: sesenta artistas, cincuenta años) reinterpretan, responden o reaccionan en forma clave al fenómeno Warhol. A través de cinco secciones, exploran las nuevas direcciones de su legado.

El famoso disparo de Valerie Solanas, que casi le cuesta la vida a Warhol, abre la sección inicial, Noticias de hoy: de lo banal al desastre, como una crónica de muerte. Premonitoria o anunciada, ésta se presenta entre citas a la frivolidad publicitaria: las cajas de detergente Brillo del mismo Warhol y el botiquín de medicinas de Damien Hirst, su “promesa inherente de sanar, rejuvenecer, calmar el dolor o evitar la decrepitud y la muerte”.

Nan Goldin, French Chris on the Convertible, NYC, 1979, impresión con colorante plateado, 50.8 x 61 cm. Museo Metropolitan, Nueva York. Donado por la Fundación Horace W. Goldsmith, 2001 © Nan Goldin. Cortesía de Galería Matthew Marks

Aquí también se encuentra, entre los que mantienen un compromiso más directo con la prensa, al artista chileno Alfredo Jaar, que concibe su portada de la revista Business Week como un grito de protesta ante un público indiferente. La fuga de gases tóxicos en 1984 de la fábrica de carburo en Bhopal, India, termina en una catástrofe humana a la que se da menos importancia en la publicación que la desaparición de la misma fábrica.

El estadounidense Matthew Barney, compañero de Björk, creador de la famosa serie de films Cremaster, cuenta la historia maldita de Gary Gilmore, el primer americano enviado a la silla eléctrica, frente a una montaña de coloridos dulces del cubano Félix Gonzáles Torres. Esta obra, Retrato de Ross en Los Angeles, recrea el equivalente al peso de su novio fallecido de VIH con dulces que van desapareciendo con el consumo de los visitantes y conmemora el sentido de pérdida de toda una generación.

Elizabeth Peyton, Blue Kurt, 1995, óleo sobre tela, 50.8 x 40.6 cm. Colección privada, Nueva York © Elizabeth Peyton

Cindy Sherman, Sin título, 1982, impresión cromogénica, ed. 43 de 125, 39.2 x 18.1 cm. Museo Metropolitan, Nueva York. Donada por Eugene M. Schwartz, 1983. Cortesía de la artista y la galería Metro Pictures, Nueva York

Se destaca, en segunda instancia, la revitalización que le da Warhol al moribundo arte del retrato. Esa misma fascinación con las mediáticas celebridades ha de perpetuarse hasta hoy en los héroes pop de Elizabeth Peyton. Sus retratos idealizadores, como Blue Kurt de Kurt Cobain, funcionan a modo de síntesis de la devoción adolescente colectiva. Autoretratos como el de Cindy Sherman vestida de Marilyn Monroe son del sex appeal y vulnerabilidad de la actriz, mientras una gran escultura de Michael Jackson en porcelana dorada del británico Jeff Koons brilla al centro de la sala.

Jeff Koons, Michael Jackson y Bubbles, 1988, porcelana, 106.7 x 179.1 x 82.6 cm. San Francisco Museum of Modern Art, adquirido a través de Marian y Bernard Messenger Fund y fondos restringidos © Jeff Koons

“Quería fotografiar a gente del día a día, no superestrellas, porque eso es lo que Andy estaba haciendo”, declaraChuck Close, al mismo tiempo que sus retratos en gran escala se transforman en íconos por si mismos.

Warhol consideraba que “el sexo es más interesante en pantalla o entre páginas que entre sábanas”, e hizo visible la noción radical de que cada individuo es libre de concebir su propia sexualidad. El trabajo controversial de los fotógrafos Robert Mapplethorpe y Nan Goldin son ejemplos de la construcción visual de identidad. Por otro lado, como sátira de los western americanos, los Cowboys Solitarios coquetean entre ellos en medio de la revolución fílmica de Warhol. Es sin embargo en sus Pinturas Oxidadas (donde invita a sus amigos a orinar sobre la tela) que el artista realiza un vuelco fascinante al apropiarse del lenguaje de su contemporáneos, los expresionistas abstractos, e imitando el gesto de Jackson Pollock con particular ironía.

En Imágenes de consumo: Apropiación, Abstracción y Serialidad vemos el rostro serigrafiado de Jacqueline Kennedy y se entiende la noción del artista como un consumidor inteligente de imágenes.

En la Nueva York de los sesenta “siempre puedes encontrar una fiesta en algún lugar”, y con esto Warhol abre las puertas al arte colaborativo. Los videos hipnóticamente fantasmagóricos de Ryan Trecartin (el artista más joven de la muestra) se realizan con las propias ideas e improvisaciones de sus amigos, en un esfuerzo cooperativo dictado por el espíritu de la era de Internet.

Chuck Close, Phil, 1969, polímero sintético sobre tela, 275 x 213.4 x 7 cm. Museo Whitney, Nueva York © Chuck Close. Cortesía: Pace Gallery

Douglas Gordon, Autoretrato como Kurt Cobain, como Andy Warhol, como Myra Hindley, como Marilyn Monroe (detalle), 1996, impresión cromogénica, 75 x 75 cm. Audrey Irmas, Los Angeles, CA © 2012 Studio lost but found. Cortesía: Gagosian Gallery

Es en Sin fronteras: Negocio, Colaboración y Espectáculo que Warhol lleva su práctica hacia una dirección aún más sorprendente: «Después de que hice lo que llamamos ‘arte’ o como se llame, me fui al arte comercial… Ser bueno en los negocios es lo más fascinante en el arte». Warhol crea un modelo a seguir para numerosos artistas contemporáneos. El arquetipo es el japonés Takashi Murakami, quien, situado firmemente en la intersección del arte y el comercio, diseña desde bolsos para Louis Vuitton hasta una portada de disco del rapero Kanye West. Murakami puso en marcha una multinacional: Kaikai Kiki Co.

Alex Katz, Lita, 1964, óleo sobre tela, 152.4 x 152.7 cm. The Museum of Modern Art, New York  © Alex Katz/Licensed by VAGA, Nueva York

Karen Kilimnik, Marie Antoinette out for a walk at her petite Hermitage, France, 1750, 2005. óleo sobre tela, 50.8 x 38.1 cm. Colección privada. Cortesía 303 Gallery, Nueva York

El legado de Warhol fue impulsado en los ochenta por el consumismo y la sensación de bienestar de la era Reagan. En una década preocupada por el éxito y la imagen, el arte se hizo más grande en alcance y ambición, mayor en la promoción y más visible como producto cultural. La importancia de Andy Warhol es tan innegable como el alcance de su influencia: desde Asia, Europa hasta Chile, la trascendencia de un artista se evalúa en las oportunidades que abre para las generaciones a venir.

En Respecto a Warhol la sensibilidad inherente a la obra de Jaar puede convivir con el lenguaje banal de propaganda, y podemos ver que, efectivamente, la asimilación del arte Pop se da en forma múltiple. Sin embargo, el protagonismo se lo han llevado artistas de marcada tendencia comercial, con el invaluable apoyo de las casas de subasta y las ferias internacionales. Siguiendo la línea de Koons, Hirst y Murakami, da la sensación de que es el “branding del arte” el modelo que se imita hoy con mayor fervor, y esperamos, con mucho optimismo, que no sea ésta la contribución más perdurable de Warhol.

Andy Warhol, Brillo Soap Pads Box, 1964, serigrafía y esmalte sobre madera, 43.2 x 43.2 x 35.6 cm. Colección Gilbert y Lila Silverman, Detroit © 2012. The Andy Warhol Foundation for the Visual Arts, Inc. / Artists Rights Society (ARS), New York