Alvaro Izquierdo

En su primera muestra individual en una galería comercial, Alvaro Izquierdo presenta un nuevo conjunto de obra, alejado de aquel trabajo en el que confluían la geometría y la imaginería tribal. En las nuevas pinturas que mostrará a partir de hoy en la galería Cecilia Palma -tres realizadas en Chile, tres en México-, el artista suelta la mano, hace estallar el color y construye una iconografía cargada, de fuerte significado simbólico. En su taller, ubicado en un departamento de una habitación en Las Condes, Alvaro describe ese proceso de transformación de su obra.

 

Este es otro trabajo. Hay un cambio respecto a lo que venía viendo de tu producción

Cambió. Antes era más geométrico, más contenido.

Si, yo lo leía como arte geométrico, pero tenía algo más, algo como tribal…

¿Como indígena?

¿Te suena feo?

No, me gusta esa descripción en realidad. La acción de pintar es un ritual, un trance. En esa época andaba entre pasado y futuro, entre lo indígena y lo futurista.

Un futurismo geométrico

Se mezclan. En ese tiempo la idea era anular el gesto humano, para que lo que quedara fuese como una imagen electrónica, medio robótica. Pero era una utopía, porque cómo se hace para recrear una imagen que proviene de un computador, pero hecha a mano

¿En ese momento cuáles eran los referentes?

Nada.

Todo de la mente

He pasado por varias etapas. En el 2004 fui a México, y ahi me encanté con el color. Cuando volví a Chile estuve un tiempo de luto, triste, y empecé a realizar una serie de trabajos en blanco y negro. Así fue como desarrollé la gráfica. Después volví al color pero sin el imaginario narrativo, sin los símbolos. Era como un acertijo sobre una trama en blanco y negro.

¿De dónde venían los símbolos?

De mi imaginario propio.

¿Por qué te fuiste a México y cuánto tiempo estuviste allí?

Fui por un intercambio de la universidad y me gustó mucho. Pasé como seis meses.

¿La imaginería típica mexicana, que es por además muy colorida, influyó en en ese momento?

La pintura mexicana no es un referente. Los estímulos de allá si. Fue una experiencia empalagosa, llena de imágenes, de mercados, de sensaciones. Hubo un destape.

¿Qué pasó cuando regresaste a Chile?

Es que México me marcó. Fui con pareja, lo pasamos increíble, y después terminó pésimo. Después, en el 2007, pasé cuatro meses en Londres, que también fueron muy estimulantes. Me fui dos meses a ver a un hermano y por una beca de estudios que al final no me gustó mucho; era mucho dibujo académico. Pero después hice varias cosas, una exposición en un lugar underground que quedaba en un tercer piso. Después se me perdieron todos esos dibujos, eran como 200. Desmonté, me fui de parranda, y se me perdió toda la exposición.

¿Siempre has estado viajando?

He ido como cuatro veces a México.

Hay varios artistas chilenos que se han ido a México, o al menos han pasado una temporada por allá. ¿Qué es lo que pasa en México?

Hay como un misticismo. Pero ahora no tengo tanto esa visión. Es como un nicho creativo.

Volvamos a lo que decías de tu técnica a mano alzada, de alcanzar la precisión, eso de que querías que no se notara que el trazo fue hecho por la mano sino por un computador…

Quería que el gesto humano de la pintura no se viera, pero es como ridículo, porque no se puede.

Pero ahora con estos trabajos rompiste con eso…

Si, están más sueltos.

Se nota el trazo. ¿Por qué soltar la mano?

No se, uno va cambiando.

Antes había más detalle y la composición era super condensada, ahora se ve como más expansivo

Tenía un cuadro que pinté en el 2009. Iba para una exposición en Artespacio y se me rompió. Lo llevaba en el techo de un auto y colapsó, quedó como un repollo de colores. Después lo recorté y esos trazos los utilicé como collage.

¿Ese accidente fue entonces como un punto de partida para esto nuevo?

Si. Es como un collage de pintura sobre pintura.

Los colores han cambiado también. Están más saturados y presentes. Hay mucho neón.

Hay más gama de colores. Plateado, dorado, neón..

Y hay una mezcla de distintos iconos: la silueta de Batman, la carita feliz, simbología egipcia, corazones, velas, tijeras, alicates, calaveras, cadenas, banderas. ¿Significan algo en particular así todos juntos?

No me interesa el significado de eso. Me interesa más el significante que el significado. Algunos son símbolos de dolor, como las cadenas. Son un poco dolorosas estas pinturas.

¿Por qué?

No lo tengo claro, pero es por algo que me está pasando.

Pero estas pinturas son festivas, alegres. No veo tanto dolor la verdad…

Canalizan el dolor

Te ayudan a subrogar el dolor…

¿Hablas de algo como cosmético? Creo que es más bien irónico, o naïve en cualquier caso.

Cuéntame de la muestra. Son seis pinturas, tres hechas en Chile y tres hechas en México. El título de la exposición es Ojos abiertos encuentran atajo. ¿De dónde viene?

Cuando me cambié de casa encontré unos apuntes de un trabajo que había hecho para una empresa. Tenía que hacer unos cursos de capacitación por Internet. Y encontré varias frases en esos apuntes, como “Cada cosa a su tiempo, a fondo y sin prisa ni agitación”, y “Ojos abiertos encuentran atajo”. Esa me hizo mucho sentido como para estas pinturas.

Es una frase bien abierta

Antes quería ponerle otro nombre a la exposición, que era Neo-híbrida 9000. Era algo ficticio.

En el texto que escribió Jorge Losse para la muestra dices “No tengo una idea premeditada de lo que pudiesen significar mis pinturas. Me gusta el desorden”.

Estas pinturas son desordenadas. Yo soy muy desornado pero igual tengo cierto control.

Hay menos cálculo

Hay una simbología más desordenada. Hay un híbrido de cosas.

Y esas ramas, que son como ríos o venas… es como más orgánico todo…

Antes se referían a fuerzas violentas, como el rayo, un trueno, hielo quebrándose. Ahora es otra cosa.

¿Sigues trabajando por capas? ¿Empiezas con un esquema o vas directo a la pintura?

Si, sigo con las capas, pero no tengo imágenes premeditadas ni bocetos. Son imágenes mentales.

Alvaro Izquierdo from Artishock on Vimeo.