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LA EXPANSIVA 12° BIENAL DE GWANGJU. FRONTERAS IMAGINADAS

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Con siete exposiciones principales, 11 curadores, 163 artistas de 42 países y, como novedad en esta edición, una serie obras comisionadas y pabellones «colaterales» presentados en colaboración con otras instituciones, la 12° Bienal de Gwangju es un mega evento casi inabarcable. La monumentalidad –rasgo que se podría pensar como ya desgastado para el formato bienal- impera en esta versión, acaso porque el tema, Fronteras Imaginadas, sea uno contingente y prácticamente inagotable.

Pero esta expansividad puede que también responda a que esta edición mira al pasado, a la también enorme edición inaugural de 1995 titulada Más allá de las fronteras, así como a las nociones de ciudadanía e identidad nacional –acuñadas bajo el concepto de “comunidades imaginadas”- del estudioso del nacionalismo y las relaciones internacionales Benedict Anderson.

Las exposiciones de la 12° Bienal de Gwangju pretenden así “imaginar las fronteras” tanto desde la perspectiva histórica como actual, experiencial y abstracta, imaginaria y transgresora, cuestionando las nociones de pertenencia y comunidad dentro de las crisis políticas mundiales actuales, condiciones que han cambiado considerablemente desde los albores de este evento, cuando la globalización pretendía disolver las fronteras. ¿A dónde han ido nuestras visiones utópicas? ¿A dónde vamos?

La bienal busca responder a estas preguntas a través de varias exposiciones de gran formato, que a su vez presentan varios sub-temas en torno al eje curatorial marco, y que apuntan a explorar los conceptos políticos, culturales, físicos y emocionales de las fronteras en la comunidad global de hoy. Así, las muestras –que se despliegan en varios espacios de la ciudad desde el pasado 7 de septiembre y hasta el 11 de noviembre de 2018-, abarcan desde el legado de la arquitectura y el urbanismo modernistas en el Sur global hasta las restricciones fronterizas de cara a las olas migratorias y crisis de refugiados a nivel mundial; el impacto de las tecnologías en la vida privada y las comunicaciones más allá de las fronteras; y los conflictos relacionados con cuestiones de identidad y raza.

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El amplio espectro de exhibiciones y variados sub-temas planteados por los 11 curadores internacionales también se enmarca en el imperativo de romper con “los límites de las grandes narrativas, la autoría singular y la necesidad de retomar las complejidades de múltiples voces y perspectivas”, según declara un comunicado de prensa de la Bienal. Esta polifonía, sin embargo, no se corresponde con el 66% de participación de artistas asiáticos –el mayor número en la historia de este evento-, algo que en el mismo comunicado de prensa se argumenta con el hecho de que se trata de la bienal de arte más importante de Asia, dedicada a explorar la historia de los valores e identidad de ese continente. Por otro lado, también es cierto que esta edición incluye a varios artistas de Latinoamérica y el Medio Oriente, “dando así continuidad a las ideologías fundadoras de la Bienal de romper con las discusiones eurocéntricas y presentar asuntos desde las fronteras regionales y marginales, para desencadenar de este modo un cambio en el eje central del arte contemporáneo”.

El Gwangju Biennale Exhibition Hall –o pabellón principal de la bienal- alberga cuatro de las exhibiciones, mientras que las otras tres se presentan en el Asia Culture Center (ACC), que por primera vez sirve de sede. Partiendo de la premisa de que el presente está informado por el pasado, la curadora Clara Kim investiga la intersección entre el modernismo, la arquitectura y la construcción de naciones a mediados del siglo XX en diferentes geografías y contextos, mediante obras que exploran el deseo de encontrar un lugar en el mundo y el destino de los sueños utópicos modernos.

“En un contexto contemporáneo en el que se cuestiona la composición de los Estados-nación, es importante rememorar estas historias y los monumentos arquitectónicos que hemos heredado, y recordar el importante papel que jugó la imaginación en la construcción de una identidad compartida o colectiva”, señala el texto curatorial de su muestra, titulada Imagined Nations/Modern Utopias [Naciones Imaginadas/Utopías Modernas]. Entre los trabajos presentados está el comisionado a Lais Myrrha (Brasil), que recrea dos columnas icónicas de la arquitectura brasileña: la del Palacio Alvorada de Oscar Niemeyer, en Brasilia (la residencia oficial del presidente), y la de la Granja Colubandê en Río, de arquitectura colonial. Ambas se reproducen a escala 1:1 y se instalan en un frágil equilibrio, apuntando con esto a las historias coloniales que forman los cimientos mismos del modernismo brasileño. Otros artistas presentes en su propuesta son Leonor Antunes (Portugal), Alexander Apóstol (Venezuela), Alexandre Arrechea (Cuba), Yto Barrada (Francia), Los Carpinteros (Cuba), Carlos Garaicoa (Cuba), Damián Ortega (México), Mauro Restiffe (Brasil), Clarissa Tossin (Brasil), Terence Gower (Canadá) y Ala Younis (Kuwait).

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La curaduría de Gridthiya Gaweewong, Facing Phantom Borders [Frente a las fronteras fantasmas], investiga las narrativas que surgieron de los conflictos fronterizos y los patrones de migración masiva en el sudeste asiático desde el período colonial hasta el presente. Su exposición intenta confrontar el ‘fantasma de la frontera’, su construcción arbitraria y demarcación como parte de la formación de los nuevos estados-naciones. “El discurso geopolítico construido de estado-nación puede considerarse como parte de las grandes narrativas, precisamente porque sirve a los intereses nacionales. No incorpora las voces del individuo. Por el contrario, el artista ha podido presentar las voces de las personas (desde el margen), proporcionándonos pequeñas narraciones para ayudarnos a comprender mejor la realidad”, apunta la curadora, que incluye en su selección de artistas a Shilpa Gupta (India) y Kader Attia (Francia/Argelia), así como al reconocido cineasta tailandés Apichatpong Weerasethakul, entre otros.

Kader Attia, cuyo trabajo explora el legado de la migración, el colonialismo y el comercio para cuestionar la idea de una memoria cultural colectiva, presenta en esta exposición un nuevo trabajo que habla de la influencia de la historia, la política y la injusticia social en la sociedad y los sujetos que la componen, además de una obra por encargo instalada en el antiguo hospital de las Fuerzas Armadas de Gwangju.

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En The Politics of Participation in the Post- Internet Age [La política de la participación en la era post-Internet], Rita González y Christine Y. Kim examinan las políticas de participación y poder, la brecha digital y las ‘estéticas contra internet’ en regiones con y sin acceso a Internet. “Toda una historia menor sobre Internet está esperando ser contada -escribe el artista Zach Blas-, una que no está basada en su contribución central al proyecto de globalización, sino más bien en el bloqueo político y el impasse; no una historia de planicie total, de aldeas globales y conectividad, sino de rupturas agudas, callejones sin salida y puertas traseras: una historia de cuando Internet deja de existir». Su obra para esta exposición es el film Jubilee 2033, que imagina un futuro cercano distópico del que emerge una sociedad extraña de las cenizas de un implosionado Silicon Valley.

Yeon Shim Chung y Yeewan Koon llaman la atención sobre los límites que son mediados, ficcionados o transgredidos como parte de nuestra vida cotidiana. Bajo el título de Faultlines [Líneas de falla], su curaduría incluye obras que tratan cuestiones relacionadas con la raza, el género, las historias coloniales, la privacidad, la violencia militarizada y la migración. “Por supuesto, estos no son tópicos nuevos -afirman las curadoras-, pero hoy en día, cuando los bienes de consumo circulan y cruzan fácilmente las fronteras, nuestros propios movimientos son cada vez más monitoreados y restringidos. Lo que conecta todas las obras en esta exposición es un interés en el legado de la violencia y cómo el pasado continúa teniendo un impacto en nuestro presente y, por extensión, en nuestro futuro”. Esta muestra incluye a artistas como Tara Donovan (EEUU), Francis Alÿs (Bélgica/México), Kcho (Cuba), Yoan Capote (Cuba), y Yoshitomo Nara (Japón).

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Sung Woo Kim, Man Seok Kim y Chong-Ok Paek presentan The Art of Survival: Assembly, Sustainability, Shift [El arte de la supervivencia: asamblea, sostenibilidad, cambio], una muestra de artistas contemporáneos de Corea del Sur que examinan los límites psicológicos entre el individuo y la multitud; la lógica del encuentro y la separación en relación con lugares y no lugares de reunión; y la coexistencia simétrica entre el ser humano y la naturaleza. Cada curador presenta, a su vez, una exposición dentro de esta exposición, para un total de tres propuestas que “intentan llegar a una conclusión determinando el presente a través de los legados del pasado y el futuro estéril, leyendo el mundo a través de métodos no lineales como las voces desaparecidas y eliminadas del individuo, e imaginando un nuevo mundo alternativo a través de los ojos de los artistas”.

B.G. Muhn se ha centrado, más bien, en el arte de Corea del Norte. Su muestra, titulada North Korean Art: Paradoxical Realism [Arte de Corea del Norte: Realismo paradójico], es una agradable sorpresa en esta bienal, ya que se trata probablemente de la primera oportunidad en la que el público de Corea del Sur -y de todo el mundo- vea todo el espectro del arte norcoreano dentro del contexto del Realismo Socialista. Corea del Norte es el único país en el mundo que, después de la caída de la Unión Soviética, sigue creando obras de Realismo Socialista, además con una expresión y características únicas. En esta muestra se incluyen obras realizadas en el estilo Chosonhwa, la tradicional técnica norcoreana de pintar con tinta de colores vibrantes sobre papel de arroz.

“Las dudas más comunes que surgen en las discusiones sobre el arte de Corea del Norte están relacionadas con cuestiones de propaganda y uniformidad versus la expresión artística individual. Estas preguntas se pueden resumir en una pregunta básica: ¿El arte de Corea del Norte es relevante en el mundo de hoy? Está la suposición de que solo existe arte propagandístico ordenado por el Estado norcoreano. Es cierto que el arte norcoreano es en gran parte arte de propaganda, pero eso no es todo lo que es”, señala el curador.

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David Teh se dirige a la propia historia de la Bienal de Gwangju a través de una serie de «regresiones» diseñadas para reactivar las ediciones pasadas en un animado diálogo con el presente. Returns [Regresos] es un proyecto que comenzó con la invitación de la Fundación Gwangju Biennale a explorar el archivo de la Bienal. “En lugar de una exposición formal, de archivo, propuse un espacio más relajado, una ‘revista transitable’, ambientada con historias e imágenes de las primeras cuatro ediciones de la Bienal (1995-2002). Los artistas y obras presentados en estas viñetas históricas han sido puestos en diálogo con artistas y curadores de la bienal de este año”, explica el curador, para quien “con el crecimiento constante del mercado de arte contemporáneo asiático y la rápida expansión de las instituciones, la demanda de archivos y de conocimiento histórico del arte nunca ha sido tan intensa”.

Junto con estas siete exposiciones, la 12° Bienal de Gwangju ha forjado una serie de alianzas institucionales –Palais de Tokyo, Helsinki International Artist Programme y Philippine Contemporary Art Network– para montar exhibiciones satelitales en varios espacios de carácter histórico y cultural de la ciudad. Llamado The Pavilion Project [Proyecto Pabellón], esta iniciativa se alza como un nuevo foro para el intercambio y debate entre naciones, ya que estas instituciones presentan la obra de artistas emergentes tanto de sus países como de Corea.

Otro programa que se estrena en esta edición de la bienal es el GB Commission, que invita a cuatro artistas contemporáneos internacionales –Adrián Villar Rojas, Mike Nelson, Kader Attia y Apichatpong Weerasethakul– a realizar nuevas obras site-specific que exploren la historia de la ciudad de Gwangju y asuntos como la democracia, los derechos humanos y la paz.

Adrián Villar Rojas (Argentina) presenta en el Asian Culture Center Creation Hall su film The War of the Stars (2018), en el que despliega un juego de metalenguaje que incluye la proyección y relectura de sus películas anteriores y de escenas tomadas de clásicos de terror y ciencia ficción. El artista busca así combinar dos de sus principales áreas de investigación: la ontología y la liminalidad en el arte, por un lado, y la política, por el otro, como construcciones históricas basadas en el poder.

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*Imagen destacada: Halil Altındere, Köfte Airlines, 2016, fotografía. Cortesía del artista y PILOT Gallery, Estambul

**Texto elaborado a partir del material de prensa de la 12° Bienal de Gwangju

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