BIENAL DE SANTA CRUZ: EL ARTE ENTRE LO PÚBLICO, LAS INSTITUCIONES Y EL INCIERTO FUTURO
La última versión de la bienal de arte más antigua de Bolivia se inauguró “milagrosamente” en marzo de 2020, eludiendo tres hechos históricos, relevantes y trascendentales: primero, su riesgo de cancelación; luego, su postergación tras la convulsión política en el país; y después, el confinamiento por el COVID-19, decretado a pocos días de su inauguración. En esta reseña crítica, Narda Alvarado plantea que para que una bienal cruceña esté hecha a la medida de su sociedad y para que funcione en lo discursivo y en lo práctico, habría que analizar, en primer lugar, si conviene que se adscriba, o no, al paradigma hegemónico de “el arte por el arte”. Y en segundo lugar, habría que poner en tela de juicio la auto-referencialidad del arte contemporáneo que se produce en este contexto artístico. En conclusión, su función en una sociedad como la cruceña tendría que ser reevaluada.
¿UNA BIENAL COMUNITARIA DE ARTES CONTEMPORÁNEAS EN EL CONTEXTO BOLIVIANO?
La artista boliviana Narda Alvarado comparte en este texto algunas ideas de lo que una bienal SIART podría hacer por las artes de su país. «La bienal podría ser bolivianista, inclusive», propone Alvarado. «Es decir, abierta a recibir input, feedback y presencia internacional. Esto comulgaría con una particularidad del artista boliviano, que es esa especie de resistencia, aparentemente contradictoria, a los fenómenos de internacionalización: queremos y no queremos ser internacionales, al mismo tiempo. Algo en nuestra forma de ser nos detiene de participar en la lógica occidental de la visibilidad».