SANCOCHO SALAZAR

Para su más reciente exposición en la Galería Carmen Araujo Arte, el artista venezolano Luis Salazar (Caracas, 1968) presenta una instalación que ocupa todo el espacio expositivo. A través de sus obras, Salazar explora los vínculos entre lo autóctono, la identidad y su relación con el arte culto. A la manera de un sancocho y fiel a sus prácticas artísticas, Salazar reúne y combina estas nociones para crear nuevos y diversos discursos y registros.

La apropiación de la obra de Bárbaro Rivas es una de las estrategias para acometer esta operación, pues la reinterpretación de la producción pictórica del artista popular se confronta a unas pinturas de inspiración cartesiana, de corte conceptual y minimalista, muy formales en su composición y en sus elementos cromáticos y de expresión visual.

Estos dípticos, además de subvertir la lectura de las piezas individuales, se constelan en el espacio con anuncios de inspiración popular, con objetos ordinarios de uso cotidiano (zapatos, toallas, electrodomésticos, calcetines, recipientes de plástico, solo por mencionar algunos), y con artesanía local (esteras de junco, flechas elaboradas por comunidades indígenas), generándose nuevas composiciones espaciales y diversos ensamblajes de naturaleza escultórica.

“Los latinoamericanos hemos estado siempre preocupados por nuestras posibilidades de producir obras pertenecientes al arte denominado de culto. Pero hemos omitido por completo las del arte en sí, cuyo descubrimiento y desarrollo corresponden a nuestros artistas y a nuestro grupo cultural, omisión que a mi juicio constituye la causa de gran parte de nuestras cortedades y extravíos”.

Juan Acha, 1984

Esta no fue una exposición convencional. Se trata de un hábitat, un ecosistema de registros formales y narrativos en el cual se vertebran los intereses recurrentes del artista tanto en sus búsquedas estéticas, como en la puesta en escena de sus indagaciones. De esta manera, la cultura de masas, la tensión entre lo popular y lo culto, la historia del arte, lo urbano y lo callejero se entretejen para generar una visión de la identidad local y de los sistemas de valor simbólico y económico de la sociedad contemporánea venezolana.

Los carteles en los que se fija el valor monetario de algunos servicios públicos, la venta de productos de consumo cotidiano y otros objetos emulan anuncios populares que, en ocasiones, Salazar funde con alusiones a la alta cultura: Sí hay hielo seco, Arroz chino y lumpias $5, Se reparan celulares, Se lavan muebles, Carne molida a $6 el kilo conviven con avisos tipográficos en los que se promocionan Pollos Víctor Lucena, Helio Oiticica Taxi, Cachapas Gego o Arepas Jesús Soto.

Recorrer la instalación Sancocho Salazar supone entrar en una aguda y embriagante acumulación de diversos artefactos visuales que adquieren sentido y se potencian en su coexistencia. El artista, al hablar de esta nueva muestra, nos dice que busca dar una visión de nuestra contemporaneidad desde lo autóctono. Toda la instalación, nos dice, es una tensión entre humor, política y los sistemas de valor de nuestra sociedad contemporánea.

“Encuentra completamente conectable las autopistas con los ranchos, los carteles luminosos con las obras cinéticas, la asepsia de los centros comerciales con la Corte de los Milagros de El Silencio, la visión de Caracas desde el Tamanaco con la visión de Caracas de las escalinatas pestilentes de Caño Amarillo, las escasas galerías donde llegan las propuestas conceptuales con las innumerables galerías que venden al detal bodegones y paisajes de araguaneyes, apamates y Ávilas”.

Marta Traba, 1947

Sancocho Salazar se presentó en Carmen Araujo Arte del 9 de junio al 7 de julio de 2024