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DELFINA NINA: AMA

En su exposición AMA, Delfina Nina (Perú, 1990) nos guía a través de un viaje que va desde la introspección y la confrontación con la violencia hasta la autodeterminación y la esperanza. Su obra, nacida de una profunda autoexploración en la que cuestiona su identidad y origen, nos sumerge en un espacio liminal donde la muerte y la vida coexisten.


UN FUEGO* QUE DESTRUYE, TRANSFORMA E ILUMINA

Por Juan Salas Carreño

En la obra previa de Delfina Nina abundan los autorretratos de gran formato. En ellos, su rostro, acompañado de diversos elementos, domina la composición. Estas obras son el resultado de una auto observación juiciosa: ¿quién soy? y ¿a dónde pertenezco?.

Estas indagaciones son solo el inicio de las numerosas preguntas que Delfina se plantea. En este proceso, la artista poco a poco profundiza en su cuestionamiento y llega a una pregunta detonante: ¿qué se esconde bajo la superficie de esta persona que soy yo?.

Aquí, posiblemente encontramos el momento crucial en el que Delfina se aparta del fotorealismo para revelarnos lo que yace más allá de las vísceras; nos coloca en un espacio limítrofe donde la muerte da cobijo a la vida. Un espacio en el cual la putrefacción origina el sustrato para el resurgimiento.

Delfina Nina, El sueño de Carl Yung (Qolqecruz), 2023. Acrílico sobre lienzo crudo, 200 x 150 cm. Cortesía de la artista y Augusta Espacio
Delfina Nina, El sueño de Carl Yung (Qolqecruz) [detalle], 2023. Acrílico sobre lienzo crudo, 200 x 150 cm. Cortesía de la artista y Augusta Espacio

En esta exposición, Nina nos devela la construcción de su nuevo lenguaje expresivo: manchas, garabatos y chorreados se transforman en formas orgánicas que evocan cúmulos de larvas, revoltijos orgánicos, nudos tensionados.

Esta nueva manera de encarar el autorretrato resulta en la creación de un reflejo ya no solo de sí misma, sino de una atmósfera de tensión que nos es familiar. Mediante estas formas, Nina pasa a materializar el aire que respiramos; un nudo suspendido en el ambiente y en la garganta que nos remite a la incertidumbre; un miedo que la artista identifica en el trauma antiguo que proviene de la invasión europea y de la cruenta imposición de una religión foránea, trauma que tiene eco y se reproduce de múltiples maneras hasta nuestros días.

Ama, título de la exposición, está concebido a partir de sus definiciones en quechua y en castellano. “Ama”, en quechua, es una de las maneras de decir “no”. Delfina lo utiliza como un “no” ahogado, un “basta” no escuchado.

Por otro lado, la artista incorpora significados provenientes del castellano: se refiere al acto de amar, así como a la posesión y la responsabilidad sobre lo vivido; también lo vincula con una nueva fortaleza emergida a partir del proceso de sanación.

“Atravesar” es una palabra clave para Delfina; nos confronta con límites y tránsitos en apariencia infranqueables, y nos guía en la travesía.

Delfina Nina, El sueño de Carl Yung (Catedral) [detalle], 2023. Acrílico sobre lienzo crudo, 200 x 150 cm. Cortesía de la artista y Augusta Espacio

En la primera sala, la más densa, dos cuadros contrapuestos resaltan por sus dimensiones. Ambos llevan por título El sueño de Carl Jung. La presencia directa de la Catedral del Cusco alude precisamente a este sueño, en el cual el intelectual contempla a Dios defecando sobre su propio templo.

Delfina alude a la violencia y el abuso vinculándolos con heces, identificando el origen de esta violencia en la ciudad y la iglesia. En estos lugares, la multitud se muestra inmutable o se ciega frente al fenómeno que se propaga, incluso hasta el entorno rural, como se representa en el otro cuadro.

Aquí los apus Qolqecruz, Cayangate y Pacchanta se convierten en escenarios donde Delfina vislumbra una esperanza de transformación y resistencia, pues lo que cae ahí ha dado lugar a seres vivos como germen para una renovación.

Estos dos paisajes en tensión están flanqueados por dos series de dibujos. En un extremo, se sitúa la serie titulada La Invalidación, donde la artista performa con su mano izquierda a su madre, mujer analfabeta representada mediante garabatos a lápiz, y con su mano derecha se representa a sí misma a través de pinceladas erráticas.

En este acto de tachadura mutua, Delfina se presenta como la artista que se enfrenta y se enreda con sus raíces, personificadas en su madre. Es un espacio de autoafirmación y autorreconocimiento que nace en la negación y evoluciona hacia la coexistencia de un doble retrato entrelazado.

Al frente, cerca del nivel del suelo, se encuentra la serie Rojo y Negro, en la cual la artista plasma una experiencia traumática que fue forzada a vivir. Los papeles que observamos sirven como testimonio de un ritual sanador, conjurado a partir del chorreo denso y definido de ambos colores.

Delfina Nina, Sin título, 2023. Textil, lana, pana roja, piedras. Medidas variables. Cortesía de la artista y Augusta Espacio

Todas estas obras coexisten en un suelo de color rojo, cuyo origen se encuentra en un nudo enmarcado por una hornacina. La artista crea este nudo a partir de un «golón», un elemento textil confeccionado por su madre para la base de una falda tradicional de Qolqepata. Apretándolo hasta exprimirlo simbólicamente, el nudo sangra lana roja, que al chorrear da origen al suelo en el cual habitan las obras. Las fibras dispersas comunican el caos de la violencia contenida. Las piedras dispuestas en la sala son testigos mudos que conocen las historias narradas.

Luego de compartirnos con determinación estos escenarios violentos y conflictos entrecruzados en la primera sala, Nina nos conduce a un segundo espacio para la contemplación y el sosiego, un horizonte de resolución, resurgimiento y esperanza.

La obra que destaca en esta sala es un conjunto de 77 papeles grises titulado Estoy viva. En esta pieza se observa un proceso evolutivo, donde las manchas ocres, sienas y sepias cobran volumen, tomando la forma de una nueva vida vibrante. Es como si la vida se alimentara de la muerte, marcando un renacer y el inicio de una transformación.

A un costado, se muestran nueve de las 31 imágenes de la serie Viento en Yanat’uru, que representan al viento acarreando fragmentos de nieve que raspan las mejillas de la artista. Ella se hace dueña de este espacio, le pertenece por deseo propio. Su renovada conciencia reclama simbólicamente lo que siempre fue suyo.

Delfina Nina, Estoy viva, 2023. Serie de 82 piezas (77 en exhibición). Acrílico sobre papel gris, 29,7 x 21 cm c/u | Viento en Yanat’uru, 2023. Serie de 31 acrílicos sobre papel mantequilla, 41,9 x 22,9 cm c/u. Cortesía de la artista y Augusta Espacio
Delfina Nina, Willkamayu, 2023. Serie de 32 piezas. Acrílico sobre papel bond, 21 x 29,7 cm c/u. Cortesía de la artista y Augusta Espacio
Vista de la exposición «Ama», de Delfina Nina, Willkamayu, 2023. Serie de 32 piezas. Acrílico sobre papel bond, 21 x 29,7 cm c/u. Cortesía de la artista y Augusta Espacio

En la esquina opuesta se encuentra Willkamayu, el nombre quechua del río Vilcanota. Con una mirada más introspectiva, Nina retrata de manera libre las algas que crecen en las orillas del río, seres cuya excesiva proliferación podría poner en peligro el ecosistema. Esta observación cuidadosa guarda la misma mirada que la artista tuvo tiempo atrás, cuando meditaba sobre su vida al contemplar el mismo río que fluye ahora. Willkamayu es el nombre del río, pero también es la Vía Láctea; es un reflejo del cielo en la tierra.

Una flor en el abismo es el libro con el que Delfina nos da acceso a su proceso personal. Dividido en cinco capítulos, nos permite vislumbrar el camino que la artista recorrió durante la gestación de esta exposición.

Delfina Nina se entrega sin vacilar cuando nos propone trazar el paso de la muerte a la vida. Al mostrarse, nos revela una parte de nosotros mismos; es un regalo que nos otorga, un viaje a través de eventos traumáticos, de dolor y violencia, con el fin de alcanzar la sanación. Ella nos recuerda el desafiante camino de transformación que asumimos como una tarea ineludible para poder redescubrirnos y ser nuevamente nosotros mismos.


* “Fuego”, en quechua, corresponde a “Nina”, apellido de la artista.


DELFINA NINA: AMA

Augusta Espacio, Calle Suecia 332, segundo piso, Cusco, Perú.

Del 17 de noviembre de 2023 al 13 de enero de 2024.

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