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DEVOLVER LA HUMEDAD: LEJOS, MUY LEJOS

Nada es más fuerte que ese instinto de volver donde nos desgarraron,
y de seguir repitiendo ese instante años y años
.

Alessandro Baricco


Una constelación de nombres, latitudes, imágenes y rangos de tiempo se disponen sobre el espacio azul. El pigmento que consolida la imagen del cielo, océano y las extensiones del horizonte toma posición sobre un muro vertical, entrelazado por el sentir de trece artistas visuales que transitan y residen en lugares distantes al origen, ese mismo que hoy envuelve y avasalla a quienes miran.

Estar lejos es palpar los propios límites, medir el tiempo en distancias y lugares, revivir recuerdos que discurren sin orden lógico, desnudar la sensibilidad sobre aquello que creíamos ser, aprender a camuflarse entre las masas, habitar la espontaneidad de ser un desconocido, cargar el peso de lo propio, sobrevivir sin coartadas, delinear la presencia ante cada contraste, brotar a través de lo ajeno.

Vista de la exposición colectiva “Lejos, muy lejos”, en el Centro Cultural Matucana 100, Santiago de Chile, 2023. Foto: Sebastián Mejía

Entre el peso y la levedad de estas traslaciones se tiende la exhibición Lejos, muy lejos. Allí la curaduría de Ignacio Szmulewicz abraza las distancias de Camila Galaz, María Verónica San Martín, Patrick Hamilton, Paula Baeza Pailamilla, Diego Urbina, Johanna Unzueta, Claudia Gutiérrez, Martín La Roche, Krasna Vukasovic, Enrique Ramírez, Ignacio Gatica, Celeste Rojas Mugica y Pilar Quinteros. Cada uno, como ápice dentro de un atlas, comparece en Matucana 100 y traza rutas desde la lejanía, en la aventura de leer los cincuenta años que nos separan desde el golpe de Estado en esta constelación de tiempos y espacios. 

Las longitudes y causas que alejan a cada uno de estos trece artistas del punto de inicio no son las mismas que suscitaron la partida de la generación de sus padres y abuelos. Estos, pese al destierro, nunca salieron del horroroso Chile, del eriazo, remoto y presuntuoso. La nitidez de esa imagen permaneció detenida entre ellos, como una verdad que hoy habita fuera del tiempo, remota, húmeda y distante.

Vista de la exposición colectiva “Lejos, muy lejos”, en el Centro Cultural Matucana 100, Santiago de Chile, 2023. Foto: Sebastián Mejía

Hoy, a más de cincuenta años, un cuerpo blanco, dúctil y elástico se divisa antes de ingresar a la sala. Allá donde alguna vez, en ese Chile otro, cuerpos blandos se derramaban por los interiores y ventanas de un museo, contemplamos el retorno de una nueva suavidad, con la obra Aceptación radical (Monumento a la desgracia del aquí) de Pilar Quinteros, que asoma, traspasa y se contrapone a la frialdad y solidez de los antiguos ladrillos que alzan el edificio.

El título condensa la realidad de este instante y, junto a ello, hacia una esquina dentro de la sala, la gravedad se vierte en los torrentes de agua que escurren desde un submarino, que lentamente emerge por la superficie del mar. Ultramar sur de Patrick Hamilton carga la angustia y pendula, como la historia misma, en un eterno asomar y abatirse bajo las aguas.

Vista de la exposición colectiva “Lejos, muy lejos”, en el Centro Cultural Matucana 100, Santiago de Chile, 2023. Foto: Sebastián Mejía

Al dar vuelta la mirada, desde lejos, se divisan otras astillas que componen la llanura del pasado y presente. Restos de una industria, en textura de 8mm, petrificada hace décadas sin lograr moverse en la obra La fábrica de Johanna Unzueta. Hacia el fondo, el peso de una mano militar posada sobre la cabeza de alguien que mira hacia adelante y nos da la espalda, en el bordado Confraternidad: el ocaso de las callampas de Claudia Gutiérrez, que hilvana una instantánea de la reglamentación de los márgenes urbanos durante la dictadura.

Más al fondo, otra imagen suspendida sobre las aguas, donde fijos miramos el ondular del horizonte y leemos las sensaciones despertadas durante el trayecto de quienes viajan. Océan, 33º02’47”S / 51º04’00”N, de Enrique Ramírez, desnuda el padecer de un recorrido y descompone sensaciones que solo se dejan ver tras sumir el cuerpo por veinticuatro días en la juntura entre aire y agua, sin separaciones.

Vista de la exposición colectiva “Lejos, muy lejos”, en el Centro Cultural Matucana 100, Santiago de Chile, 2023. Foto: Sebastián Mejía

Avanzando por la sala, se escucha la voz de Paula Baeza Pailamilla, que nombra una serie de especies vegetales, a la vez que su cuerpo pende en el aire, abrazado de las ramas. Anüm / Plantar / Sow enlista orígenes distantes, ahora unidos por su diferencia, en contraste a las especies endémicas de Suiza. El gesto, donde reconocemos algunas especies botánicas, es análogo al de las listas que acompañan la panorámica de una generación durante los últimos veinte años en Chile, en que la biografía y el peso de los muertos son aplanados en la agrupación vertical de sus nombres. Y es que todo aquello que interfiere e incomoda es congregado en sucesiones lisas y llanas, tal como enuncia la artista con estas plantas ajenas que sostienen su propio cuerpo migrante, justo antes de soltarlas de a poco y dejarnos ver el peso y retumbe de sus caídas individuales.

Tras unos pasos, la calidez del Museo Legítimo de Martín La Roche invita a adentrarnos en un cuadrilátero contenedor de objetos y fragmentos de tiempo y sensibilidad. Perderse entre sus retazos, adherirse a los pequeños detalles, remover las sensaciones internas y proyectarlas entre la levedad de sus muros y superficies. Observar, bajo la luz, cuán íntegra puede llegar a verse la fragilidad que se despliega en cada pieza y elemento recabado con el paso de los años, contenido en un sombrero, salvado de la evaporación.

Vista de la exposición colectiva “Lejos, muy lejos”, en el Centro Cultural Matucana 100, Santiago de Chile, 2023. Foto: Sebastián Mejía

Hacia el otro lado, la fotografía iluminada de Diego Urbina. El azul del horizonte encarnado en su vestido y en el pigmento que baña toda la imagen, frente a frente, vertical y símil al cuerpo de quien mira. Al reverso de la luz, decenas de tarjetas de residencia permanente de los Estados Unidos, identificadas con el mismo nombre y fecha de nacimiento –el día del golpe– pero con distintas fotografías de perfil insertas en el plástico. Identidades desconocidas, abrazadas bajo la visa y el nombre del artista, determinadas el 11 de septiembre de 1973 hacia la adversidad del infinito restante. 

Volver a dar la vuelta y percibir nuevamente las esquirlas que se incrustan en el ahora, a cincuenta años, desde lejos. Sentir lo que nos queda y mirar la perspectiva de todo aquello que aún no se ha dilucidado y que María Verónica San Martín descompone una y otra vez en Dignidad, mientras Krasna Vukasovic pinta los cuerpos caídos que quedan en las imágenes de Operación Silencio, devolviéndoles la carne y humedad a esas fotografías.

Vista de la exposición colectiva “Lejos, muy lejos”, en el Centro Cultural Matucana 100, Santiago de Chile, 2023. Foto: Sebastián Mejía
Vista de la exposición colectiva “Lejos, muy lejos”, en el Centro Cultural Matucana 100, Santiago de Chile, 2023. Foto: Sebastián Mejía
Vista de la exposición colectiva “Lejos, muy lejos”, en el Centro Cultural Matucana 100, Santiago de Chile, 2023. Foto: Sebastián Mejía

Seguir mirando y entre todos estos escombros de dolor acumulado, iluminar el rabillo del ojo por las luces Led del dispositivo de Ignacio Gatica, Preface for an Automated Stratosphere, que, ante todo, mantiene actualizadas las cifras de la deuda externa de cada país, exceptuando a Chile, por supuesto.

Llegar a un límite de la sala y divisar la violencia que aguarda en cada surco del corvo trazado sobre el desierto de Atacama en Ejercicios de aridez de Celeste Rojas Mugica. Alejarse nuevamente, observar la imagen país compuesta por cada obra.

Dirigirse a la salida. Acoplar las capas y sensaciones antes removidas a través de las distintas texturas de videos que Camila Galaz presenta en Vecino vecino, donde se repiten las figuras de cuerpos encapuchados, guerrilleros, en posiciones de alerta y combate. Deslizar la vista por las imágenes en movimiento del MAPU Lautaro capturadas bajo los ojos de la televisión francesa en los ochenta. Luego, sorprendernos ante el sobrevenir de la cámara fija, barriendo desde las alturas las transmisiones del estallido social en 2019. Movilizar el calor del cuerpo, sentir la sangre que lo recorre y abarcar esa última cercanía tan lejana.

Vista de la exposición colectiva “Lejos, muy lejos”, en el Centro Cultural Matucana 100, Santiago de Chile, 2023. Foto: Sebastián Mejía

La curaduría de Ignacio Szmulewicz y las obras de los trece artistas aquí convocados despliegan halos de luz sobre un presente confuso y acelerado. En conjunto, observan la complejidad del pasado sin el candor de dominar ni resumir su relato bajo un único curso, porque ello es imposible. Aquí cada uno propone una manera de mirar la actualidad local y lejana, desdoblar los hilos de sus biografías y sincerar un bloque de sus distancias.

El conjunto de sensibilidades aquí dispuestas devuelve la humedad a septiembre, en contraste con otros intentos, tristemente solitarios, cuya aridez se adosa en cada repetición de un mismo discurso glacial y deslavado, en la reproducción eterna de las mismas imágenes y sonidos que, en exceso, no hacen más que diluirse y anestesiar a quienes miran. No es posible domesticar el dolor, más vale asomarse con quietud, sinceridad y apertura.

La mejor manera de divisar el rastro de una estela es alejando la mirada, añadiendo perspectiva, divisando el lugar donde alguna vez nos desgarraron, repitiendo ese instante años y años, lejos, muy lejos.

Vista de la exposición colectiva “Lejos, muy lejos”, en el Centro Cultural Matucana 100, Santiago de Chile, 2023. Foto: Sebastián Mejía
Vista de la exposición colectiva “Lejos, muy lejos”, en el Centro Cultural Matucana 100, Santiago de Chile, 2023. Foto: Sebastián Mejía

La muestra se podrá visitar hasta el 19 de noviembre en el Centro Cultural Matucana 100, ubicado en Av. Matucana 100, Estación Central, Santiago de Chile

Vania Montgomery

Es licenciada en Teoría e Historia del Arte por la Universidad de Chile y diplomada en Archivística por la misma casa de estudios. Entre el año 2018 y 2019 se desempeñó como investigadora en un proyecto sobre el artista Víctor Hugo Codocedo, junto a Alejandro de la Fuente y Justo Pastor Mellado, así como también en un trabajo de archivo y digitalización de los documentos y obras gráficas de Eugenio Dittborn, junto a Vicente I. Domínguez. Sus textos se han publicado en revistas y libros en Chile y el extranjero, algunos en coautoría con aliwen y Victoria Ramírez. Actualmente forma parte del Departamento de Estudio de los Medios y trabaja como editora del último libro escrito por Guillermo Machuca.

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