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MARTIN WONG: TRAVESURAS MALICIOSAS

El artista chino-estadounidense Martin Wong (Portland, Oregón, 1946 – San Francisco, California, 1999) entreteje narrativas de la experiencia queer, las comunidades marginales y la gentrificación urbana. Como una voz contracultural importante en oposición al discurso del establishment artístico de su época, retrató poéticamente el realismo social y abrió espacios para la inclusión.

El impacto de su obra en su momento y las contribuciones que hereda a las narrativas del arte contemporáneo son hoy reconocidos en Malicious Mischief (Travesuras maliciosas), una exposición que nace a partir de una investigación exhaustiva sobre su trayectoria artística.

Curada por Krist Gruijthuijsen y Agustín Pérez Rubio, la muestra se presenta en el Camden Art Centre de Londres tras su paso por el Museo Centro de Arte Dos de Mayo (Madrid) y eI KW Institute for Contemporary Art (Berlin). Como la primera gran exposición internacional e institucional de la obra del artista fuera de Estados Unidos, la itinerancia europea culminará en el Stedelijk Museum de Ámsterdam.

Martin Wong en su exposición individual en Exit Art, 1988. Fotografía de Florence Wong Fie. Cortesía de la Fundación Martin Wong

La muestra aspira a difundir el trabajo de Wong entre el público europeo y fomentar su reconocimiento como parte de un conjunto de artistas cuyas biografías están marcadas por el compromiso político y la capacidad de reflejar opciones vitales en sus obras. En ese sentido, la exposición ahonda en aspectos sociológicos y políticos del trabajo de Wong, poniendo de relieve la transferencia del lenguaje al medio pictórico.

Martin Wong: Malicious Mischief presenta un recorrido por más de 100 obras del artista. Abarca pinturas y esculturas tempranas realizadas en el contexto eufórico de San Francisco y Eureka, California, a finales de los 60 y principios de los 70; sus icónicas pinturas de los años 80 y 90, realizadas durante su estancia en una Nueva York en decadencia; así como trabajos en los que vierte sus recuerdos de la imaginería de los barrios chinos de la costa este y oeste, creados antes de su muerte prematura a causa de una enfermedad relacionada con el VIH/sida.

El título de la exposición está tomado de la serie de obras homónimas de los años 1991-1998 que abordan genéricamente el concepto de “proscrito” que tanto sedujo a Wong y que constituyó un fetiche a lo largo de su carrera, desde los delincuentes juveniles del Lower East Side de Manhattan (Loisaida) hasta sus amigos grafiteros que trabajaban en la clandestinidad.

Vista de la exposición «Martin Wong: Malicious Mischief», en el Camden Art Centre, Londres, 2023. Foto: Rob Harris.

Martin Wong es un artista clave de la contracultura estadounidense que desbordó los límites geográficos de las costas este y oeste de los Estados Unidos y de las ciudades en las que vivió y desarrolló su actividad, como el San Francisco de las décadas de los sesenta y setenta, en las proximidades de Chinatown, o el Loisaida neoyorquino de los años ochenta y noventa.

Esos dos ambientes culturales y formativos le permitieron crecer artísticamente. Con una mirada altamente poética, Wong aplica a sus composiciones una sucesión de capas simbólicas e históricas, pero también el aprendizaje adquirido a través de sus propias vivencias e inquietudes. Sus obras expresan sin ambages una visión irreverente sobre una diversidad de temas sociales, sexuales, históricos y políticos de los que el establishment del arte, y los discursos artísticos del momento, rara vez se habían ocupado.

La obra de Wong refleja problemáticas acuciantes relacionadas con la droga, el deseo homosexual, la hegemonía de un pasado colonial, la subcultura urbana y sus guetos, el racismo y los cuerpos policiales. Por su gran interés en el lenguaje y su particular estilo de representatividad pictórica se le considera una suerte de cronista urbano que involucra a su público en aspectos que el discurso político y cultural conservador estadounidense ignoró en vida del artista y que, en muchos sentidos, continúa hoy sin abordar.

Travesuras maliciosas se divide en salas temáticas cuya guía es la propia biografía artística de Wong.

Vista de la exposición «Martin Wong: Malicious Mischief», en el Camden Art Centre, Londres, 2023. Foto: Rob Harris.
Vista de la exposición «Martin Wong: Malicious Mischief», en el Camden Art Centre, Londres, 2023. Foto: Rob Harris.

Los inicios en la Costa Oeste

A principios de los años 70 Wong se incorporó al grupo disidente Angels of Light Free Theater, para el que produjo decorados y vestuario que reflejaban el interés del colectivo por las percepciones ampliadas, la utopía, el Kaliyuga hindú, la psicodelia y la autoexpresión queer. Basándose en la iconografía que encontró durante sus viajes a Europa, la India, el Tíbet y Afganistán, desarrolló un impresionante sistema simbólico, inspirado en la pintura tántrica y la arquitectura cúfica, entre otras fuentes.

Durante sus años de formación en la Costa Oeste, Wong se sumergió en la contracultura de las drogas, el amor libre, la colectividad y la representación teatral, y retrató tanto los entornos urbanos en los que se aventuraba como a los personajes que fue conociendo en su trayectoria. A medida que su arte se orientaba más hacia la pintura, Wong empezó a explorar los tropos visuales del “azar” y el “destino”, incorporando constelaciones estelares, dados y la bola ocho, como se observa en su obra Tell My Troubles to the Eight Ball (Eureka) [1978] (Cuéntale mis problemas a la bola ocho [Eureka], 1978).

Wong rompió su vínculo con el Angels of Light Free Theater en 1973, y se mudó a Nueva York en 1978.

Mi mundo secreto 1978−1981, 1984. Acrílico sobre lienzo. Cortesía de The Martin Wong Foundation y P.P.O.W, Nueva York. Colección KAWS

La etapa de Nueva York

Una vez en Nueva York, Martin Wong se instaló en el antiguo Meyer’s Grand Hotel del South Street, donde permaneció durante casi tres años trabajando como portero de noche, lo que le proporcionaba alojamiento gratuito. Utilizando una habitación de hotel a modo de estudio, se dedicó a pintar a un ritmo intenso, que continuaría durante el resto de su carrera.

Al trasladarse del colorido y utópico San Francisco al más lúgubre y decadente Nueva York, los primeros años del artista en la Costa Este se caracterizan por ser más íntimos, refugiándose en la lectura, la escucha y el aprendizaje. Wong fue un voraz consumidor de libros de astrología, mitología, identidad asiática, deportes y erótica masculina, así como de revistas y periódicos. Su obra seminal My Secret World 1978−81 (1984) (Mi mundo secreto 1978-1981, 1984) alude a esos primeros años en el Hotel Meyer a través de un trampantojo que ofrece una visión voyerista de su mundo.

Al igual que en San Francisco, Wong se inspiró en su entorno inmediato y en las personas que conoció en la urbe neoyorquina. Un día, mientras viajaba en el metro, un pasajero con problemas de audición lo abordó con un panfleto que explicaba el alfabeto manual de la lengua de señas americana (ASL).

Wong se valdría de la ASL para traducir titulares escandalosos de periódicos sensacionalistas como The World Weekly News, que plasmó después en obras fundamentales como Clones of Bruce Lee (Clones de Bruce Lee, 1981). Aquel sería un momento crucial en su carrera: las manos gesticulantes de la ASL se convertirían en una expresión emblemática del artista y en piedra angular de su universo de códigos, con el que daría voz a sus compañeros y a grupos minoritarios locales.

Martin Wong, Tríptico psicodélico, 1988. Acrílico sobre lienzo, tríptico, 242,9 x 350,5 x 4,6 cm. Cortesía de la Fundación Martin Wong y P.P.O.W, Nueva York © Fundación Martin Wong

Loisaida

En 1982, Martin Wong se mudó a Loisaida, un barrio obrero, habitado predominantemente por puertorriqueños/nuyorriqueños, con una arquitectura arruinada, casos de delincuencia y abuso de drogas, pero con una floreciente creatividad urbana. Wong descubrió rápidamente cierta afinidad con la comunidad nuyorriqueña (neologismo popularizado en la década de 1970 para describir a los puertorriqueños de Nueva York) y frecuentó numerosos espacios culturales alternativos, además de entablar decisivas amistades con artistas, tanto grafiteros como poetas.

En 1983 conoció al poeta, dramaturgo y actor nuyorriqueño Miguel Piñero (1946-1988), con quien estableció un vínculo profundo. Piñero, que por otro lado era un delincuente y traficante de droga, además de activista comunitario, introdujo a Wong en Loisaida. Cofundador del aun activo Nuyorican Poets Café en el Lower East Side y autor de la obra de teatro Short Eyes (Ojos cortos, 1974), Piñero fue una constante fuente de inspiración para Wong, quien empezó a incorporar en sus pinturas imágenes inspiradas en su poesía [Portrait of Miguel Piñero (Retrato de Miguel Piñero, 1982), King Heroin (Rey Heroína, 1983-1984), Pedro’s Lament (El lamento de Pedro, 1984)].

Durante este período, los ladrillos de buena parte de la arquitectura del Lower East Side dominaron el lenguaje visual de Wong —a menudo en forma de tableaux vivants como No es lo que has pensado… (It’s Not What You Think…, 1984)— y se convirtieron en una constante en su trabajo.

Entre 1982 y 1988, la obra de Wong representa primordialmente la realidad social de su entorno directo —la decadencia y el desplazamiento urbanos fruto de la gentrificación, así como la cultura callejera, los delitos, la drogadicción o el sonido constante de las sirenas de los bomberos y de la policía—, pero también una vida en plena comunidad de inmigrantes que, a pesar de todas las adversidades, estaban construyéndose un nuevo hogar.

Esto se refleja en las vistas arquitectónicas de Nocturne at Ridge Street and Stanton (Nocturno en Ridge Street y Stanton, 1987) o en Chinese Laundry (A Portrait of the Artist’s Parents) (Lavandería china. Un retrato de los padres del artista, 1984). Por otro lado, las fantasías eróticas de Wong con hombres latinos fueron haciéndose poco a poco más explícitas en sus obras [Heaven (Cielo, 1988)].

Vista de la exposición «Martin Wong: Malicious Mischief», en el Camden Art Centre, Londres, 2023. Foto: Rob Harris.
Vista de la exposición «Martin Wong: Malicious Mischief», en el Camden Art Centre, Londres, 2023. Foto: Rob Harris.
Vista de la exposición «Martin Wong: Malicious Mischief», en el Camden Art Centre, Londres, 2023. Foto: Rob Harris.

The Last Picture Show

En 1986 Martin Wong inauguró su tercera exposición en la Semaphore Gallery, con el título de The Last Picture Show. A lo largo del año anterior el artista había empezado a pintar fachadas y vitrinas de tamaño real, establecimientos cerrados con las persianas cerradas y las puertas con candado. Wong presentó una instalación inmersiva compuesta por diez pinturas de escaparates apoyadas en el suelo de la sala, que reconstruían físicamente un paseo por la Avenida B del Lower East Side y retrataban su transformación urbana.

En la nota de prensa de esa exposición, Wong proclamaba: “todo debe desaparecer”. La instalación cuestionaba de esta manera la destrucción y la reconstrucción que había sufrido la zona debido a la creciente gentrificación.

Vista de la exposición «Martin Wong: Malicious Mischief», en el Camden Art Centre, Londres, 2023. Foto: Rob Harris.
Martin Wong, Penitenciaría Fox, 1988. Acrílico sobre lienzo, 162,6 x 142,2 cm. Cortesía de la Fundación Martin Wong y P.P.O.W, Nueva York © Fundación Martin Wong

Pinturas homoeróticas: presos, policías, bomberos y grafiteros

Dada su afinidad con Miguel Piñero y su círculo de amistades, Martin Wong se enfrentó con frecuencia a la realidad policial, las prisiones y el estado de vigilancia estadounidenses, así como a la influencia de la raza, la clase social y las políticas sexuales en las dinámicas de poder entre reclusos, y entre estos y sus custodios.

En obras como Penitenciaría Fox (1988) —un homenaje a Piñero tras su muerte aquel mismo año—, Lock Up (Encerrado, 1985) y Malicious Mischief (Travesuras maliciosas, 1991), Wong ofreció una visión descarnada de las entrañas de las prisiones, en las que se revelan las celdas ocupadas, los espacios de intimidad, la violencia y el deseo homosexual.

Especialmente dentro de las infraestructuras que sostienen las redes de poder hegemónicas como la planificación urbana, el cuerpo policial y los departamentos estatales penitenciarios o de bomberos, Wong encontró continuamente espacio para la intimidad, el erotismo, el deseo y la imaginación, tal como se aprecia en I Really Like the Way Firemen Smell (Me encanta cómo huelen los bomberos, 1988) o en Come Over Here Rockface (Ven aquí, Rockface, 1994). Esta apropiación crítica lo conecta también con las tácticas de empoderamiento de los círculos gais neoyorquinos de la época.

¿Alguna vez tuve una oportunidad?, 1999. Acrílico sobre lienzo. Cortesía de The Martin Wong Foundation y P.P.O.W, Nueva York. Foto: Rob Harris. Cortesía: CAC

Los últimos años: las pinturas de Chinatown y sus derivas

Wong creó un amplio conjunto de obras sobre Chinatown a principios de los años noventa, una época centrada en las identidades, con una fuerte carga política y de lucha racial. El artista se inspiró tanto en el imaginario del Chinatown neoyorquino como en el de San Francisco —Grant Avenue, San Francisco (1992)— e incorporó personajes, escenarios y símbolos que no reflejan la auténtica realidad, sino que reproducen los estereotipos de los imaginarios de la cultura popular asiático-estadounidense, como se ve en Bruce Lee in the Afterworld (Bruce Lee en el más allá, 1991).

Estas obras, que brevan de memorias familiares y colectivas desde los años treinta hasta el presente, fueron tanto un deseo por rememorar su infancia como un vigoroso intento de reescribir su historia. Sus pinturas de la Estatua de la Libertad son un buen ejemplo de la proyección social de los inmigrantes en Estados Unidos. En sus obras de este periodo, Wong continuó manifestando su fascinación por la multiplicidad de significados comunes entre lo erótico, lo astrológico y lo primigenio.

En 1994 Wong fue hospitalizado a causa de una neumonía que rápidamente resultó ser una dolencia relacionada con el VIH/sida. Al haber sido diagnosticado en una fase ya avanzada de la infección, Wong optó por regresar a casa de sus padres en San Francisco, con el fin de tener acceso a un tratamiento más avanzado y estar rodeado de sus amigos y familiares.

A pesar del rápido deterioro de su salud, Wong siguió pintando. El día de su muerte, el 12 de agosto de 1999, terminó su última obra, Did I Ever Have A Chance? (¿Alguna vez tuve una oportunidad?, 1999), que representa a la famosa secuestrada y abducida Patty Hearst como Kali, la diosa hindú de la muerte y el tiempo.


Martin Wong: Malicious Mischief, se presenta del 16 de junio al 17 de septiembre de 2023 en el Camden Art Centre, Arkwright Rd, Londres.

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