Skip to content

PRISCILLA MONGE: THE ARCHIVED BODY

La artista costarricense Priscilla Monge (1968) indaga en los vínculos de poder y las jerarquías presentes en las relaciones cotidianas. Utilizando una amplia variedad de medios, que van desde la fotografía, el video y la escultura a las instalaciones y el performance, su obra explora las complejas relaciones entre amor y agresión, a veces recurriendo al humor y al cinismo como herramientas para connotar la violencia imperceptible en nuestro día a día.

Si bien se tituló en pintura por la Universidad de Costa Rica en 1995, Monge ha trabajado con una gran variedad de medios, como textiles, video, instalaciones y fotografía. Cuando una vez le preguntaron por qué motivo se “desvió” de su formación conservadora para centrarse en modalidades más conceptuales, dijo que necesitaba “hablar de ciertas cosas”.

Esta respuesta puede ser vista de manera literal en su trabajo, donde el texto juega un rol principal, como en aquella carta cuidadosamente bordada sobre lino o sus frases meditativas grabadas en libros de mármol. Para Monge, la palabra escrita es un espacio seguro en el que descubrir y discutir lo que usualmente no puede decirse en voz alta.

Para explorar lo “indecible”, la artista suele recurrir a materiales de la esfera doméstica y escolar. Utiliza elementos como telas, pizarras, jabón y porcelana fina para tejer narrativas tan delicadas como llamativas sobre la crueldad y la inocencia, borrando los límites entre amor y agresión, placer y opresión. Para la artista, estos materiales cotidianos albergan “la posibilidad de ser familiares y extraños al mismo tiempo”, permitiéndole explorar las pequeñas atrocidades cotidianas que impregnan nuestras vidas.

Vista de la exposición “The archived body” en Hutchinson Modern & Contemporary, Nueva York, NY, 2023. Foto cortesía de la galería
Vista de la exposición “The archived body”, de Priscilla Monge, en Hutchinson Modern & Contemporary, Nueva York, NY, 2023. Foto cortesía de la galería

Entre 1994 y 1996, Monge diseñó y fabricó una serie de pantalones de diferentes cortes y modelos cosiendo toallitas higiénicas. Estas piezas siempre se exhibieron como objetos hasta que en 1997, en San José (Costa Rica), hizo una performance en donde caminó por las calles más concurridas de la ciudad, usando un par cuya entrepierna acolchada absorbía progresivamente su sangre menstrual.

Este trabajo revela su intención de politizar lo personal y mostrar la violencia que suele pasar desapercibida. En este caso, al usar las toallas higiénicas, la artista muestra al mundo la violencia interna que una mujer debe soportar incluso dentro de los límites de su propio cuerpo, al tiempo que devela el miedo y la vergüenza de la sociedad patriarcal dominante en la que debe sobrellevarla.

Vista de la exposición “The archived body”, en Hutchinson Modern & Contemporary, Nueva York, NY, 2023. Foto cortesía de la galería
Vista de la exposición “The archived body”, de Priscilla Monge, en Hutchinson Modern & Contemporary, Nueva York, NY, 2023. Foto cortesía de la galería

Un tema prominente en las obras de Monge son las reflexiones sobre la niñez y, específicamente, el salón de clases. Su interés se encuentra principalmente en el lenguaje de la educación, las formas ordenadas, calculadas y repetitivas del sistema educacional. El estudiante recibe dictados y lecciones (buenas y malas) que le marcarán por el resto de su vida.

“En 1998, hice una serie llamada Pensum que trata la idea de la pizarra asociada a la educación y, por lo tanto, al castigo. Los castigos que escribí en la pizarra no eran solo los castigos inocentes que se ven en la escuela, sino que se trataba de clichés sobre la mujer, abuso infantil y, por supuesto, algunos con un gran sentido del humor como: ‘no debo acostarme con los críticos de arte’. Creo que uno debe tener algo de humor cuando está siendo así de serio”, comenta la artista.

Para Monge, la palabra escrita es su lugar más seguro y en donde se siente más empoderada para poder expresarse. A lo largo de su carrera, ha utilizado el texto en sus obras como un medio para sanar heridas pasadas y documentar el dolor de otros. Monge encuentra su propia voz al escribir. En línea con su exploración de lo indecible, escribir sobre muerte, violencia y tabúes sociales es dar voz a lo que no suele tenerla.

An Archived Body, de la serie "The Archived Body", 2022/23, impresión digital en papel 100% algodón libre de ácido y pintura al óleo, 86 x 71 cm c/u
Priscilla Monge, An Archived Body, de la serie «The Archived Body», 2022/23, impresión digital en papel 100% algodón libre de ácido y pintura al óleo, 86 x 71 cm c/u. Cortesía: Hutchinson Modern & Contemporary

THE ARCHIVED BODY

Por Priscilla Monge

No puede existir un archivo sin alguna forma de muerte en él, sin una presencia física que ya no existe. Durante todos estos años en los que he trabajado con mis propios traumas, traté de asegurarme de que las obras no fueran interesantes solo para mí, sino que de alguna forma también lo fueran para otros. Ahora mismo, mis intereses en el arte han cambiado y ya no trabajo con mis experiencias personales. Ahora estoy más concentrada en el dolor de los demás.

Hace tres años, comencé a investigar la participación de Costa Rica durante el largo periodo de guerras y violencia en América Central. Aseguramos ser neutrales, pero eso no se acerca para nada a la verdad. En mi investigación, me topé con testimonios de sobrevivientes a la terrible violencia en Guatemala, El Salvador, Honduras y Nicaragua. Esos testimonios que los sobrevivientes entregaron a las Comisiones de la Verdad eran devastadores.

¿Qué se puede hacer con todo este dolor? ¿Tengo el derecho de hablar sobre las experiencias dolorosas de otros? ¿Puede esto ser arte? Todas estas preguntas impregnan todo lo que hago.

Las historias son tan trágicas que las personas tienden a ignorarlas. No es raro que, cuando una verdad es insoportable, las personas solo la evadan. Pero el arte utiliza metáforas y crea puentes que ayudan a las personas a acercarse a ciertas realidades.

Polaroid, grafito, 10.2 x 8.9 cm. Cortesía: Hutchinson Modern & Contemporary
Priscilla Monge, de la serie Los malos paisajes (A Gloria le colocaron….), 2021, Polaroid, grafito, 10.2 x 8.9 cm. Cortesía: Hutchinson Modern & Contemporary

La representación de la muerte ha sido una preocupación constante en mi trabajo. Estos últimos años he sufrido la pérdida de amigos muy queridos, lo que me acercó a una posición mucho más comprensiva, de cierto modo, sobre lo inevitable de la muerte, ya sea nuestra o de otros. Esta preocupación se ha expandido hacia la muerte como un texto o una narrativa en donde a veces encontramos personajes que no tienen nada más que “decir” y luego mueren. Pese a que la muerte no puede ser comprendida del todo, y mucho menos representada, o que quienes mueren no puedan regresar a explicarla, he tratado de encontrar formas de hablar de ella, trabajar con ella.

La muerte está grabada en cada cuerpo como un epitafio, pero esta inscripción parece ser mucho más profunda en cuerpos vulnerables: cuerpos femeninos, cuerpos queer, cuerpos negros y los cuerpos de los más pobres. Cuerpos a los que muchas veces se les niega la importancia vital que es tener un archivo, el poder ser archivados.

¿Pueden los artistas ser archivistas también? ¿Puede el arte crear archivos más sensibles, más sensuales, vulnerables y más accesibles? ¿Podemos concebir archivos que no sean solo para el almacenamiento, sino que también puedan cobrar vida cada vez que alguien los “toca”?

Todo lo que he elegido para esta exposición son obras que nos acercan más a estas preguntas. Algunos son trabajos recientes y otros son de comienzos de los años 90.

Pizarra, 1999, de la serie Pensum, tiza sobre pizarra, 22 x 30 cm. Cortesía: Hutchinson Modern & Contemporary
Priscilla Monge, Pizarra, 1999, de la serie Pensum, tiza sobre pizarra, 22 x 30 cm. Cortesía: Hutchinson Modern & Contemporary

Traducido por Sofía Garrido Chávez


PRISCILLA MONGE: THE ARCHIVED BODY

Hutchinson Modern & Contemporary, 47 East 64th Street, Nueva York, NY

Hasta el 14 de abril de 2023

También te puede interesar

BEATRIZ GONZÁLEZ Y LA BRUMA DE LA MEMORIA

Es en esa trayectoria, entre lo distinguible y lo difuso, que la artista propone un acercamiento a la verdad que, en silencio, nos recuerda recordar. “Cada obra es como una metáfora poética del vacío...