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MACARENA VIO: MUCHA LUCHA

Una noticia reveladora llevó a Macarena Vio a investigar sobre el uso del lenguaje peyorativo hacia las feministas en las redes sociales. Mientras miraba la transmisión en vivo de una movilización en Santiago conocida como “pañuelazo feminista” en pro del aborto, leía debajo varios comentarios de usuarios cargados de violencia y odio. Frente a este fenómeno, Macarena se interesó en profundizar cómo la reiteración de este tipo de lenguaje va alimentando, de manera permisiva y sin regulación ni moderación, los discursos de odio hacia las mujeres. “Claramente, estos espacios dan pie a que la violencia se normalice y se desborde el lenguaje, ya que en ningún momento los comentarios ofensivos fueron bloqueados o reportados a pesar de su calibre”, recuerda la artista.

La observación del lenguaje textual violento y peyorativo que circula en las redes sociales fue el catalizador de su proyecto Mucha Lucha, una propuesta fotográfica que, con humor e ironía, cuestiona las construcciones históricas y culturales que han sido enfocadas desde un prisma machista-patriarcal, y que aún persisten, nos atraviesan y modelan tanto el ámbito público como el privado.

El proyecto promueve así la reflexión crítica en torno a la violencia de género inscrita en el lenguaje y apunta a una transformación social mediante la reformulación de los modos de convivencia y trato dentro y fuera de las redes sociales. Para ello, Vio se vale de la imaginería de la lucha libre femenina como estrategia subversiva fuera del ámbito deportivo, conectando así a los públicos de las artes visuales, la fotografía, las redes sociales y las organizaciones feministas.

Macarena Vio, Incogible, del proyecto Mucha Lucha, 2022. Cortesía de la artista
Macarena Vio, Zorra Florida, del proyecto Mucha Lucha, 2022. Cortesía de la artista
Macarena Vio, Maraca Histérica del proyecto Mucha Lucha, 2022. Cortesía de la artista

Mucha Lucha se despliega a través de varios canales, entre ellos un fotolibro, cuya segunda edición se lanza hoy, Día Internacional de la Eliminación de la Violencia contra la Mujer, en Galería Flach. La publicación compila fotografías de mujeres con atuendos de lucha libre, simulando diversas poses de este deporte de combate, pero incorporando algunos gestos seductores. “La estrategia utilizada contempla un gesto político de reapropiación de este lenguaje violento que se personifica en luchadoras ficticias, con el objetivo de visibilizar críticamente la subversión del sentido original y otorgar uno nuevo por medio del humor”, explica la artista.

El proyecto también se compone de un sitio web que se lanzará a principios de diciembre y se contemplan actividades en redes sociales, la presentación del fotolibro en la venidera feria Tinta Arte Impreso de la UC, y una exposición en la galería Balmaceda Arte Joven en marzo 2023, que irá acompañada de un conversatorio.

La primera edición de Mucha Lucha surge y es difundida en el Magíster de Investigación y Creación Fotográfica de la Universidad Finis Terrae, en el año 2018, bajo la guía del docente y fotógrafo Jorge Gronemeyer en su curso Fotolibro, edición y publicación. La propuesta despertó interés inmediatamente en las redes sociales, por lo que Macarena dio paso a una convocatoria a través del perfil de Instagram @Lucha_mucha__, focalizada en la Región Metropolitana, con el fin integrar a nuevas “luchadoras”. El objetivo de este llamado fue dar continuidad al proyecto, que hoy se materializa en esta segunda edición del fotolibro y su sitio web.

“El criterio de selección de las modelos no buscaba un patrón específico sino, más bien, la incorporación de cuerpos que retrataran una diversidad de identidades y, a su vez, representaran la lucha que hemos debido llevar las mujeres en contra de las imposiciones que brindan los estereotipos de género”, explica Vio.

Las máscaras que portan las luchadoras fueron realizadas por ex alumnas del primer colegio donde Macarena trabajó como profesora, bajo el encargo de crear un personaje ficticio de lucha libre. “Estas máscaras se alejan del lugar común de las o los luchadores profesionales y pertenecen a un imaginario creativo visto por adolescentes hoy en día. Por otro lado, la máscara nos lleva al universo de lo anónimo, es decir, ocultar el rostro como último refugio, por lo que la identidad de la mujer desaparece y aparece el personaje ficticio”, relata la artista.

Macarena Vio, Máscara Feminazi, del proyecto Mucha Lucha, 2022. Cortesía de la artista
Macarena Vio, Máscara Rompecatres, del proyecto Mucha Lucha, 2022. Cortesía de la artista

A medida que continuaba investigando sobre el poder del lenguaje violento y sus repercusiones, Macarena pensaba que las imágenes de las luchadoras se encontraban incompletas; no portaban un nombre que las pudiera identificar y diferenciar. “Entendiendo que las personas nos pensamos y nos piensan en categorías todo el tiempo, dotar de nombres a las imágenes de las luchadoras permitiría que se volvieran memorables e impactantes, similar a lo que sucede con las luchadoras profesionales que forman parte de este deporte”.

En la primera edición de Mucha Lucha, la autora asignó a las luchadoras nombres tales como Femiloca, Feminazi, Femiorca y Femihistérica, y les creó un contexto por medio de un relato ficticio: el Campeonato Mundial Femenino de Lucha Mucha Lucha. Organizado por el Salón de la Histeria (SDH), presentaba a nueve luchadoras de renombre que forman parte de tres facciones, Las perras del mal, Las intocables y Furia vegana, quienes debían enfrentarse para arrebatar el título a Femiorca, la actual campeona mundial.En esta segunda entrega, Mucha Lucha nos trae a Maraca Histérica, Incogible y Zorra Florida, entre otras luchadoras.

Según Macarena, esta estrategia de apropiación (o adopción) y traslado de los insultos o términos peyorativos al plano identitario, y la construcción de una imagen asociada a cada una de las luchadoras, dio paso a la siguiente pregunta: ¿Qué puede significar la construcción y representación de una luchadora enmascarada con un nombre determinantemente violento? “Lo que busca esta acción es contribuir a la problematización de temáticas vigentes, como la violencia de género en las redes sociales, vistas en el uso peyorativo del lenguaje y en generar una relectura al momento de visibilizarla”, dice la artista.

¿De qué manera sería posible generar un mayor alcance de aquello? La respuesta está en su traslado al espacio público. Pero ¿cómo volver a la calle algo que no se quiere ver y que se encuentra en las redes sociales? La alternativa, según Macarena, era convertir las imágenes fotográficas en afiches y pegarlos en lugares donde pudieran convivir o dialogar con los transeúntes. La pega de afiches se hacía al caer la noche, por el carácter clandestino que conlleva realizar estas intervenciones. Como era de esperar, gran parte de los afiches pegados no duraron más de una semana.

Macarena Vio, afiches de Mucha Lucha en las calles de Santiago. Cortesía de la artista
Macarena Vio, afiches de Mucha Lucha en las calles de Santiago. Cortesía de la artista

Lo que buscaban estas primeras instancias de intervención callejera era generar un gesto político de visibilización y diálogo en el mundo offline, considerando además que el afiche o cartel es una herramienta de información que históricamente se ha pensado y utilizado políticamente. Al momento de llamar a movilizaciones y protestas es el recurso instantáneo por excelencia. Es por ello que, luego de las primeras intervenciones en la calle, Macarena optó por llevar los carteles a las marchas y movilizaciones feministas. Para ello, creó un perfil en Instagram, @lucha_mucha__, donde principalmente se realiza difusión sobre las acciones realizadas en el espacio público.

De esta forma, el proyecto Mucha Lucha busca, en sus diferentes vertientes y procedimientos, combatir formas rutinarias de violencia mediante la apropiación crítica y subversión irónica de las estéticas de marketing hegemónicas. Trabajar con una imagen irónica desde lo visual ya es por sí mismo un reto, pues la ironía ha sido estudiada principalmente desde la literatura y el lenguaje. Popularizar la concepción de mujer guerrera y luchadora en conjunto con la ‘popularización’ de la violencia de género hace que se vuelva una nueva experiencia para el espectador. Apropiarse del lenguaje violento constituye una forma de observación que permite a la artista pararse y replantearse ante esas problemáticas en primera persona, como otra identidad o representación femenina.

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