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ÉRIKA ORDOSGOITTI, CARLOS SALAZAR-LERMONT Y MIGUEL BRACELI EN THE BACKROOM

Independent Curators International y el Museo Tamayo han creado una alianza para albergar en el sitio web del museo la versión digital de The Backroom, un proyecto de investigación Iniciado en 2005 por Magalí Arriola, Kate Fowle y Renaud Proch que reúne videos, música, fotografías, impresos efímeros, anécdotas o cualquier acción o artefacto que alimente la práctica artística de creadores de diversas disciplinas.

The Backroom es un espacio donde descubrir y navegar el arte desde una perspectiva que, más allá del objeto o artefacto artístico, revela cómo el arte es un ejercicio continuo y relacional. Su presente edición, curada por Wil Ruggiero, reúne a tres artistas venezolanos que desarrollan prácticas sociales, performance y acciones en el espacio público: Érika Ordosgoitti (1980), Carlos Salazar-Lermont (1987) y Miguel Braceli (1983).

Érika Ordosgoitti, Intervención Monumental, 2012. Cortesía de la artista
Érika Ordosgoitti, Intervención Monumental, 2012. Cortesía de la artista

Érika Ordosgoitti considera sus obras como procesos siempre abiertos; imágenes que le interesan y sobre las que insiste. Las referencias de tiempo, para ella, no están en orden cronológico, ni secuencial. Su obra implica experiencias políticas acometidas con el cuerpo en el espacio público, en un entorno controlado por las fuerzas del orden. Se relaciona con la propaganda y los símbolos utilizados para estructurar una narrativa nacionalista, impuesta con grado de ley.

A Ordosgoitti le interesa la repetición de la acción en diferentes momentos históricos y contextuales. Por eso, muchas de las obras que ha hecho consisten en hacer coincidir la imposibilidad de la repetición con lo que está pasando en ese lugar, en ese preciso momento. A sabiendas de la fugacidad y escasez de estos eventos, los valora como hitos de la narrativa que va construyendo.

La investigación y la tensión son constantes y los espacios de silencio son lo más importante para lograr hacer la intervención, porque es de alto riesgo. El riesgo es una cicatriz de honor. La vida, así como la libertad, es un proceso abierto y efímero. La libertad es una forma de vida con tendencia al riesgo, construida a través de ciertos actos donde persiste una ambición desalienante, que genera, así, un espacio para crear, para existir y decir. Esto, no solo a través de las acciones en sí, sino a través de la puesta en circulación de las imágenes que dan testimonio de lo sucedido.

Érika Ordosgoitti, Comedores de Caracas, 2017. Cortesía de la artista
Érika Ordosgoitti, Misión León 1, 2010. Cortesía de la artista

Los tres proyectos que Ordosgoitti propone para The Backroom son Intervención Monumental, Misión León y Comedores de Caracas.

En Intervención Monumental (2012) la artista se sube desnuda a la estatua de la Plaza Bolívar de Barquisimeto, en el marco del evento de performance FUGAZ. Esta es quizás la acción que más reacciones ha tenido: de los transeúntes, de la prensa, de la comunidad, de los políticos, de los usuarios de internet. En este caso, el proceso se hizo más valioso después de la acción, a través de la circulación de fotografías realizadas por la prensa, sus amigos, los organizadores del evento y otras personas que estaban allí con sus celulares.

Comedores de Caracas se realizó en 2017, un año en que Venezuela atravesaba una rebelión civil y el asedio constante por parte Estado, mientras la escasez golpeaba con fuerza y muchas personas se veían obligadas a comer lo que encontraban en contenedores de basura. Ordosgoitti no quería hacer fotografías de las personas comiendo, sino hablar de lo que sentía cuando esa imagen se imponía continuamente en la cotidianidad o cuando veía a sus amigos adelgazar hasta el hueso.

‍Misión León es una de las obras en las que Ordosgoitti reconstruye la imagen a lo largo del tiempo, en diferentes momentos históricos y contextuales. Como parte del proyecto para The Backroom, ha incluido una narrativa completa que agrupa las tres acciones realizadas.

Carlos Salazar-Lermont, Eclesiastés 1:9, 2020, fotoperformance (pentáptico, fotografía digital), 24 x 35.5 cm cada panel. Cortesía del artista
Carlos Salazar-Lermont, Transubstantiation on Gray, 2021, fotoperformance (fotografía digital), 152.5 x 86.3 cm. Cortesía del artista
Carlos Salazar-Lermont, Austerity Performance, 2017-2019, performance duracional, post en redes sociales. Cortesía del artista
Carlos Salazar-Lermont, Austerity Performance, 2017-2019, performance duracional, post en redes sociales. Cortesía del artista

AUSTERITY PERFORMANCE

DECLARACIÓN

Yo, Carlos Salazar-Lermont, inicio desde hoy el AUSTERITY PERFORMANCE.

Este performance tiene como objetivo experimentar con mi vida cotidiana como una forma de arte, al tiempo que intenta responder preguntas sobre la economía, la gestión y la administración personal y social.

En este performance restringiré mis gastos a los estrictamente necesarios y a inversiones. Estos gastos se harán públicos a través de las redes sociales durante la duración del performance.

Aunque como proyecto de arte siempre tendrá posibilidades polisémicas y calidad metafórica, AUSTERITY PERFORMANCE se basa en mi propia gestión financiera, que responde a mi situación específica. No estoy tratando de emular o referirme al estado financiero de nadie más. Entiendo que estoy actuando desde un punto de vista privilegiado en comparación con muchas personas. Sin embargo, también reconozco desventajas con respecto a muchas otras personas en el mundo. Trataré de aprovechar al máximo lo que tengo.

AUSTERITY PERFORMANCE está destinado a realizarse durante el año del 27 de septiembre de 2018 al 27 de septiembre de 2019.

Las reglas y el sistema pueden actualizarse cada mes si mejoran la transparencia del performance o lo hacen más eficiente.

OBJETIVOS

  1. Asegurar mi futuro de salud financiera reduciendo gastos, ahorrando e invirtiendo.
  2. Aprender mejores métodos para lograr el objetivo 1.
  3. Compartir los conocimientos y experiencias con la colectividad para fomentar la mejora en la gestión financiera personal en mi comunidad.
  4. Estimular la conversación sobre el tema, que es la autogestión financiera.

METAS

  1. Deshacerse de la deuda en un año.
  2. Acumular un saldo positivo de USD$3,400 después de un año.

NORMAS

  1. Solo gastaré si es estrictamente necesario. Eso significa facturas, alimentos, gastos de ropa, lavandería y todo lo que le garantice una vida exitosa y feliz, con relaciones sociales efectivas, salud física y mental.
  2. Para cumplir cabalmente con la regla 1, se creará un presupuesto, y los gastos deberán ajustarse estrictamente a él.
  3. Todos los gastos deben documentarse como prueba de la fidelidad del performance y publicarse en las redes sociales lo antes posible.
  4. Cada comida será documentada como evidencia de la fidelidad del performance.
  5. Se permiten inversiones, aunque no gastos estrictamente necesarios. Deben ser publicados y justificados también.
  6. Toda factura se conservará como prueba del cumplimiento de la ejecución.
  7. Se creará un balance mensual.
  8. A partir del segundo mes, se creará un gráfico que muestre el progreso del proyecto.
  9. Puedo aceptar invitaciones a cenas, cine, regalos y otras cosas, pero sólo si vienen como gestos espontáneos del otro, nunca como compensación de las limitaciones del proyecto.

La práctica de Carlos Salazar-Lermont conecta códigos morales y éticos derivados del catolicismo como ideología hegemónica en Latinoamérica, heredada del proceso colonial. Explora sus implicaciones en la vida pública, política y económica, así como en el aspecto privado de la existencia.

Para The Backroom, presenta dos modos de trabajo que caracterizan su práctica. Uno se enfoca en foto-performances que apelan a una iconografía sutil que evoca la violencia explícita e implícita de la ideología imperante sobre las personas: Fisting (2013), Eclesiastés 1:9 (2020) y Transubstantiation on Gray (2021).

La otra táctica recurre a la alteración de actos de la cotidianidad en modos que activen dimensiones poéticas y también pedagógicas, en la medida en que admitan un entendimiento más empírico de los efectos de nuestras decisiones en el día a día. Tal es el caso de Austerity Performance (2017-2019), un proyecto duracional cuyo centro es la imperfección. A medida que se va realizando, el performance se replantea a sí mismo, evolucionando en sus formas y expresión mediática.

El proyecto presenta algunos logros, como el incremento de los activos netos de Salazar-Lermont, pero en ese proceso aparecen también muchos errores imprevistos. El performance de austeridad no se trata de la perfección, o de cuán disciplinado es o fue el artista. Es totalmente lo contrario. Se trata de exponer de modo fiel la humanidad de Salazar-Lermont, buscando conectar con las experiencias de vida del público. 

Aunque dispares en apariencia, las obras que Salazar-Lermont comparte en The Backroom están enlazadas por una obsesión con las cualidades existenciales de lo económico. Cómo concebimos la riqueza y la pobreza radica en aquello que valoramos, afectando lo más íntimo de nuestra conciencia. Las repercusiones de este impacto se pueden ver en lo local, lo nacional, y lo global.

Miguel Braceli, Área, 2014, performance participativo, Plaza Caracas, Venezuela. Documentación: Andrea Hernández, Diego González, Julio Mesa, Kathiana Cardona, Yuri Liscano, Luis Montero, Tiago Loureiro, Manuel Villagómez, Saúl Yuncoxar. Cortesía del artista
Miguel Braceli, Área, 2014, performance participativo, Plaza Caracas, Venezuela. Documentación: Andrea Hernández, Diego González, Julio Mesa, Kathiana Cardona, Yuri Liscano, Luis Montero, Tiago Loureiro, Manuel Villagómez, Saúl Yuncoxar. Cortesía del artista
Miguel Braceli, Área, 2014, performance participativo, Plaza Caracas, Venezuela. Documentación: Andrea Hernández, Diego González, Julio Mesa, Kathiana Cardona, Yuri Liscano, Luis Montero, Tiago Loureiro, Manuel Villagómez, Saúl Yuncoxar. Cortesía del artista
Miguel Braceli, Área, 2014, performance participativo, Plaza Caracas, Venezuela. Documentación: Andrea Hernández, Diego González, Julio Mesa, Kathiana Cardona, Yuri Liscano, Luis Montero, Tiago Loureiro, Manuel Villagómez, Saúl Yuncoxar. Cortesía del artista

Para The Backroom, Miguel Braceli presenta una colección de videos inéditos de su trabajo Área (2014), realizado en la Plaza Caracas. A través de una convocatoria abierta, Área reunió a un grupo diverso de participantes, todos interesados ​​en una causa común: crear un espacio único compartido, un «área», en el Centro Simón Bolívar, el corazón del distrito gubernamental de Caracas.

El performance se basó en desafiar la polarización de los discursos políticos presentados e incentivados por el gobierno. Área apuntó a derrotar las narrativas de poder del gobierno a través de las acciones colectivas de la gente. La polarización es una división utilizada y creada por los gobiernos dictatoriales como estrategia política para la perpetuación del poder, y este proyecto pretende desdibujar estas fronteras a través de la construcción de un gesto colectivo como acto político.

Los clips inéditos y archivados de Área remiten a temas como el azar, la contingencia y la naturaleza de la obra como producción de sitio específico. Los transeúntes observan y son testigos de cómo la gente se organiza bajo la lluvia torrencial, un factor imprevisto que de hecho no impidió que nadie abandonara la función. El público que optó por participar en el proyecto resistió estos desafíos. Mientras la lluvia caía sobre la plaza, la fila de participantes se convirtió en un obstáculo para otros que solo querían cruzar el espacio para llegar a alguna parte. En otro clip, observamos a un niño pequeño que comienza a correr de un lado a otro de la línea; en otro momento, corre con el mismo Braceli. Este niño juguetón, que se encontró ese día al azar con el performance, se convirtió en su auténtico líder.

Los videos rebozan cotidianidad pero también hacen hincapié en la acción misma y el objetivo del performance: crear colectividad a través del contacto humano. Una presencia clave en las fotografías es el busto escultórico de Simón Bolívar en la plaza, que se encuentra en lo alto y durante décadas la ha presidido. La cámara capta la escultura desde atrás. Bolívar es a la vez un espectador pasivo y un testigo del performance, pero igualmente es un civil más, que mantiene el anonimato ya que su rostro no es visible. Él, como muchos otros, solo está observando.

El cronómetro señala la hora del día en que ocurrió el performance, haciendo eco de las afinidades efímeras y temporales de Área. El proceso de este trabajo se centra en su temporalidad, una acción sostenida en el marco de una sola hora. A diferencia de la producción de otras artes vivas que se prestan al desarrollo de dibujos, esquemas, planos y otros métodos de visualización, esta obra solo se resuelve y se realiza en el momento en que acontece. Desde sus inicios hasta su creación, Área sólo se enfrenta y se mantiene en el presente.

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