CARLOS MARTIEL: PESO

Carlos Martiel (La Habana, 1989 – vive y trabaja entre Nueva York y La Habana) usa su cuerpo como eje de conflicto para desenterrar asuntos de raza, migración, aislamiento e injusticia. Desde 2007, ha presentado 90 performances, muchos de los cuales se nutren de la experiencia de minorías estructuralmente oprimidas y marginadas cultural e históricamente.

El artista investiga esta herencia colectiva de dolor, resistencia y supervivencia para transformarla en rituales corporales de violencia y sacrificio autoinfligidos, canalizando a través de un lenguaje visceral su visión radical y sincera de la larga lucha de la humanidad contra la alteridad. Las contundentes y poéticas imágenes creadas y encarnadas por el artista ofrecen un testimonio de aquellas verdades incómodas que siguen sacudiendo nuestras sociedades hasta la médula.

“Mi trabajo nació en Cuba como una necesidad de expresión y respuesta a determinadas problemáticas que me afectaban. Ya fuese el racismo, la migración, o el abuso de poder por parte de las autoridades”, dice el artista en una entrevista con el escritor y curador ecuatoriano Cristóbal Zapata. 

“Mi obra posee una naturaleza crítica y no va a ser diferente fuera de Cuba; para mí no tiene sentido el ir por el mundo criticando los males de Cuba. No por una cuestión de falso orgullo patrio, pero me parece más interesante utilizar lo que los diferentes contextos me ofrecen. Es como ir a La Habana y hacer una obra sobre la inmigración africana en Europa, ¿qué sentido tiene? En mi obra el contexto lo es todo, lo único que he hecho dentro y fuera de Cuba es ser consecuente con lo que pienso. En cuanto a nombrar la soga en casa del ahorcado, lo más que puedo decir es que los males de mi pueblo son los males del mundo. Mi compromiso es con la dignidad humana”.

El artista sigue profundizando en estos asuntos en su cuarta muestra individual en la galería Steve Turner de Los Ángeles (EE. UU.), que bajo el título de Peso reúne trabajos recientes en fotografía, video, escultura, dibujo, instalación y performance. Además, por primera vez, Martiel ha creado obras performativas expresamente para el formato de video, algo que pretende desarrollar hacia futuro. Si bien cada obra es visualmente distinta de las demás, todas llevan el inconfundible vocabulario de Martiel, en el que su presencia corporal, la de un hombre afrolatino queer, detona una serie de reflexiones en un contexto de violencia cultural.

Como sugiere el título de la exposición, cada obra conlleva interacciones conflictivas con el peso. En algunas, Martiel carga o arrastra un objeto pesado; en una, su cuerpo es el peso que requiere el apoyo de otros; en otra, una bandera estadounidense que alguna vez fue liviana se ve lastrada por la densidad de sangre seca.

Según el artista, “el peso es más que la mera gravedad que ancla nuestros cuerpos; es la fuerza incontrovertible que ata, atraviesa y aplasta nuestra carne en la sumisión, la alienación o la dependencia. Existe en nuestros monumentos públicos, en cadáveres que cuelgan de los árboles, en grilletes y en pancartas. Existe en nuestra historia y está presente en 2022”.

Los linchamientos fueron actos públicos violentos que los blancos utilizaron para aterrorizar y controlar a los negros en los siglos XIX y XX en los Estados Unidos, particularmente en los estados del sur. Estos actos viles evocan imágenes de hombres y mujeres negrxs colgados de árboles, pero involucraron otras brutalidades extremas, como tortura, mutilación, decapitación y profanación. Algunas víctimas fueron quemadas vivas.

Un linchamiento típico implicaba una acusación criminal, un arresto y la reunión de una turba, seguida por la incautación, el tormento físico y el asesinato de la víctima. Los linchamientos eran por lo general espectáculos públicos a los que asistía la comunidad blanca para celebrar la supremacía blanca. Las fotos de los linchamientos solían venderse como postales de recuerdo.

“Los negros fueron las principales víctimas de los linchamientos, pero no fueron las únicas víctimas de esta práctica bárbara. Algunos blancos fueron linchados por ayudar a los negros o por estar en contra del linchamiento. También fueron linchados inmigrantes de México, China, Australia y otros países”, explica Martiel.

En su obra Cuerpo, el artista permanece suspendido del techo de la galería por una cuerda atada a su cuello. Varias personas se turnan para sostenerlo y evitar la asfixia.

Otro trabajo presente en la muestra, Al abrigo del viento, registra su caminar por largas horas en el centro de Los Ángeles arrastrando un grillete encadenado a la palabra LIBERTAD esculpida en hierro, hasta que llega a Skid Row, un barrio de la ciudad conocido por su altísima concentración de personas sin hogar y por sus redadas policiales.

Monumento II -una pieza presentada originalmente en el 2021 en el Museo Guggenheim de Nueva York-, muestra a Martiel completamente desnudo, esposado, soportando una postura inmóvil en silencio y durante varias horas, sobre un pedestal en el centro de la rotonda del museo. Este performance de larga duración, enmarcado en las prácticas de activismo y resistencia física, es una impactante declaración sobre el racismo estructural, la violencia política y sistemática históricamente sufridos por el cuerpo negro e inmigrante en Estados Unidos.

Peso, de Carlos Martiel, se presenta del 1° al 29 de octubre en Steve Turner, 6830 Santa Monica Blvd., Los Ángeles, California.