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EL HILO VIBRANTE. RITUALES EN EL ARTE COSTARRICENSE

Convicciones y modos de vida de 20 artistas costarricenses se entretejen con sus procesos creativos a manera de rituales de transformación, sanación y conexión con el universo en la exhibición El hilo vibrante, que se presenta actualmente en los Museos del Banco Central de Costa Rica.

«La exhibición reúne un conjunto de obras que revitalizan el nexo que existió entre el arte y el ritual desde el origen de la humanidad a través de diversas formas: a veces de manera sutil, en el simbolismo y en los recursos expresivos de las obras; en otras ocasiones, por medio de sus referentes o por ser parte integral de procesos creativos ritualizados; y, otras veces, por el tipo de experiencias que suscitan”, explica María José Monge, Curadora de Artes Visuales de los Museos y encargada del proyecto.

El título de la exposición se refiere a cómo este conjunto de obras actúan como las hebras de un gran hilo vibrante que pretende activar nuestra capacidad de generar relaciones resonantes con el entorno, con los otros y nosotros mismos. Desde la Plaza de la Cultura, pasando por el segundo subnivel del Museo y llegando hasta el tercer piso, El hilo vibrante plantea un recorrido que invita a hacer una pausa, a empatizar con la historia de los artistas y a descubrir lo ritual en la cotidianidad tanto a nivel individual como colectivo.

Rafael Ottón Solís, El silencio. Soy como el agua que se derrama, 2022, instalación en la Plaza de la Cultura, San José. Cortesía: Museos del Banco Central de Costa Rica

En comunión con el cosmos

“Ser parte de un ordenamiento cósmico mayor es una inquietud compartida en algunas de las obras que conforman esta exhibición. Desde esta premisa, son canales para honrar, propiciar, agradecer y reciprocar las diversas dimensiones de la existencia, muy vinculada a la tierra y a la naturaleza”, añade Monge.

Al exterior del museo, en la Plaza de la Cultura, Rafael Ottón Solís ha dispuesto la instalación El silencio. Soy como el agua que se derrama, una pieza influida por sus interpretaciones en torno a los sitios arqueológicos precolombinos y la fe cristiana. La obra recrea una especie de monumento circular lleno de piedras con una ruptura en su circunferencia, la cual simboliza el desequilibrio cósmico a causa de las maneras en que los seres humanos nos relacionamos con el planeta.

Aquí también se encuentra Serpiente de agua, de Lucía Madriz, una obra táctil y sonora que, a través del simbolismo del conjunto agua-serpiente-ave, y de su alcance multisensorial, celebra los saberes ancestrales relacionados con la interdependencia y la regeneración como principio cósmico de la vida. Como en el caso de Solís, para Madriz la crisis medioambiental es una preocupación fundamental.

Mimian Hsu, Echar Raíces en el Aire, 2022. Vista de instalación en “El Hilo Vibrante”, Museos del Banco Central, San José, Costa Rica. Foto: Juan Tribaldos

Rituales capturados en imágenes

La escenificación de lo ritual es subrayada en el conjunto de obras de esta sección. En ellas se destaca la importancia que el espacio, el tiempo y el cuerpo tienen en la consecución de los juegos, las procesiones o las fiestas. Tal es el caso de la obra Después de la lluvia, de Adrián Arguedas, y de los registros fotográficos de algunos rituales existentes en Costa Rica realizados por José Díaz, Giorgio Timms y Victoria Cabezas.

La mirada de estos fotógrafos al Juego de los Diablitos, la Marcha del Orgullo LGTBIQ, las procesiones de Semana Santa y elementos alusivos a altares religiosos resalta el efecto de vinculación y de fortalecimiento de los sentidos de pertenencia.

Javier Calvo, DIS, 2013, impresión (quemaduras solares en el pecho), 305 x 208 cm. Colección: Museo de Arte y Diseño Contemporáneo, Costa Rica.
El nuevo mundo, de Javier Calvo, 2016. Registro fotográfico de performance. Cortesía del artista
Marton Robinson, No le digas a mi mano derecha lo que hace la izquierda, 2022. Pintura, intervención y registro de acción. Cortesía del artista

Creaciones de liberación y sanación

La violencia es contrarrestada con gestos rituales de liberación, transformación y sanación en las obras presentes en este apartado de la muestra, una serie de video-performances, videos y fotografías documentales de performances donde los cuerpos de los artistas son protagonistas.

Marton Robinson, en su obra No le digas a mi mano derecha lo que hace la izquierda, y Javier Calvo en El nuevo mundo, usan su cuerpo para manifestarse sobre el rol que el color de la piel ha tenido en la configuración histórica de América.

Robinson utiliza su cuerpo para borrar una pared intervenida con dibujos emblemáticos del imaginario costarricense acerca de la negritud. Calvo, por otro lado, parte de la creencia popular de que la calvicie es una herencia española e intenta “corregirla” restituyendo su cabello con el tatuaje a tinta blanca de líneas distribuidas en cuentas de 1 al 4.

Priscilla Romero, Archivo Digital, 2018-2022, latexgrafía, 3000 impresiones de la matriz latexgráfica en papel y 450 matrices (dedos en yeso). Cortesía de la artista
Priscilla Romero, Archivo Digital, 2018-2022, latexgrafía, 3000 impresiones de la matriz latexgráfica en papel y 450 matrices (dedos en yeso). Cortesía de la artista
Priscilla Romero, Archivo Digital, 2018-2022, latexgrafía, 3000 impresiones de la matriz latexgráfica en papel y 450 matrices (dedos en yeso). Cortesía de la artista
Priscilla Romero, Archivo Digital, 2018-2022, latexgrafía, 3000 impresiones de la matriz latexgráfica en papel y 450 matrices (dedos en yeso). Cortesía de la artista
Priscilla Romero, Archivo Digital, 2018-2022, latexgrafía, 3000 impresiones de la matriz latexgráfica en papel y 450 matrices (dedos en yeso). Cortesía de la artista

Corporalidades transformadoras

“En algunas prácticas artísticas, el cuerpo se dimensiona como un microcosmos en transformación, susceptible de canalizar y de propiciar procesos de crecimiento a escala individual y colectiva”, continúa Monge.

Esto se ve reflejado en las obras de los artistas Luis Fernando Quirós, Karla Solano, Priscilla Romero y Alessandra Sequeira, reunidas en esta última sección de la muestra.

De Quirós se muestra Autodefensa y naturaleza, un autorretrato en el que el artista se desdobla al portar mascarillas hechas de hojas y bejucos, elementos de protección asociados a su infancia. Por otro lado, la videoinstalación Conducto, de Solano, superpone la imagen de la artista con una cuerda configurada en una especie de útero, la cual evoca los nexos materiales e inmateriales que nos vinculan a los unos con los otros.

Sequeira, por otra parte, en su obra titulada Memoria del Cuerpo, invita a penetrar en una especie de capullo tejido con bambú y ramas hecho para propiciar y acuerpar experiencias introspectivas. Romero muestra su instalación Archivo digital. Un memorial de la condición humana. En ella, la piel como matriz primigenia de la existencia de cada persona es esencial para crear “pieles” con latexgrafía, impresiones de la matriz latexgráfica en papel y dedos en yeso. Todas ellas recopilan las huellas de miles de personas desde el 2018, haciendo eco del sentido colectivo del ritual.

Alessandra Sequeira, Lluvia de Lágrimas, 2022. Foto cortesía de Museos del Banco Central de Costa Rica

Memoria del Cuerpo, de Alessandra Sequeira, 2022. Cortesía de la artista

Memoria del Cuerpo, de Alessandra Sequeira, 2022. Cortesía de la artista

EL HILO VIBRANTE

Adrián Arguedas, Alessandra Sequeira, Aquiles Jiménez, Dino Urpí, Elia Arce, Emma Segura, Giorgio Timms, Javier Calvo, José Díaz, Karla Solano, Lucía Madriz, Luis Fernando Quirós, Marton Robinson, Mimian Hsu, Rafael Ottón Solís, Roberto Guerrero, Priscilla Monge, Priscilla Romero, Tamara Ávalos, Victoria Cabezas.

Curaduría: María José Monge

Museos del Banco Central de Costa Rica, bajos de la Plaza de la Cultura, Avenida Central, Calle 5, San José Centro, Costa Rica

Hasta el 2023

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