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ADOLFO BIMER: AIRES REUNIDOS

Por César Vargas Gutiérrez

Lo menos elevado de la vida cotidiana



I

Cada vez más y con mayor fuerza percibimos los fenómenos de la vida humana fuera de los límites que dibujaban la categoría de sujeto autocentrado. Las formas de nuestras relaciones asumen una dinámica transindividual, y es la propia subjetividad la que se descompone en un conjunto de movimientos moleculares, agenciamiento de las enfermedades en las que coexisten los registros biológicos, químicos, económicos y sociales. Este escenario es el que ha permitido comprender la salud humana en una escala sistémica a nivel molecular y planetario. El control lo incluye todo y lo que antes entendíamos por salud, ya no corre más. Hoy, las ecologías mentales conforman los fundamentos inmateriales de los nuevos paisajes y territorios de la existencia. Desde esta matriz reflexiva, las obras de Bimer van organizando una experiencia de alteración perceptiva y estructural sobre la pregunta por la salud humana. Se abren nuevas formas de percibir, abarcar y tomar distancia crítica del complejo sistema de control por el que atraviesa la segmentaridad clínica de lo humano.     

Nos encontramos en esta exhibición con diversas formas de la experimentación de los lenguajes artísticos. Formas de alteración que caen con y sobre lo pictórico, en el objeto médico en tanto instrumento de control y, sin lugar a dudas, con el carácter bio-social que asume la instalación-ambiente que contiene este régimen de obras. Es un ambiente y una atmósfera, en la cual se aborda la vibración silenciosa de los modos de subjetivación del pathos contemporáneo, es decir, la descomposición de la escala humana en lo biológico.

Vista de la exposición “Aires Reunidos”, de Adolfo Bimer, en la Galería Patricia Ready, Santiago de Chile, 2022. Foto: Felipe Ugalde
Vista de la exposición “Aires Reunidos”, de Adolfo Bimer, en la Galería Patricia Ready, Santiago de Chile, 2022. Foto: Felipe Ugalde
Vista de la exposición “Aires Reunidos”, de Adolfo Bimer, en la Galería Patricia Ready, Santiago de Chile, 2022. Foto: Felipe Ugalde

II

Ahora bien, este proyecto instalativo se ha cuidado de dejar en escena un claro semblante poético sobre el acceso visual de sus obras. Las pistas que reúne ese pliegue, han quedado plasmadas en un pequeño fichero médico que oficia como hoja de ruta para las obras. Esta solución escritural del catálogo de la muestra es fruto del trabajo colaborativo entre el artista y el poeta José Badía. Un cruce de aguas entre lo visual y lo poético, que se presta de total agrado a la comprensión del encierro translúcido y al padecimiento propio que determina la experiencia de esta exhibición: una sala de espera médica. Cada obra asciende a un especial diagnóstico que ha quedado archivado dentro de aquel fichero-catálogo usado como collage poético.

La orgánica respiratoria en la que se suspende el acoplamiento de lo visual y lo poético (el sentido político y atmosférico de la espera), tiene por fin desviar el acceso de una lectura teórica de dicho procedimiento. Sin embargo, me gustaría sumar desde esa exterioridad, profundamente significativa a la experiencia interna de esta exposición, algunas observaciones críticas. Digamos que la teoría funcionará aquí como un cuerpo extraño, algo que de forma crónica y patológica siempre llega después. En el mejor de los casos, quizás, un aire o un respiro para pensar la orgánica de sensibilidades materiales que reúne esta instalación.

Cada una de estas obras, en su disposición y condición objetual, contribuyen a generar un ambiente detenido. Es una instalación en la que el espacio y, de forma más determinante aún, la finitud de la temporalidad humana adquiere una presencia visual que logramos vincular a nuestra más o menos similar experiencia en los sistemas de salud. Se abre una red de conexiones que logramos captar subjetivamente en el reconocimiento especular de que algo de todo aquello que nos rodea forma parte de nuestro propio cuerpo. Bimer logra que su propia instalación sea el plano expandido de un mundo biológico y patológico que indefectiblemente nos constituye, pero que, aun así, y por fuerza vital —necesariamente— desconocemos. Es más, la experiencia colectiva de esta instalación permite que por un instante se anule o desaparezca la línea de separación que hay entre espectadores y potenciales pacientes. Es un fenómeno que gravita desde la conciencia reflexiva del arte hacia el registro contemporáneo de nuestros actuales modos y condiciones de vida sanitaria. Y que, al quedar las categorías de espectador y paciente en esa zona especular o de libre intercambio, dan el tono crítico —y sin metáfora alguna— sobre lo que significa la crisis de sentido que envuelve las prácticas del arte contemporáneo.

Vista de la exposición “Aires Reunidos”, de Adolfo Bimer, en la Galería Patricia Ready, Santiago de Chile, 2022. Foto: Felipe Ugalde
Vista de la exposición “Aires Reunidos”, de Adolfo Bimer, en la Galería Patricia Ready, Santiago de Chile, 2022. Foto: Felipe Ugalde

III

En esta exposición fluyen en muchos niveles y magnitudes la capacidad del arte de dar cuenta del tiempo: el asunto de la espera como expectativa humana y, también, el tiempo histórico del arte marcado por el agotamiento como destino. Ambos horizontes se cruzan en la sensibilidad material de lo pictórico que está presente en cada una de las obras; la cadencia del paso del tiempo que se va coagulando y dejando señales claras de esa extenuación de los recursos utilizados e intervenidos.

El arte de Bimer comienza a desplegar su giro pictórico-instalativo estando ya dentro del cuerpo; desde ahí se abre el proceso de descomposición político-estética de sus investigaciones. Así, el orden deconstructivo de los acontecimientos que nos aquejan como humanidad, cuerpo, tejido, flujos, van siendo procesados y sintetizados como estudios de enfermedades. El tiempo, el agotamiento y la caducidad misma de los recursos confirman el ingreso a una nueva forma de paisaje biológico y a una nueva forma de disolución representacional del cuerpo.

Más que un procedimiento pictórico específico o acotable, lo que hay es una transfiguración de lo pictórico que va transitando a través de diversas apropiaciones y usos de los sistemas de representación médica. Los ficheros corroídos por pinturas industriales y pigmentos naturales como el del súper alimento maqui otorgan ese cromatismo púrpura intenso; los ceniceros en cápsulas de Petri conteniendo pequeños estratos de diversos minerales orgánicos; la sangre comprimida en las placas de un objeto escultórico que dibuja un perfil cordillerano. En todas estas piezas, la experimentación material trasciende los límites definidos de su función objetual, sin por ello anular del todo los límites de su reconocimiento. En ese sentido, entendemos que hay aquí un trabajo calculado sobre las superficies, un trabajo de laboratorio que deja en vista el estado de inter-metamorfosis que sufren los objetos en sí y entre sí. 

Vista de la exposición “Aires Reunidos”, de Adolfo Bimer, en la Galería Patricia Ready, Santiago de Chile, 2022. Foto: Felipe Ugalde
Vista de la exposición “Aires Reunidos”, de Adolfo Bimer, en la Galería Patricia Ready, Santiago de Chile, 2022. Foto: Felipe Ugalde

Aires Reunidos, como conjunto instalativo, es una muestra que está diagramada sobre la escala cotidiana del tiempo. Esa dimensión temporal recorre cada una de las obras, pero, de forma más contundente, emerge cifrada en la construcción de los módulos que componen la pintura que ha sido aislada y la pieza pictórica central que opera como membrana de separación. Efectivamente, cada uno de estos módulos ha tomado del diseño cuadricular de los calendarios su propia geometría. Cada cuadro pictórico, cada recorte de aire o ausencia, se ofrece al tiempo en que se delimitan los días y semanas dentro de un mes. Es una instalación en la que la apropiación infratecnológica del espacio (la arquitectura) y el tiempo (agotamiento) son reclamados para dar cuerpo a cada una de las condiciones morfológicas de las obras.

La pintura como transfiguración de las enfermedades toca los límites del paisaje en un sentido biológico y nosográfico en términos representacionales. Desde una perspectiva física y química, las imágenes que alcanzan estas pinturas son fruto del proceso de disolución y coagulación matérica de los pigmentos industriales y orgánicos. Exhiben un imaginario sub-representacional y previo a cualquier tipo de figuración humana; hablamos de un paisaje otro del cuerpo humano, de la vibración imperceptible que marca el desgaste de toda materia viva.

Dos aspectos no sólo referenciales que se conjugan en esta experiencia son las enfermedades de tipo mental y la espera como consumo de tiempo burocrático. Ambos factores ponen un acento político que termina por expandir los alcances críticos nacidos de las distintas experimentaciones técnicas de esta instalación. Dicho esto, las obras de Bimer se enfrentan a dos de las aporías más complejas de nuestro presente: la masificación de los padecimientos mentales y la intensificación de los modos burocráticos de padecer la vida contemporánea. Al hacerse cargo de pensar las ecologías mentales, esta muestralleva de forma natural a la repolitización de la psiquis humana. Instala otra forma del paisaje de lo humano y conecta los sustratos químicos, biológicos y sociales en la experiencia política del día tras día que nos toca vivir.

Vista de la exposición “Aires Reunidos”, de Adolfo Bimer, en la Galería Patricia Ready, Santiago de Chile, 2022. Foto: Felipe Ugalde
Vista de la exposición “Aires Reunidos”, de Adolfo Bimer, en la Galería Patricia Ready, Santiago de Chile, 2022. Foto: Felipe Ugalde
Vista de la exposición “Aires Reunidos”, de Adolfo Bimer, en la Galería Patricia Ready, Santiago de Chile, 2022. Foto: Felipe Ugalde

Aires Reunidos, de Adolfo Bimer, se presenta hasta el 24 de agosto de 2022 en la Galería Patricia Ready, Espoz 3125, Vitacura, Santiago de Chile

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