INÉS VERDUGO: COMO UNA PINTURA NOS IREMOS BORRANDO, COMO UNA FLOR NOS IREMOS SECANDO

Por Daniel Garza Usabiaga | Curador

Como una pintura nos iremos borrando, como una flor nos iremos secando fue el proyecto que Inés Verdugo (Guatemala, 1983) concibió para Inestimable azar, la emisión XIV de la Bienal FEMSA, que se presentó en Morelia en el2020. En febrero de ese año, la artista viajó a México y juntes recorrimos las sedes de dicho evento en el estado de Michoacán. Como parte de este recorrido visitamos varios ejemplos de arte público en Morelia y Pátzcuaro que corresponden al periodo heroico del muralismo mexicano, obras públicas de carácter antifascista y didácticas en cuanto a la historia revolucionaria, ejecutadas por artistas como Juan O´Gorman, Marion y Grace Greenwood, Philip Guston o Alfredo Zalce. Durante ese viaje no podíamos ni remotamente imaginar cómo cambiaría la realidad en muy poco tiempo.

Poco después de este encuentro se desató la pandemia global del Covid-19 alterando la vida cotidiana en el planeta por completo.[1] De esta forma, Verdugo realizó su trabajo durante los primeros meses de estricto confinamiento y distanciamiento social. Como millones de personas alrededor del mundo, la artista ocupó su tiempo con una actividad manual. El resultado de estos meses de trabajo fue un textil de escala monumental que puede ser visto como un mural suave. Su factura se caracteriza por un sistema de parches, cada uno ilustrando una especie de escena.

Dentro del arte y producción textil, esta obra de Verdugo se puede relacionar con los edredones tradicionales u otras piezas articuladas mediante la costura de parches, mismos que guardan un fuerte carácter narrativo. En el caso de Como una pintura nos iremos borrando, como una flor nos iremos secando no existe una narrativa secuencial ni determinada sino el juego de múltiples fragmentos, imágenes que encierran los intereses de Verdugo por el espacio doméstico y los objetos que articulan la vida cotidiana, y que califica como evocativos, ya que pueden traer a la mente recuerdos y sirven para vincular o asociar distintas temporalidades o espacios.

Desde esta óptica, el objeto central en esta pieza de Verdugo es un orinal.[2] Tiende a aparecer en la gran mayoría de los fragmentos que componen su pieza textil. Ya sea solo o en conjunto, realizando funciones para la que no fue concebido o en estrecha relación con humanos o animales, el orinal se presta a “un instinto impulsivo/obsesivo” que inventa “una serie de juegos y rituales” alrededor de este objeto. Un cisne bebe agua de un urinal mientras que otro objeto de este tipo funciona como una especie de hogar intrauterino para un ser humano. Otro personaje pesca con su caña un urinal y lo saca de un lago, otra representación humana lo emplea para jugar con un perro. De esta forma, el objeto aparece en este textil mural como el centro de numerosas situaciones que van desde lo cotidiano hasta lo imposible, y sirve para articular múltiples relaciones potenciales entre individuos, animales y cosas. Todas las escenas ilustran el interés de la artista en alterar el dominio de lo cotidiano en un nivel bastante íntimo (como el lugar que ocupa la casa en proyectos previos), mediante una particular poética que es rasgo definitorio de su producción. 

A través de las imágenes presentes en su obra, se pueden apreciar especulaciones más amplias o asociaciones por parte de la artista, como la que se sirve del urinal para señalar la estrecha relación de los humanos con el agua, como un elemento simbólico que puede vincularse a la transitoriedad de la vida. Esta cuestión también está en juego en el título del proyecto, tomado de un poema de Nezahualcóyotl, así como en las reproducciones en cerámica del orinal que se prestan a ser vistas como ejemplos de naturalezas muertas. Como en las numerosas escenas presentes en el mural textil, estas cerámicas desafían los arreglos y usos habituales del orinal al presentarse como torres, mediante su apilamiento, y funcionando a manera de recipientes de flores –un elemento común en la tradición del vanitas, que con su presencia alerta sobre la fugacidad de la vida sobre la tierra.

A un año del fin de la Bienal FEMSA, Como una pintura nos iremos borrando, como una flor nos iremos secando se presenta en la Ciudad de Guatemala en un espacio idóneo para su exhibición. Además del textil de dimensión mural que se mostró en Morelia, Verdugo incluyó en esta ocasión otras piezas de menores dimensiones, así como nuevas cerámicas. Las primeras siguen el modelo de parches presente en la pieza monumental. En Otras fantasías, por ejemplo, el objeto vuelve a aparecer en el centro de varios escenarios imposibles: un par de personajes nadan junto a orinales de grandes dimensiones, otro carga un orinal de gran escala como si se tratara de una pesa, otro personaje se lanza en clavado al interior de uno de estos objetos.

Todo pasó a media noche parece retomar el tema de la transitoriedad de la vida a través de la figura del orinal y su vínculo con el agua. Las cerámicas difieren en gran medida a las piezas del mismo tipo presentadas en Morelia en dos sentidos: tanto en su solución -en esta ocasión el apilamiento de urinales es más frecuente-, así como en el papel más definitorio que juegan las flores como parte de la escultura, como un elemento más plástico. Prueba de esto es el uso de flores secas en La flores también se enferman, la especie utilizada en Euforias o su arreglo o disposición, como sucede en Conversación.

[1] Empezó un periodo de estricto confinamiento que obligaba a estar en contacto a distancia. La comunicación entre nosotros transcurrió de esta manera. Bajo esta modalidad comenzamos a trabajar y discutir sus ideas sobre su proyecto. El confinamiento se extendía. La pieza se empezó a ejecutar dentro de este contexto. En más de un sentido el trabajo de Verdugo es emblemático de este momento. La fragmentación de la antigua “normalidad” también nos obligó al equipo de la bienal a ser imaginativos para solucionar el transporte de la obra a México. Por esto, gracias Cata <3   

[2] Verdugo menciona: “Sabemos que los objetos perduran por más tiempo que la vida humana. Tras la muerte de mi abuelo robé su orinal metálico, brillante y seductor. Su forma, contenido y olor me llevaron a encontrar una relación entre el objeto y mi cuerpo”.

Como una pintura nos iremos borrando, como una flor nos iremos secando, de Inés Verdugo, se presenta del23 de abril al 28 de mayo de 2022 en La ERRE, Vía 6 2-60, Ciudad de Guatemala.